lunes, agosto 06, 2012

Ana anda de gira: Día 7

El viernes por poco y no me despierto. La desvelada fue atroz con eso de que anduvimos "de bar en bar". Bueno, no, en realidad sólo fueron dos. Primordialmente gays, pocas o ninguna lesbiana. Me he divertido mucho con mi trabajo de "traductora no autorizada," para algunos que lo han necesitado. Traducir cosas como "your so young and cute" o "is it all right if I touch you here?" jajaja.
Así pues el viernes, después de tremenda desvelada, de verdad sentía que el piso estaba más duro que de costumbre. Mmmm, no quiero que se queden con la idea de que traía una cruda de aquellas porque no era el caso. Lo que sucede es que tengo lastimado el mismo pie en el que me hice el esguince el año pasado, así que las caminadas no me han ayudado tanto. Sentía que el piso se me movía y con trabajos llegué a la regadera. Pero el show debe continuar... Y lo dice la que tiene como 4 días de retraso en su descripción diaria.
Lo prometo ponerme al día ahora sí.
A final de cuentas sí llegué a tiempo al lobby y eso es lo que importa. Lo malo es que Crix sigue convencida de que la dejé plantada y que habíamos quedado de vernos el vioernes a mis 8 am, sus 7 de la mañana. La verdad, yo le expliqué que esa hora se me complica porque el jueves casi no llego.
A las 9:30 tuvimos cita con Riana Buford de Mautner Project que es una organización comprometida con la salud de las mujeres lesbianas, bisexuales y transgéneras.
De izquierda a derecha Rodrigo, Iván, Mike, Gabriel, una de las mujeres de Mautner Project, Manuel, Riana Buford y Lizeth.
El proyecto es de lo más interesante ya que tienen proyectos para prevenir tabaquismo, obesidad y cáncer cérvico uterino. Además proveen consejería para salud mental.
Más trade fuimos de 11:30 am a 12:45 con Julie Kruse de la Immigration Equality. Su organización lucha por leyes de immigración equitativas para gente LGBT y VIH-positivos. Aquí tuvimos una pequeña intervención fuera de programa con una asociación trans.
En esta ocasión para la comida nos llevaron a un lugar de “sándwiches” que en realidad son como un tipo de paninis. Sea lo que sean, a mi esas cosas no me encantan, amo los sadwichitos caseros de pan blanco y así. Terminé por robarle media ensalada a Rodrigo, no el chofer, sino nuestro compañero de Guadalajara. No iba yo, como buena madre a dejar que se desperdiciara semejante cantidad de alimento. Ahí mismo fui al baño. Qué puedo decir, fue una experiencia espantosa, el piso estaba orinado, los papeles regados, el inodoro sucio. Guack! Todo terrible.
Al terminar la comida corrimos para llegar puntuales con Jeff. Rodrigo, el chofer, tuvo que estacionarse en un lugar prohibido frente al edificio de gobierno donde lo recogeríamos. Pero ni por eso Salió a tiempo. Empiezo a pensar que la puntualidad gringa es un mito y para nada es similar a la inglesa. Cuando finalmente salió nos informó que aún tendríamos que esperar un poco más por su amigo Iván Enrique, el que trabaja en salud y es de Puerto Rico. Otros diez minutos pasaron antes de que el hombre llegara, pero bueno, la verdad es tan simpático que esos detalles se le perdonaron. Nos llevó entonces a un centro comunitario para adolescentes latinos. El lugar es enorme, colorido, fresco. Me parece un lugar en donde los adolescentes se pueden sentir cómodos y desenvolverse abiertamente. Dan educación sexual, regalan condones femeninos y masculinos y lubricantes. Llevo una bolsa llena de regalitos. Me fijé que una actividad que hacen para promover el uso del condón es ponerlos a crear slogans del estilo de “sin globito no hay fiesta.”
Después fuimos a la clínica del pueblo donde principalmente se atiende a gays y trans. Y luego a otra que era un centro comunitario, en este caso exclusivamente de trans.

En la Clínica del Pueblo, nos dieron bolsitas con información y regalitos. Nos hicieron una minifiesta y nos trataron muy bien. Aquí estamos con gran parte del staff.
Terminamos cansadísimos de tantas vueltas, pero estábamos listísimos para ir de compras de pánico antes de irnos a la siguiente ciudad.
Yo aproveché para ir al smithsonian a comprar unas postales de las que me enamoré desde el primer día y un trajesito de astronauta. Y luego fui de nuevo al H&M a comprarle más pantaloncitos a mis hijos. Los amo (a los pantalones y a mis hijos). Hubiera comprado más, pero debo llevarla con calma.
Volví al hotel y me bañé y arreglé y me maquillé dramáticamente para salir de noche con los chicos. Estaba tan emocionada que hasta lo anuncié en facebook.
Pero la vida tenía otros planes. Jeff e Iván Enrique el puertoriqueño que trabaja en salud nos dejaron plantados. Rodrigo mejor se fue a dormir. Liz al gimnasio y a chatear con su mujer. Gabriel a bajar fotos y esperar una llamada de su estación de radio. Manuel se fue por su lado.

Sólo quedamos Mike, Iván y yo que nos fuimos a un barecito irlandés donde Iván y yo dramáticamente perdimos el estilo bailando una canción de Shakira. Nos divertimos mucho y llegamos temprano. Después de todo había que regresar a hacer maletas porque el sábado habríamos de viajar a Atlanta.

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