sábado, agosto 11, 2012

Día 15

15 es un número respetable, ya suena a bastantes días. Diego y Santiago durmieron conmigo y el acomodo que hicimos, el original, no es tan desastroso, ahora solo me despertaron un par de veces. A quince días del viaje, una empieza a sentirse muy doméstica, como si la única preocupación personal fuera qué van a comer los hijos, a dónde vamos a salir a pasear, con qué los voy a entretener. Intento hacer otras cosas para no enloquecer, pero por ejemplo, si intento escribir (esto o la novela que tengo arrumbada desde que llegué al DF) no pasan ni 15 minutos cuando una tragedia ocurrió. Ya sea que Santiago empujó a Diego,  que Diego no deja que Santiago juegue, que el gallo decide cantar, etc, etc.
Habíamos visto en el Tiempo Libre que había un show llamado Alicia, Alicia en el Centro de las Artes. El show sería a las 5:00, así que yo pensé que media hora de anticipación era suficiente. Pues resulta que no, que la gente estuvo haciendo fila desde las 3:00 pm. Justo afuera de donde fue lo de Alicia, Alicia iba a haber un espectáculo de danza contemporánea llamado Loto Rojo. Cuando Diego se dio cuenta que no habíamos llegado a tiempo a lo de Alicia se puso a llorar y entonces le dije que nos fuéramos a la casa, pero a la mera hora dijo que mejor dejaba de llorar y nos quedábamos a lo de danza. A Diego lo perdimos como a los 10 minutos: se quedó profundamente dormido. Este es un corto de lo de Loto Rojo:




Como verás, la onda estuvo intensa y difícil de explicar a los niños. Sobre todo porque cuando Diego preguntó (y antes de que se durmiera) no le supe explicar bien a bien qué  tenía el hombre con capacidades diferentes. Estábamos casi al aire libre, así que empezó a refrescar porque estuvo lloviendo. Al terminar el espectáculo, fue un suplicio soportar a Diego llore y llore. Los llevé a una maquinita para comprarles un chocolate para que entraran en calor, pero Diego rehusó porque él no quería chocolate, porque tenía frío, porque le quemaba, porque la mosca voló. Total, cuando casí le meto el chocolate por la nariz, le empezó a dar sus traguitos y justo lo que me temía, se empezó a poner de buen humor. Ahí noté que Diego traía una costura tipo Frankestein detrás de la oreja, al parecer, les está valiendo madres y siguen jugando muy tosco con el gato.
Estuvimos sentados en una banquita esperando a que se pasara la lluvia, en ese pasó un hombre con sus dos hijos y se topó con otro. Yo no lo hubiera reconocido si no es porque el fulano se lo presentó a su acompañante como: Juan Carlos Remolina, uno de los que salió en Y tu mamá también. Estoy perdiendo el toque groupie porque aunque estaba frente a él no me inmuté. El vato es el que hizo el papel de Jano.
En fin, ya es más o menos hora de mandar a tus hijos a la cama. Mañana no sé qué onda, no sé todavía  si me voy a ir a hacer fila desde la 1:00 pm al Centro de las Artes para ver el show de Alicia. ¿Estará muy bueno o porqué tanto escándalo?

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