domingo, julio 15, 2012

Histérica

Anita:
Son las 7:29 pm del 15 de julio de 2012. Estoy vaciando cajones. Estoy poniendo cajas en orden de prioridad cerca de la puerta para que tus papás sepan, en dado caso, qué es lo tienen que ir mandando primero. Puse al principio de la fila los cajones de los suéteres, luego el estéreo pero esa ya es chiflazón mía. Estoy preparando una caja que es la que llevaré conmigo la próxima semana que me toque ir a encontrarlos. Sigo histérica y probablemente tú también. Este cambio ha sido terrible para ti y para mí. Creo que lo ha sido porque dedicar dos semanas a despedirse es una especie de agonía, es una especie de no saber qué cosas llevarte, qué cosas tirar a la basura y que cosas dejar. Y es que es eso Anita. El viernes no pudiste hacer lo que estoy haciendo yo porque, creo entender, lo que nos empeñamos en llevar en nuestra maleta es nuestro hogar y eso nunca se va a poder. El hogar lo llevas tú, contigo, en este momento, rumbo a México. Yo me quedé entre cosas que suponemos o suponíamos valiosas, pero no es cierto. En este momento los libros no tienen sentido, el montón de tijeras que recorta en distintas formas no tiene sentido, las patinetas de Diego  Santiago no tienen sentido. No tenemos tantos brazos para llevarnos todo aquello que mal que bien fue nuestro hogar durante 5 años

En lo personal, queridos lectores, he tenido ocho mudanzas en mi vida. Esta es la novena. Ya debería aprender a no tener apego a las cosas y ya debería entender que un poquito de mi se va quedando en cada lugar que he vivido. Esta vez lo que lo hace tan diferente es desmantelar nuestra guarida que hasta el último minuto me está sacando de quicio, por como han de recordar, siempre siempre me sacó de quicio vivir bajo ciertas circunstancias. Tengo que hacer numerosas notas mentales de por qué hay que rescatar lo que pueda rescatarse y decir adiós a aquellas que estaremos dejando a su suerte.
En estos momentos pienso que ya no me quiero cambiar nunca más de casa, ni de ciudad, pero eso sería una gran mentira. Creo que yo bien podría vivir en uno de esos estereotípicos circos o en una caravana gitana, es como irse moviendo con el hogar a cuestas.

Anita:
Se me va a quitar la histeria. En estas dos semanas no estuve ni nerviosa, ni estresada, ni ansiosa, estuve HISTÉRICA. Pero yo siempre he querido esto, y sabemos que todo es para mejorar. Nada está escrito, pero por lo menos tenemos que seguir escribiendo esta historia, ¿no crees?

No hay comentarios.: