viernes, diciembre 17, 2010

Por eso y muchas cosas más

Este es un mensaje en una botella de vino que tiré al mar. Esto es, también, una tarjeta navideña que debería llegar al buzón. Este es el abrazo que no te di, las disculpas que no pedí, las explicaciones que merecías y la muestra de todo todo mi agradecimiento.
Es Navidad y la fecha no me dice nada, pero la aprovecho. Soy un monstruo de frialdad que podría cenar Maruchan el 24 y pasarlo bajo un montón de cobijas viendo películas de Jorge Negrete en youtube. Pero debido a una suerte que no merezco la pasaré con mi familia, con mi esposa, con mis hijos y mis amigos más cercanos. Como decía, yo no necesito la Navidad para escribir ni para decirle nada a nadie, pero la aprovecho, porque entiendo que debe institucionalizarse una fecha para el amor y el perdón y la reconciliación y los buenos deseos.
Este año 2010 ha sido ESPANTOSO, pero no dejo de agradecer todas y cada una de las cosas que me han sucedido, las personas que he conocido, que he perdido y que he reencontrado.
Quisiera que me alcanzara el tiempo, la concentración y la energía para decirle a cada uno de mis amigos lo mucho que me importan, lo mucho que los quiero, lo mucho que me enseñan, lo mucho que los extraño, lo mucho que me gusta verlos a diario o de vez en cuando.
Quisiera que me alcanzara el tiempo y el dinero y visitar a cada uno de aquellos viejos amigos en la distancia; cenar con ellos, darles un abrazo, brindar con cerveza, tener una plática como las que nos echábamos antes.
Quisiera nunca haber perdido a aquellos que ahora ya no están. Quisiera nunca haber abierto la puerta, quisiera nunca haberme ido. Quisiera, en todo caso, regresar. Quisiera tener más corazón y quererlos a todos y que eso me bastara.
En este año aprendí y desaprendí, pero lo más importante de todo es que me volví a enamorar de todas, de todos y de todo.
El 2010 está por concluir. Sigo sin casa, pero tengan por seguro que la virtual morada en que vivo (o viviré) siempre tendrá abiertas las puertas para cada uno de ustedes.
Es 2010 y viví este año en esa parte de Monterrey que se llama San Nicolás y de pronto, al echar un vistazo al pasado recuerdo mi infancia y recuerdo cuando por estas fechas pasaban el éxito de Luis Aguilé, los dejo con él:

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