viernes, septiembre 17, 2010

Post Bicentenario parte 2

Ayer tenía toda la intención de postear mi segunda parte del post bicentenario pero por una cosa u otra no terminé el post. Tenía la idea de hablar de la independencia, no de la de México, sino la mía. Mi enmancipación. Sin embargo no sabía muy bien por dónde empezar, si por la obvia, la independencia de cuando me fui de mi casa en el año 2002 para irme a vivir a Las Cruces, NM o cuando en el 2004 me casé espiritualmente con Ana y decidí vivir fuera del clóset todo el tiempo.
No obstante, tal cual la historia de México, me cuestioné si esto me hacía verdaderamente "independiente". Recuerdo de memoria una frase que siempre le he atribuido a Octavio Paz (y digo que siempre se la he atribuido porque como la recuerdo de memoria creo recordar que la leí en algún momento de mi preparatoria, cuando me dedicaba a coleccionar frases). En fin, la frase era: "La libertad es una conquista y más, es una invención". Me quedó clara la idea desde los 17 años que no se trataba únicamente de conquistar la libertad, sino que se trataba, además, de conquistar un concepto inventado. Y es prácticamente cierto, porque siempre tendremos enfrente una conquista más de la libertad.
En este momento, por ejemplo, estoy HARTA con HACHE MAYÚSCULA de vivir en la casa de mis suegros, pero en realidad eso no me hace ni más ni menos independiente. Muchos se han cansado de recomendarme que termine mis estudios y me ponga a dar clases. Que termine un doctorado y pida clases en una universidad. Tal vez me recomiendan esto porque la familia nuclear de donde provengo todos, absolutamente todos, son maestros: mi padre, mi madre y mis hermanos. La mayoría de mis tíos también. Y porque estudié Letras Españolas y al cabo del tiempo el prejuicio de que los egresados de Letras nada más pueden conseguir trabajo de maestros ha empezado a operar HASTA EN MÍ MISMA.
Recuerdo cuando regresé de Las Cruces. Mi idea era la siguiente: Probarme a mí misma que podía ser escritora. Dije que si para los 30 no publicaba un libro, entonces iba a volver a la academia y hacer carrera en ella, pero no quería estudiar un doctorado, no quería volver a tener que pasar por el trago amargo de los exámenes comprensivos. ¿Pero qué creen? Cuando cumplí 30 publiqué mi primer libro y aún así tomé la decisión de seguir la ruta del doctorado. ¿Me gusta estudiar? ME FASCINA. Pero creo que necesito liberarme de esa idea. Por muchísimas razones. Porque mis etapas más improductivas creativamente siempre están ligadas a mi estancia en la escuela, ya sea como alumna o ya sea como maestra. Porque me desvío mucho, me pongo muy solemne y vivo en una eterna angustia. Porque si lo intento en Estados Unidos tengo que sacrificar mi matrimonio y la vida cotidiana con mis niños ya que ellos no tienen visa y no podrían ni siquiera visitarme. Porque si lo intento en México, es probable que termine exactamente donde estoy ahora: sin trabajo, sobrecalificada, haciendo activismo según mis propios y limitados recursos, escribiendo en los blogs y escribiendo mis historias. Así que, si estuviera en un globo aerostático y tuviera que elegir que ir tirando por la borda para estar muy liviana, creo que tengo que tirar esta expectativa de la vida que nada más me consume memoria RAM en el cerebro y no me deja enfocarme a producir cosas que me hagan sentir mejor conmigo misma. Mi tribulación tal vez es muy burguesa, pero creo que no puedo seguir aferrándome a una idea, a un camino que me venden como "la solución a todos mis problemas".
Tengo que romper este sueño y tal vez así voy a alcanzarlo, pero paso a pasito. Sin avorazarme, sin andarme queriendo comer el pastel de una sola mordida. Solamente rompiendo mis propias cadenas que también son una invención, solamente así conseguiré la también inventada libertad.
En Houston encontré muchísima gente con la actitud de que valías más porque habías obtenido el máximo grado académico. Creo que en el fondo, este pensamiento también es mío, creo que le doy demasiada importancia a un papelito que en definitivo no te quita lo pendejo ni en automático te hace aportarle algo bueno a la sociedad. Creo que en muchos casos y peligrosamente en el mío, se ostenta para saciar broncas con la autoestima.
Ahora bien, la gente, otra gente, se cansa de decirme que la vida ya empezó y sigue transcurriendo y que un diploma más o un diploma menos no tiene que ser el impedimento para HACER LAS COSAS YA!


1 comentario:

Yazmin dijo...

Hola! Yo tambien tengo agendado para algún momento de mi vida el doctorado, es un sueño-meta que he tenido en mi cabecita desde que era pequeña; por que esta agendado? porque cuando tuve que decidir "el siguiente paso a dar" elegi un trabajo que nos diera para vivir lo mejor posible. Nosotras vivimos también algún tiempo en la casa de mi suegra y es una experiencia que no me gustaria repetir ni en mis pesadillas! En fin, el punto es que entiendo lo que comentas en tu post, yo pense algo muy similar en su momento, pero pienso que al formar una familia las prioridades cambian, el "yo" quiere ser el "nosotros"; no me arrepiento de haber pospuesto el seguir estudiando, ahora tenemos nuestra casa, mis hijos pueden pintar (o mejor dicho garabatear) toodas las paredes y pisos y mi mujer puede hacerme cambiar los muebles cuantas veces quiera, y aunque suene a comercial: eso no tiene precio. Así que cada vez que lo pienso, sé que tomé la mejor desición, porque en mi mente y en mi corazón, mis sueños, metas y anhelos, tienen rostros...los de mi familia. Saludos