miércoles, marzo 10, 2010

Todo se lo debo a la Virgencita y a mi manager

Esas eran las sabias palabras del Ratón Macías, sino me equivoco. Pues así es. Una amistad peculiar es la que llevo con Amira. Ustedes no están para saberlo ni yo para contarlo, pero a Amira la conocí cuando estudiabamos el seminario de Literatura Mexicana y supongo que en aquel entonces no daba un cacahuate por mí que era una estudiante de semestres mucho más bajos.
Pero luego tuvimos la fortuna de ser asistentes en el mismo departamento y eso hizo que al menos tuviéramos más trato. Luego ella se fue a Canadá, yo a Las Cruces, ella a Houston y yo a México, DF. Pero el bendito messenger nos mantuvo en contacto y de pronto me di cuenta que Amira era el único contacto con el cual podía discutir ñoñeces de la RAE, la academia y la misión de aquella escuela cuyo nombre aunque me acordara no quiero pronunciar.
Y fue un factor esencial en mi viaje a Houston en más de un sentido. Intercambiamos videos de youtube y hasta hicimos un playlist especial para su tesis que ya muy pronto terminará y dejará de atormentarla.
La cosa es sencilla: Cobija, almohada, cama, micro y aspiradora llegaron un buen día a mi departamento de Houston a la semana de yo haber llegado. Sin Amira el viaje a Houston nunca hubiera ocurrido ni tampoco hubiera sido menos cabrón de lo que fue. Me refiero que yo no llegué a aquella ciudad como muchos otros, sin conocer a nadie. Yo al menos tenía a una amiga que me fuera diciéndo qué hacer cuando se atravesar algo.
Cuando me despedí de ella en mi última día, nos encontramos por casualidad, nos topamos bajo la lluvia de aquel día de enero y me dijo "bueno, ya sé que no es lo mismo, pero ya sabes que ahí andaremos por el messenger".

2 comentarios:

A. dijo...

Gracias.... TOTALES!

Unknown dijo...

de nadas...