El próximo jueves

Mi día favorito de la semana es el miércoles. Desde hace muchos años. Es mediación de semana laboral. Es día dedicado a Mercurio, bueno para las comunicaciones, la mente y el fluir de ideas. Me suelo vestir de amarillo... porque sí y ya. Es un día que me encanta y ya estoy programada a sentirme feliz en miércoles, hay dos por uno en el cine y esas cosas lindas que me hacen sonreír.

En cambio los jueves, no sé, creo que ni había reparado en ellos hasta hace unos cuántos años que por pura metafísica absurda comnecé a vestirme de morado o naranja. Por pudor, respeto y discreción me ahorraré de decir lo que hacía los jueves hace algún tiempo, luego empecé a juntarme en consabida cadena hamburguesera de comida rápida. Allí donde está el payasito de pelo rojo, los arcos dorados y todo es Mcnífico. Los jueves se volvieron McJueveros y muy divertidos.

Aquí en una de las últimas Mcreuniones a las que asistimos Crix y yo.

Luego, la vida dio un giro. Ok, MI vida dio un giro. Me entró la crisis de los 33 años y me dio por conocer gente nueva, frecuentar nuevos lugares, y coincidió con la huída (está bien: "migración") de mi familia favorita a los esteits, todo al mismo tiempo. Así fue como terminé festejando los Jueves de Carne Asada junto a mi señora esposa en El Sultán Bar. Fue tanto el empuje de estas reuniones, que sin querer-queriendo inventamos los jueves lésbicos que ahora ya son un trademark del establecimiento.

Aquí publicidad gratuita para el Bar más cutridivertido del centro de Monterrey.

Con eso de lo propósitos de Año Nuevo yo juré que ya no habríamos de volver este año. Y el jueves antepasado lo cumplimos, pero la inercia, las amigas y la verdad, la buena vibra del lugar nos hicieron volver. La frase es ya conocida: "Criseida pone la carne, Denise pone los frijoles y las tortillas llegan solas".

La verdad sea dicha, el lugar me gusta. Y qué le vamos a hacer, habrá que volver "El próximo Jueves".

***Nota de la autora: La canción a la que hace referencia este post es "El próximo Viernes" de Espinoza Paz cantada en versión cover de Thalia la cual escuchamos hasta el cansancio, tanto que terminó por gustarnos y se volvió himno de las reuniones.