Día 14

¿Qué? ¿Ya es el día 14? Eso quiere decir que hemos llegado a la mitad del viaje. Digo, nos dijiste que te íbas 28 días, aunque por ahí hayan dos días que no me cuadran. En fin.

Anita:

El día de hoy decidí reposar. Ayer, cuando venía de regreso de nuestra travesía por Iztapalapa y justo a punto de cruzar División del Norte me tronó el chamorro. Sí... el chamorro. Jamás en mi existencia me había tronado una parte tan exótica como el chamorro. Ese trayecto lo tuve que hacer a gallo gallina y tus hijos se lo tomaron a broma, pero bueno. Llegué y me tiré en la cama convencida de tener un desgarre chamorril. Tenía planeado salir para comprar café y cenarnos la novia. Como ayer llovió todo el día estuve esperando a que se pasara la lluvia. Antes de que dejara de llover sucedieron dos cosas. 1) Diego se quedó dormido y 2) Dieron las 11:30 pm. A esas horas ni Sampi estaba despierto, aunque sí le di su pedacito de pan.

Hoy en la mañana, siguiendo los consejos de Jess, me lancé en una expedición de bajo impacto a buscar escuela. Fui a dos, una que está por el ISSSTE en Félix Cuevas y otra que está justo detrás. En las dos, ni siquiera nos abrieron la puerta. A lo mejor yo entendí mal y es el otro jueves al que se refería porque por estos rumbos ni un alma, ni siquiera el conserje. Por otro lado, estoy busque y busque dónde queda nuestra zona escolar y, para el caso, la región. Esto, desde luego, quedará rezagado para la próxima semana pero es en serio que estoy poniendo todo el esfuerzo. El tiempo pasa distinto arreando dos gnomos de cinco años. Además, jueves y viernes estuvo llueve y llueve.

Diego anduvo casi todo el mediodía de mírame y no me toques. Así que a la octava vez que se puso a llorar porque se pegó con quién sabe qué, decidí darle terapia canguro. Estuve sobándolo, abrazándolo, acicalándolo hasta que se tranquilizó. En el inter, pensé en ponerle una de sus canciones favoritas, la de Los Changos de Pescetti, pero yo no sé en qué momento creció o qué fue lo que pasó que me dijo que si por favor cuando se acabara la de los Changos le podía poner la de "castígame", o sea, esta:

Santo fantasmita.

En la tardecita fui con Marlene y Agar a jugar dominó al café de la Selva. Diego y Santiago se portaron maravillosamente bien, igual el descanso también les hacía falta. Estuvieron turnándose la compu para jugar al Buho Boo, Santiago hizo un poquito de los ejercicios de maduración, luego estuvieron abajo volviendo locos a los meseros y terminaron contándoles una historia de unos duendes.

Marlene, como siempre, nos enseñó una novedad. Se llama beisbolito y son nueve partidas de dominó. Está muy padre, lo jugamos cuando regreses.

No sé qué haremos mañana, tal vez también decida descansar y hacer algo de bajo impacto. Ya te contaré.

Por cierto, tu gatos camina en dos patas, como Cloti. Creo que tus hijos la han estimulado mucho.