Este espisodio tuvo lugar hace casi tres semanas, pero con los posts pre programados hasta hoy le tocó salir...
Está oscuro, muy oscuro, como corresponde a la una de la madrugada. Llegué del trabajo a las doce y cuarto después de tomar un taxi como último recurso tras haber esperado paciente e impacientemente un camión en la parada que decidió nunca pasar. Me senté en la compu un rato a jugar solitario para relajarme, ya que ni el privilegio del Internet me queda.
Finalmente entré agotada y dispuesta a dormir, sin querer pensar en el agobio de madrugar al día siguiente para ir al kinder a dar la clase de inglés. Apenas abrí la puerta, un resorte o mecanismo descompuesto en la cabecita de mi hijo lo ha hecho emerger de las cobijas en un semi-delirio que me hizo dudar, si estaba despierto o es sonámbulo.
Se talló los ojitos, como tratando de enfocarme, para quitarse el también la duda de si soy un sueño o es verdad que me he decidido a pasar por casa.
Un impulso me arremetió a hincarme junto a su camita y emocionada le pregunté:
-- ¿Cómo estás mijito?
Corrió a abrazarme y me abrazó como koala, su estilo favorito, envolvente con brazos y piernas. Me dio un beso. Hubo un silencio. Respiró. Me olió, y una vez que estuvo seguro que era yo, me dijo, todavía con voz ronca y adormilada:
-- Mien.
-- ¿Cómo te portaste?
Otra pausa, pero más breve, en la que supongo que trató de escoger las palabras que mejor describieran la situación.
-- Mien. La Abuela me gañó. No me deja pegale la piñata. La piñata de mi fiesta de Tigger tiene dushes. Mi Güelita no quieh-re que yo pegue a la piñiah-ta.
Su pronunciación es variable según la oración, a veces entrecorta las palabras y hace unos breves suspiros, como el niño con asma en Malcom el de en medio. Me pregunté si me quería decir lo que estaba diciendo o lo habría estado soñando. La fiesta de Tigger no fue la suya, sino la de un amiguito de COMALES un par de semanas atrás. La Abuela no estuvo en esa fiesta, y no podría serle más inclusive si Diego le pega o no a las piñatas.
-- ¿Querías pegarle a la piñata en la fiesta de Tigger, Diego?
-- No, mi Güelita no me deja.
Silencio. Todavía seguíamos abrazados.
-- ¿Ya llegaste de trah-bah-jo, Mami?
-- Sí, Miamor. Y ya es hora de dormir.
-- ¿Me voa normí, Mami? ¿Y tu, te vas ah normí, Mami?
-- Sí, Diego—lo solté y lo coloqué en su lugar en la cama. Me dirigí a la mía para empezar a tenderla porque ese día hubo cambio de sábanas.—Primero voy a tender mi cama.
-- ¿Eh la cama de Mamá, Mami?
-- Sí, Diego, también es la cama de Mamá.
-- Mamá ejtá de viaje.
-- Sí, está de viaje, pero nos quiere mucho.
-- Yo tamié la quiero mucho a-Mamá, Mami. Y la etraño.
-- ¿Extrañas a Mamá, Diego?
-- Sí, tamié la Güelita y Güelito y Tati eh-trañan a Mamá.
Por poco me río en su cara imaginando al Abuelo extrañando a Crix.
--Yo moa dormí, ¿pero me das agua, Mami?
Recogí su vaso y lo fui a llenar de agua. Se lo entregué en la manita y lo volví a acomodar. Me fui a seguir tendiendo la cama, pero más pronto se volvió sentar él y me arremetió con más preguntas.
-- ¿Ete eh cuarto Mamá? ¿Y de Mami?
-- Sí, Diego, es el cuarto de Mamá y de Mami, pero también es de Diego y de Tati, porque aquí está también su cama. Todos tenemos un cuarto.
-- Mamá ejtá de viaje.
-- Sí, Diego, Mamá está de viaje. —Y eso que este es el hijo no repetitivo. Mientras yo seguía en una eterna danza con mi cama, de un lado al otro. Iba y venía. Venía e iba otra vez. ¿Han notado lo difícil que es tender una cama matrimonial sola?
Silencio reflexivo. Calma antes de la tormenta. Tensión que se acumula.
-- Yo no tengo papá. Ejtá mié. Tengo Mamá. Y tengo Mami. Y Tati. Y Güelita y Güelito.
-- Sí, Diego —intenté ocultar mi cara de sorpresa y agregué: --Tienes dos mamás. Una Mamá-Mamá y otra Mamá-Mami.
--Y hejmano Satiago.
-- Y Abuelo y Abuela y muchos tíos y tías y primitos que te quieren mucho, Diego. Mucho, mucho.
--Y Tío Mané. Y Tía Edva. Y Tío Enando. Y Mamá de Lucy. Y Tía Ikché.
Finalmente terminé de tender la cama. Y pude ponerme la pijama mientras enumerábamos juntos al club de fans de Diego.
-- ¿Vas normí, Mami?
-- Sí, mijito, ya es hora de dormir.
-- Y Mamá, de viajeh, ¿va dormí?
-- Sí, precioso, allá también es de noche donde está Mamá y va adormir ya.
-- ¿Con quié dueh-me Mamá de viaje?
-- En su cama, bebé. Mamá tiene una cama allá para dormir.—No me atreví a confundirlo tratando de explicarle lo que es una rumi* a un niño de dos años.
-- Ah.
-- Buenas noches, Diego.
-- Mehnas noche, Mami.
-- Te quiero mucho, Diego.
-- Yo tamié, Mami.—me sopló un besito desde su cama y se acomodó a dormir.
Estoy segura que muchas personas no darán crédito a esta conversación. Me cuento entre ellas. Decidí guardarla en mi memoria (escrita porque la real es de teflón) porque creo quizás sea parte de un sueño. Sólo tiene dos años y no puedo explicarme cómo lo logra. En mi defensa, tengo testigos de su maravillosa elocuencia, como los mencionados Tí@s en su lista de quereres.
Espero muy pronto tener los medios para grabarlo y que de verdad queden pruebas irrefutables. ¡Nuestro hijo dice unas cosas sorprendentes!
*rumi: roomate, compañera de habitación para dividir costos de hospedaje.
6 comentarios:
¡Oh Dios mío! La verdad es que ando muy sensible, pero esa conversación tan abierta que tuvo Diego contigo me sacó un nudo en la garganta.
Él admitió que extraña a su mamá, que la quiere y que se preocupa por ella en tan pocas frases. Un verdadero ángel.
Un abrazo para los tres,
Lisa
P.S. Y uno más para Crix en "Jiuton"...
La verdad es que yo todavía no me explico de dónde saca las palabras para expresar toda su emotividad, y aún así se queda corto!!!
Como si no tuviera ya suficiente crush con Diego vas y escribes esto... Dile que su tia Ikché lo adora tambien.
Hermosos sus hijos...
Definitivamente... hay hijos maestros..
Saludos..
LU
Es la primera vez que entro a vuestro blog pero estar bien segura que no será la última.
Que conversación tan preciosa :) y que hijos tan bellos.
Me encantó éso de que a una mamá la llamen mamá y a la otra mami.
Un saludo /// Eva.
jajaja que hermoso, tus niños son divinos, y esa cnversación es demasiado tierna!!!! yo si te creo que mantenga una conversación cómo esa... mi niño tiene 2 añitos y 9 meses y me sorprende mi misma todo lo que dice!
Un beso!
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