domingo, julio 15, 2012

Otra despedida

Cuando Manuel y Elva se fueron a Redmond lloré. Lloré como una pendeja, cada quién llora como puede y yo siempre lloro así. No fue la primera vez, ni será la última. Las despedidas siempre duelen. Duelen un chingo. Perdonarán mi francés, sale más laico cuando duele más. Despedir a los amigos, dejarles ir es como dejar ir una parte de ti misma. Y cuando es por el bien de las personas queridas una necesita terapiarse, sonreír y decir: "¡es lo mejor porque va a crecer y tener todo lo bueno que se merece en la vida!" Pero el egoísmo cala reteharto y muy hondo. Ya sentadita a solas y con la tranquilidad de un domingo a cuestas es muy duro recordar.
Pasé meses en duelo, pero salí adelante, como debe de ser en estos casos. Gente morbosa hasta se preguntó si no era demasiado llorar para un par de amigos. Y creo que la respuesta es es no, lloré muy poco, amigos así son tan únicos que hay que llorarles más. Benditas las nuevas tecnologías, el skype y todas esas monerías que acortan las distancias y unen los corazones.
Ahora me voy yo. Yo no sé si yo llegué a tocar algún corazón con esa intensidad y esa fuerza, pero sé que el mío ha sido tocado de una forma inexplicable aquí. Mis afectos siempre tienen nombre y apellido, y hasta signo zodiacal. Ahora nos vamos y es sólo a la vuelta, porque el viaje al DF está en corto, pero saber que todo cambia me deja otra vez en un sentarme a llorar. Me voy porque quiero, de aquí nadie me corre, pero tengo razones poderosas para marcharme. Me voy porque las circunstancias de vida son insostenibles, la casa se cae a pedazos y elrealismo mágico que se apodera de esta casa cada día está más próximo a apoderarse de nuestros cuerpos también.
Me voy también porque lo que más me gusta hacer y lo que más disfruto aquí ya no lo puedo hacer. Me voy porque soy bien pinche suertuda y en el momento en que alguien me quizo sacar por la puerta trasera un gran portón principal se me abrió enfrente lleno de más y mejores oportunidades de vida. En definitiva, me voy porque quiero... pero no quiero. Dejo a alguien a quien no quisiera tener que dejar bajo ninguna circunstancia. Dejo a quien por accidente le dio un giro de 180 grados a mi vida y me hizo ver las cosas como nunca antes creí verlas. Mi vida de madre, mi vida de señora, mi vida de gente mediocre, mainstream, dio un giro inesperado en el momento menos pensado. Dejo a una gran persona, dejo a una amiga.
Me voy con lo que es mío y me parte el alma tener que dejar lo que no lo es.

1 comentario:

Opiniones incorrectas dijo...

Te entiendo perfectamente. La mayoría de mis amigos viven al otro lado del mundo y mi mejor amiga vive en otro país también. Los extraño cada día.