jueves, junio 07, 2012

México tiene que cambiar

Pensé mucho en cómo titular esta entrada. Pensé en: "¿Alguna idea de lo que es la propiedad privada?" o también en: "Estoy segura que a la FEPADE le gustaría saber esto" o también: "¿Qué pensaría la Coordinación de Idiomas de esto?" o quizás: "Elba Esther Gordillo's Sons" o un muy simple, escueto y sencillo: "Estoy confundida".
Porque en realidad lo estoy.
Como muchos de ustedes sabrán, Ana y yo estamos dando clases en una escuela primaria en una de las zonas más marginadas de Monterrey. Una de las más pobres y por consecuente una de las de más bajo nivel académico. No entraré en detalles sobre mis experiencias con los alumnos porque esas son harina de otro costal. De lo que quiero hablarles es de una serie de presiones electorales a las cuales hemos sido sometidas y que me he callado por este miedo absurdo que todas las lesbianas tienen de perder su trabajo. Hoy de regreso a casa venía pensando en eso precisamente, en cómo he decidido mantener mi activismo fuera de los salones de la SEP en una especie de respeto mutuo que se pactó en el mes de noviembre. En el mencionado acuerdo, nosotras mantendríamos nuestros asuntos activistas fuera de los salones, lejos de maestros y alumnos, y ellos no se meterían con nosotras. Sin embargo, esta notificación no le llegó a alguien en nuestra escuela porque a menos de un mes de las elecciones han pasado mil y una peripecia que relataré a continuación.
Para empezar, quiero aclarar que los maestros de inglés NO pertenecemos a la SEP. Somos contratados eventualmente y le proveemos el servicio a las escuelas, pero ni estamos sindicalizados, ni tenemos prestaciones, ni tenemos nada que ver ni con la Sección 21, ni la Sección 50, ni el SNTE, ni muchísimo menos con el Partido Nueva Alianza. Es decir, como maestra de Inglés yo no tengo ni por qué quedar bien, ni mal con el sindicato, ya que mi única obligación es acatar el reglamento interno de la escuela, cumplir con mis horas de clase y en última instancia rendirle cuentas a la Coordinación de Idiomas.
No obstante y por compañerismo y por armonía, participamos en todas y cada una de las actividades de la escuela en las que podemos contribuir, aún y cuando se trate de recaudar fondos para el delegado del Sindicato. Porque sí, nos piden cuotas carísimas para fiestas de la Delegación, fiestas a las que ultimadamente no tienen, ni tendrán beneficio para un profesor de Inglés que esté bajo el esquema en el que Ana y yo estamos. Lo mismo nos asignan una escuela en Monterrey, que en San Nicolás, que en Guadalupe, que en Apocada, que en Santa Catarina, que en Escobedo.
Total, compramos el boleto y fuimos a la dichosa fiesta que tenía carácter de obligatorio porque en realidad no queremos pelear. Total, a la tierra que fueres, haz lo que vieres. Y la cosa debió parar ahí pero no paró. Cierto día nos solicitaron de manera cordial que apoyáramos al delegado del sindicato que estaba de candidato a diputado en el distrito donde está nuestra escuela. La cordialidad empezó a menoscabarse cuando nos pidieron nuestras credenciales para votar pero como yo ni suelo cargarla y mi domicilio no corresponde ni remotamente a ese distrito electoral, ya ni me enteré para qué las querían. Digamos que ahí se prendieron las señales de alerta y vaya que tuvimos razón, porque fue cuestión de días para que nos pidieran que nos presentáramos un sábado a ayudarle a volantear al candidato. Era casi casi una orden y nadie se atrevió a faltar, excepto Ana y yo que por fortuna teníamos que trabajar ese día. La idea de ir a repartir vasos y demás parafernalia es que como somos los profes de la escuela, las familias nos recibirían de mejor manera si veían una cara conocida. A mí la cosa no me gustó, pero ultimadamente uno es muy libre de hacer lo que quiera; creo que fuera del horario de clases uno es libre de hacer lo que se le hinche la gana... pero por convicción. Yo soy una persona comprometida pero con la causa que me convence. Y el problema con estas exortaciones es que hasta la fecha la única causa por la cual hay que apoyar según he entendido (y a lo mejor he entendido mal) es que si uno está con el delegado, uno puede favorecerse con, digamos, una basificación o un turno en la tarde. Y esa, me disculpan, no es una convicción. Primero, porque la educación en México no debe depender de la simpatía de la cual el maestro goce con el delegado, y la oportunidad laboral tampoco debe depender de ese tipo de conveniencias. Pero bueno, cada quien es libre de apoyar a quien quiera, si es que quiere. Y eso me parece terrible de parte del directivo: comprometer a su personal a apoyar a un candidato sin respetar las creencias, preferencias o compromisos que los demás tienen. Mucho nos han dicho que si ayudamos al candidato en esto, el candidato ayudará a la escuela en el futuro, sobre todo que es la más pobre de la zona. Yo no tengo idea de todo lo que el candidato ha hecho por el plantel. No sé si ha contribuido a las mejoras y no sé de qué manera va a contribuir para corresponder a esta muestra de disciplina política. No tengo idea y me gustaría saber, aunque me parece que sería más loable de su parte que la ayudara por mera buena gente que es. No digo que vaya como buen samaritano por la vida, digo que haga bien su papel de gestor y que no condicione las mejoras que necesita la escuela. En todo caso, yo votaría por él, yo invitaría a la gente que votara por él si pudiera decirles qué cosa importante ha hecho por la comunidad, pero no lo sé, nadie me lo ha dicho.
Yo soy de la idea en que los recursos que son para las escuelas deberían quedarse fuera de esta pugna por el poder político-partidista, en especial en un barrio como ese. Ahí debería estar la mejor escuela, el mejor personal, los mejores maestros. ¿Por qué? Muy sencillo: Nos estamos matando unos a otros, valoramos poco la vida per sé en comparación de vivirla con lo que pensamos que necesitamos, estamos criando pandilleros y malandrines y en lugar de dedicar nuestros esfuerzos y nuestro dinero en echar para arriba la escuela, pretenden que la utilicemos en hacer diputado a un vato que de haber querido ya habría hecho mejoras. En pocas palabras, no hay ni una sola evidencia que indique que si no apoyamos, no quedaremos expuestos como los que no quisimos cooperar, entonces nuestro ascenso y nuestras oportunidades se quedarán en la congeladora hasta que cambie la mesa, el sexenio, etc, etc.
Pero ese finalmente no es mi problema. Acá el problema es otro. Ana y yo simpatizamos con las ideas de López Obrador. Hemos seguido su trayectoria política y como no somos de voto nulo, votar por él se nos hace la mejor opción. Tenemos amistades que están en contra del sistema y quisieran más bien colpsarlo antes que reformarlo. No conozco gente que admita que votará por Peña Nieto, conozco a muchísima gente que juega a que votará por Quadri, y conozco a muchos otros que son panista de hueso colorado y que no les importa que JVM no esté dando el ancho. Si hablamos de partidos políticos, nos inclinamos más a apoyar al PRD por razones políticas. Es el único partido que a nivel nacional ha logrado legislacione importantes como la despenalización del aborto, la sociedad de convivencia y ahora el matrimonio universal. Yo me prefiero apartidista, Ana se prefiere perredista.
Ana y yo decidimos pegar una calcomanía en el Queer Móvil para apoyar al Peje de nuestros amores.


Y el día de hoy en la escuela de pronto fuimos víctimas de una vandalización. A todos los maestros nos pegaron a la de a huevo una calcomanía del candidato de Nueva Alianza.


Aquí es donde pensé lo de la propiedad privada. Tengo mis asegunes con la propiedad privada pero tal cual, en esto caso aplica así:  Mi carro es muy mi carro. Mi carro es mi propieda privada. Cualquier cosa que YO decida pegarle, es muy mi decisión, más en estos tiempos en que hay libertad política... o algo así. Y si ALGUIEN diferente a mí piensa que esa propaganda no debería estar en mi carro, pues ese alguien puede pensar lo que quiera, pero NO PUEDE bajo ninguna circunstancia intentar quitarla para intentar pegar otra.



Ardí en cólera cuando me percaté que habían intentado quitar la calcomanía de AMLO para pegar la del candidato. Me enojó porque no me parece que los tiempos estén para este tipo de prácticas y porque no me parece que estemos obligados a portar propaganda de candidatos con los cuales no simpatizamos en aras de un beneficio personal o porque nuestros jefes se vayan a enojar y nos agarren de encargo. Yo misma tengo mis reservas y no quisiera echarme encima a ningún directivo por esta situación, pero tampoco podemos permitirnos ser tan agachones. Intentamos de buena manera hacerles comprender que no apoyaríamos al candidato. Para nada hemos sido las revoltosas que por todo se pelean pero que no se metan con mis macetas!
Estamos a un mes de las elecciones y el horno está BIEN CALIENTE!
Nuestra postura es esta:
  Ojalá no haya represalias. Ojalá no haya necesidad de pelearnos por esto. Ya les contaremos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pinches lenchas comunistas, quieren votar por el Peje para dejar de trabajar y que les den una pensión por ser madres solteras, aceptenlo no mamen, trabajen huevonas!!!