jueves, noviembre 08, 2012

Trabajo comunitario

Hace una semana, más o menos, hubo una junta en la escuela de Diego y Santiago. La directora prácticamente estaba abriendo las puertas de la escuela para cualquier clase de trabajo que quisiéramos hacer en cuanto a los grandes temas del plantel. Resulta que somos "los parientes pobres del amor" de la Delegación Benito Juárez y eso trae por la calle de la amargura a algunas maestras y a algunas madres de familia. Ni tardas ni perezosas, Ana y yo nos apuntamos a participar. Prácticamente a lo que fuera pero sobre todo a los que nos gusta y sabemos hacer. Es así como el día de hoy acompañé a Ana a la biblioteca de la escuela y estuvimos limpiando, acomodando y haciendo inventario de algunos libros. Ana, además, tuvo la oportunidad de darles un pequeño taller de pintura a los niños del grupo de Diego porque la maestra está casi que con las puertas para que cualquier gracia que sepamos hacer vayamos y la hagamos. 
Me encanta la actitud de la escuela. O sea, peor no podemos estar en cuanto a rendimiento, así que en la crisis decidió invitar a todos aquellos que quisieran involucrarse a aportar algo. La medida tiene un espíritu de que no tenemos nada que perder probando nuevas formas de hacer las cosas. Soy de la idea de que, a como están las cosas, hay que hacer que operen las cosas que ya tenemos. O sea, ni Ana ni yo en nuestra vida podremos pagar un colegio privado pero tenemos la escuela pública y hay que hacer que funcione. Yo me pregunto si de tener un hijo pero dentro de un esquema heterosexual, también me habría interesado entrar a la escuela. Es un hecho que la principal preocupación que tenemos es que se trabajen los temas que nos afectan directamente: núcleos de convivencia,  homoparentalidad, equidad de género, bullying misógino y homofóbico. Nosotras tenemos una agenda muy específica: hacerle marca personal a todas las formas de discriminación implícitas y explícitas sobre las lesbianas y las madres lesbianas y bajita la mano, nos estamos aventurando en un terreno que nos trae desconcertadas: la visibilidad de la maternidad lésbica en las escuelas.
Nada menos hoy. Una madre de familia se le acerca con gusto a Ana y la saluda. Al verme, le dice con falsa ingenuidad: "¿Es tu prima?" Ana tuvo que fajarse y contestar lo que es: "No. Es mi esposa". Otra pequeña conquista. A la hora del taller en el salón de Diego, nuestro pequeño dramo king se puso a llorar y la maestra con toda su pedagogía clásica le dice: "A ver, Diego, si quieres que tus mamás regresen a trabajar con nosotros tienes que portarte bien".
La biblioteca requiere mucho trabajo, así que si las cosas siguen como hasta ahora, tendremos la oportunidad de estar infiltradas en la escuela unos días más. Haciendo lo que sabemos hacer pero sobre todo haciendo lo que necesitamos hacer: sensibilizar.
Menudo giro el de nuestro activismo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pues dejame decirte que este nuevo de su activismo es el mejor que pueden tener, porque estan sensibilizando a la siguiente generacion y eso no tiene precio.

Con un solo niño que crezca libre de homofobia, misoginia y todos estos males ya se habra ganado mucho.

= )

Linda dijo...

Totalmente de acuerdo con Anónimo. Y lo mejor de todo, es que los padres/madres siempre aprendemos de los hijos...así que habrán ganado por partida doble. Felicidades!