domingo, agosto 12, 2012

Día 16 bis

Al final, fuimos con Marlene a un parque fresón que está en la colonia Nápoles. Qué bonito es lo bonito, no hay duda, pero a veces uno se pone a pensar por qué no todos los parques de México son así de coquetos. Cuál es el afán de dejar todo feo las áreas en donde no vive la gente bien.
El parque se llama Esparza Oteo y luce más o menos así:
En este tobogán se la pasó casi todo el tiempo Diego


El área que no es de niños luce más o menos así


Hay bancas de concreto para dos personas que yo creía que eran de pic nic romántico pero si te acercas bien tienen dibujado un tablero de ajedrez.

Recién llegados, Santiago tuvo una urgencia de orden fisiológico, así que fuimos a un cafecito muy a gusto que se llama DOS DE AZÚCAR. El chavo que nos atendió se portó muy bien y hasta les prestó un dominó a Diego y Santiago. Un dominó para niños, claro. Justo a la hora que llegamos resultó que nos dimos cuenta de que estaba la clausura de las Olimpiadas y Marlene quería ver a las Spice Girls y tuvimos la gran suerte de que en cinco minutos salieron al escenario.
Decidimos regresar un rato al parque para desquitar la ida y Diego y Santiago la verdad que sí se concentraron en disfrutar. Hay una mini ciclopista/ vitapista y Santiago se puso a correr como tres vueltas, yo creo que se quedó traumado con las Olimpiadas. Diego se entretuvo bastante con el tobogán de la primera foto y ahí hizo un amigo llamado como él, Diego. Marlene tenía la teoría de que en realidad el otro Diego le estaba tirando la onda a MI Diego, pero bueno, estos niños capitalinos.
Al final, no se querían ir, casi me lloran, pero los convencí. Nos fuimos caminando hasta el World Trade Center y por si fuera poco, me los traje caminando hasta la casa con una respectiva parada técnica en un Super 7 porque a Santiago le dolían sus piecitos.
Hoy les tocó dormir conmigo, así que les puse pijama y los distribuí en la cama. Mientras preparaba los acomodos, Diego fue por su sleeping bag para taparse pero cuando regresó quién sabe qué pirueta hizo que nos terminó encerrando con llave a Santiago y a mí. Diego estaba en colapso nervioso, llore y llore. Cuando determiné que no tenía ninguna de las partes de su cuerpo atorada en la puerta le dije que se calmara, que no llorara y que girara la llave. El muchacho estaba frenético porque, según él, tenía miedo. Cuando lo convencí de que dejara de llorar por un momento y girara la llave al otro lado, por fin pudo abrir y entrar. Ya con mayor calma y a punto de dormir me pidió, no un besito de las buenas noches, no que le leyera un cuento ni nada de esas ñoñerías, me pidió que le pusiera un video de youtube. Yo le dije que sí, pero que nada más uno.
Ni se imaginan el video que me pidió:



Qué darksssss me salió mi hijo. O sea, a ver si entendí bien: ¿Le da miedo quedarse solo del otro lado de la puerta, pero pide ver el video de los esqueletos verdes de la canción del señor que se murió que en el video se convertía en hombre lobo y bailaba con zombies?

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