No recuperé al 100 mi voz, pero me prestaron un micrófono y así pude ser más audible para la concurrencia, que la verdad fue bastante buena. Muchas gracias a las asistentas porque tener cuorum (¿así se escribe?) en lunes es un verdadero logro.
A continuación les presento el texto tal cual lo leí el día de ayer en el panel: Butch: especie en peligro de extinción que organizó LesMty para el evento Visibilidades.
Yo soy solo lo que tú me quieres ver
Butch, dice wikipedia, es un rol de género expresado en el contexto de una relación butch – femme, y estas dos palabras de proveniencia francesa dentro de la sub cultura lésbica y gay describe, respectivamente, los aspectos masculinos y femeninos. Es decir, una relación butch – femme responde al estereotipo al cual, al menos en nuestros días, atacamos por ser en sí mismo un esquema acartonado de lo que podría ser una relación lésbica.
Pero dejando las definiciones a un lado, les presento la historia de mi vida. Cuando surgió la idea de esta plática dentro del evento Visibilidades, inmediatamente me apunté para participar por dos razones: porque si por mí fuera tendría el pelo más corto y porque alguna vez en mi pasado mi apariencia física fue bastante masculina, mucho más allá de lo que podría ser considerado tomboy.
Hay tres ocasiones que recuerdo como emblemáticas de esta situación, ya que obtuve respuesta de entes ajenos a mí y que además deseaban de una vez por todas que abandonara mis hábitos de vestido y mi comportamiento machín.
En una ocasión, mi madre nos llevó a mi hermana y a mí a escoger ropa para una fiesta. Yo, en realidad, tenía poca ropa de salir porque como iba a la escuela con uniforme los cinco días de la semana, contaba con lo indispensable y con un montón de pantalones cortos, bermudas y camisetotas aguadas para estar cómoda en casa. Total que esa vez, mi madre se fue a acompañar a mi hermana a las tallas más chicas y mientras tanto yo me sentí en la completa libertad de escoger unos pantalones y una blusa de color liso, sin estampado coquetón ni nada. Cuando mi madre vio mi selección perdió por completo la compostura y me gritó en medio de la tienda: “¡Bueno! ¿Qué tú nunca vas a vestirte como mujer? No eres hombre, por qué siempre quieres vestirte como hombre, siempre te quieres parecer a Carlos[1]”, y acto seguido me enseñó el ultra femenino y ultra maricón vestido que a mi hermana le había gustado para llevar a la fiesta. Yo, con la cola entre las patas, fui y escogí el primer vestido que se me atravesó ante la mirada condescendiente de mi madre: “¿Ves? ¿Qué te cuesta?”.
Pero cuando más fuerte me entró la estética masculina, fue a partir de los quince años que yo sola iba y me metía en las peluquerías para cortarme el cabello chiquititito y andaba con mis gorras para todos lados. No culpo a los que me ven en esas fotos y preguntan quién es ese niño. Y en esos tiempos unos primos, por fortuna menores que yo, me buscaron en una de las fiestas para irse a burlar o algo así. Me vieron y me empezaron a decir de cosas, que si yo estaba loca, que si yo parecía loquita, y en eso pasó otro primo y al enterarse de lo que pasaba dijo con intención hiriente: “No, Criseida no parece loca, parece hombre, quiere ser hombre” y en eso el resto empezó a corear “Criseida quiere ser hombre”, hasta que la amenaza de darles un par de guamazos los apaciguó y un par de palabras que se oyeron muy rimbombantes pero que en realidad no calificaban de insulto desvió por completo la atención del bullying familiar del que estaba siendo víctima. Las palabras no las recuerdo, tal vez les dije que tenían síndrome de papiloma humano o algo así, pero como uno de ellos, el que por casualidad iba pasando en el momento de acoso, se sentía muy inteligente se sintió descontrolado de no saber el significado de lo que estaba oyendo. Aún así, este mismo primo, cinco años después cuando conoció a una de mis novias, me apartó un segundo para decirme: “Acuérdese que usted es mujer, prima, acuérdese de eso”.
Yo entiendo a la perfección que esto del pelo y la forma de vestir y el comportamiento es cosa de género, es decir, es cosa de la construcción social que nos dicta el patrón que cada uno de los seres vivos debe seguir, pero como pertenece a tal categoría, yo creo que nada o poco tiene que ver con que pensemos que debemos ser masculinas para agradarle a las mujeres y mucho menos que nuestro tipo de pareja sea exclusivamente femme.
A mí me encanta la comodidad. Los tenis, los zapatos bajos, los pantalones, las camisetas que no aprieten ni me hagan sentir en un vestido de la Corte europea, pelo corto pa no batallar, y me gustaría que el mundo en general no se portara como el Club de Toby si a una le gustan actividades vigorizantes como la mecánica, la política, los negocios, el fútbol, la carne asada, el jaripeo, la lucha libre y las pesas.Sufrí la mayor parte de mi vida el estrés causado por los comentarios de mis padres y de mis familiares, y pocos, la verdad, de mis compañeros en la escuela. La verdad, considero que me han afectado mucho las críticas hacia mi apariencia y conducta masculina y en mi caso, fue una guerra en la cual capitulé cuando inicié la relación con quien yo considero el amor de mi vida. La transformación fue paulatina y en medio de grandes trifulcas ideológicas. Y claro, todos los comentarios los recibí de mala manera y con una profunda decepción porque pensaba yo que no era justo que todo el mundo estuviera en mi contra, o mejor dicho, que ya suficiente era que todo el mundo estuviera en mi contra como para que mi pareja se pusiera de aquel lado. Y así, nada más de pronto, cuando un día me corté el pelo casi al ras y ella se enojó, le contesté que yo no iba a discutir por eso, y como bien dijo una amiga mía: “todo fuera como el cabello que te lo cortas y vuelve a crecer”, y así se lo dije a ella, pero después doblé las manos, no sólo ante mi muy querida y bien ponderada mujer, sino también ante la sociedad y feminicé mucho mucho más mi apariencia, siempre recordando con nostalgia aquellos días cuando era butch y traía el pelo corto y no me importaba y era muy mi gusto.
[1] Carlos es un primo al cual me parezco físicamente y que por azares de la vida tenemos mucho en común en cuanto al lenguaje no verbal, los gestos, algunos rasgos de carácter y gustos. Curiosamente mi hijo Santiago me lo recuerda mucho. ¿Debo estar agradecida que haya resultado varón mi pequeño vástago?
Pero dejando las definiciones a un lado, les presento la historia de mi vida. Cuando surgió la idea de esta plática dentro del evento Visibilidades, inmediatamente me apunté para participar por dos razones: porque si por mí fuera tendría el pelo más corto y porque alguna vez en mi pasado mi apariencia física fue bastante masculina, mucho más allá de lo que podría ser considerado tomboy.
Hay tres ocasiones que recuerdo como emblemáticas de esta situación, ya que obtuve respuesta de entes ajenos a mí y que además deseaban de una vez por todas que abandonara mis hábitos de vestido y mi comportamiento machín.
En una ocasión, mi madre nos llevó a mi hermana y a mí a escoger ropa para una fiesta. Yo, en realidad, tenía poca ropa de salir porque como iba a la escuela con uniforme los cinco días de la semana, contaba con lo indispensable y con un montón de pantalones cortos, bermudas y camisetotas aguadas para estar cómoda en casa. Total que esa vez, mi madre se fue a acompañar a mi hermana a las tallas más chicas y mientras tanto yo me sentí en la completa libertad de escoger unos pantalones y una blusa de color liso, sin estampado coquetón ni nada. Cuando mi madre vio mi selección perdió por completo la compostura y me gritó en medio de la tienda: “¡Bueno! ¿Qué tú nunca vas a vestirte como mujer? No eres hombre, por qué siempre quieres vestirte como hombre, siempre te quieres parecer a Carlos[1]”, y acto seguido me enseñó el ultra femenino y ultra maricón vestido que a mi hermana le había gustado para llevar a la fiesta. Yo, con la cola entre las patas, fui y escogí el primer vestido que se me atravesó ante la mirada condescendiente de mi madre: “¿Ves? ¿Qué te cuesta?”.
Pero cuando más fuerte me entró la estética masculina, fue a partir de los quince años que yo sola iba y me metía en las peluquerías para cortarme el cabello chiquititito y andaba con mis gorras para todos lados. No culpo a los que me ven en esas fotos y preguntan quién es ese niño. Y en esos tiempos unos primos, por fortuna menores que yo, me buscaron en una de las fiestas para irse a burlar o algo así. Me vieron y me empezaron a decir de cosas, que si yo estaba loca, que si yo parecía loquita, y en eso pasó otro primo y al enterarse de lo que pasaba dijo con intención hiriente: “No, Criseida no parece loca, parece hombre, quiere ser hombre” y en eso el resto empezó a corear “Criseida quiere ser hombre”, hasta que la amenaza de darles un par de guamazos los apaciguó y un par de palabras que se oyeron muy rimbombantes pero que en realidad no calificaban de insulto desvió por completo la atención del bullying familiar del que estaba siendo víctima. Las palabras no las recuerdo, tal vez les dije que tenían síndrome de papiloma humano o algo así, pero como uno de ellos, el que por casualidad iba pasando en el momento de acoso, se sentía muy inteligente se sintió descontrolado de no saber el significado de lo que estaba oyendo. Aún así, este mismo primo, cinco años después cuando conoció a una de mis novias, me apartó un segundo para decirme: “Acuérdese que usted es mujer, prima, acuérdese de eso”.
Yo entiendo a la perfección que esto del pelo y la forma de vestir y el comportamiento es cosa de género, es decir, es cosa de la construcción social que nos dicta el patrón que cada uno de los seres vivos debe seguir, pero como pertenece a tal categoría, yo creo que nada o poco tiene que ver con que pensemos que debemos ser masculinas para agradarle a las mujeres y mucho menos que nuestro tipo de pareja sea exclusivamente femme.
A mí me encanta la comodidad. Los tenis, los zapatos bajos, los pantalones, las camisetas que no aprieten ni me hagan sentir en un vestido de la Corte europea, pelo corto pa no batallar, y me gustaría que el mundo en general no se portara como el Club de Toby si a una le gustan actividades vigorizantes como la mecánica, la política, los negocios, el fútbol, la carne asada, el jaripeo, la lucha libre y las pesas.Sufrí la mayor parte de mi vida el estrés causado por los comentarios de mis padres y de mis familiares, y pocos, la verdad, de mis compañeros en la escuela. La verdad, considero que me han afectado mucho las críticas hacia mi apariencia y conducta masculina y en mi caso, fue una guerra en la cual capitulé cuando inicié la relación con quien yo considero el amor de mi vida. La transformación fue paulatina y en medio de grandes trifulcas ideológicas. Y claro, todos los comentarios los recibí de mala manera y con una profunda decepción porque pensaba yo que no era justo que todo el mundo estuviera en mi contra, o mejor dicho, que ya suficiente era que todo el mundo estuviera en mi contra como para que mi pareja se pusiera de aquel lado. Y así, nada más de pronto, cuando un día me corté el pelo casi al ras y ella se enojó, le contesté que yo no iba a discutir por eso, y como bien dijo una amiga mía: “todo fuera como el cabello que te lo cortas y vuelve a crecer”, y así se lo dije a ella, pero después doblé las manos, no sólo ante mi muy querida y bien ponderada mujer, sino también ante la sociedad y feminicé mucho mucho más mi apariencia, siempre recordando con nostalgia aquellos días cuando era butch y traía el pelo corto y no me importaba y era muy mi gusto.
[1] Carlos es un primo al cual me parezco físicamente y que por azares de la vida tenemos mucho en común en cuanto al lenguaje no verbal, los gestos, algunos rasgos de carácter y gustos. Curiosamente mi hijo Santiago me lo recuerda mucho. ¿Debo estar agradecida que haya resultado varón mi pequeño vástago?
Hasta aquí el texto. Y a continuación mis impresiones:
Me da mucho gusto que ansser haya sintonizado el TeleDiario, y que haya atestiguado la cobertura, por desgracia a mí no se me ocurrió que fueran a transmitir la inauguración del evento. Y en segundo lugar, Marga, precisamente esa era la idea de Vicky Ponce, hablar de algo que se ha pretendido ignorar.
Leímos y/o compartimos nuestras experiencias 5 mujeres. Y el público espectador también nos transmitió sus experiencias acerca del tema. Curiosamente, algunas coincidimos en que la tendencia en la actualidad es hacia la androginización de la pareja, eliminar o borrar o diluir los roles y una manera en que las lesbianas (alguien opinó que también los bugas) estaban tomando cartas en el asunto era a través de la apariencia cada vez menos contrastante, es decir, cada vez menos polarizada en masculina y femenina. Sin embargo, y me llamó la atención, las más grandes y experimentadas pugnaban por su derecho a ser como se les diera la gana, y a contar con el respeto del mundo y de sus parejas. Alguien del público me dijo: "Creo que vestirse menos masculina es por comodidad, como tú mija, a ti te domesticaron", yo nomás asentí y me quedé pensando en El Principito.
El tema agradó mucho a la concurrencia, muchas se quedaron con ganas de opinar, así que nos buscaron personalmente para decirnos sus comentarios. A mí me dijeron que hablé muy bonito, que definitivamente se necesitaba fortaleza extra para pararse ahí enfrente y decir "yo soy butch", que si a mí me gustaba ser masculina no permitiera que la sociedad y mi pareja me lo impidieran, que nos felicitaban por el tema, que hacía falta más discusión, yo a todas les agradecí y les prodigué con mil sonrisas.
Cabe destacar que Ana no asistió al evento porque estaba trabajando, sin embargo pasó por mí y medio le conté. Le di a leer la copia de mi intervención y me dijo que el último párrafo estaba muy flojo, como que no me había dado tiempo a pulirlo, yo le contesté que más bien no había tenido cabeza (bonita estoy, sin garganta y sin cabeza), pero tenía toda la razón, yo misma me quedé con ganas de seguir profundizando sobre esto, sobre todo porque muchas batallaron para visualizarme como butch (me exigieron fotos) y porque no quería tampoco andar en el panel con ánimos redentores, sino simplemente contar cómo es que poco a poco fui transformándome debido en gran parte por numerosas pláticas que he tenido con Ana.
Creo que al escrito le faltan partes importantes como la depilación, el maquillaje, la vestimenta adecuada para el trabajo, las observaciones que me han hecho algunas personas, el escote, el peinado, y las amenazas de divorcio que he recibido de muchas de mis antiguas parejas por vestir de la forma en la que solía vestir.
Wow... creo que debo empezar a escribir de esto en un seriado, varios posts por entregas.
En fin, les recuerdo la programación del día de hoy:
Martes 20
7:00 - 8:00 Investigación sobre la bisexualidad
8:00 - 9:00Testimonio de bisexualidad
9:00 -11:00Película "Besando a Jessica Stein”
9 comentarios:
La Mama de Patito dice:
Hola Crix,
Me gusto mucho tu texto, es muy descriptivo...casi te puedo imaginar asi.
Ay! si vieras mis fotos de secundaria y prepa...gulp! entre eso y mis constantea afirmaciones de que el matrimonio y los hijos eran un asco ( de cierto modo lo sigo pensando, ya posteare al respecto)seguro a mis papas les paso por la mente mas de una vez que yo era lesbiana, aunque (tipico) se hacian de la vista gorda.
Creo que independientemente de la orientacion, lo del "butcheo" al menos para mi era como moda y una manera de rebelarme ante los roles de genero que tanto he repudiado toda mi vida...amen de andar de un comodo que no veas!
Mis ideas se han transformado, pero la esencia sigue siendo la misma, con la diferencia de que ya no tengo necesidad de rebelarme, porque estoy tan segura de lo que soy y de lo que creo que no es necesaria esa pelea anymore.
Te mando saludos!
Sigue posteando al respecto, me interesa mucho, aunque suene extraño, tomo tu manera de ver las cosas (y la de Ana) en cuenta para la educacion del Patito, porque las ideas diversas abren mi mente y eso siempre es util.
Muchas gracias Mamá de Patito, la verdad el tema está para desmenuzar las historias personales, digo, todas (y todos) hemos pasado por etapas de oruga a mariposa, jajjaa, pero a veces, no sé, como en péndulo, regresamos a la posición inicial o simplemente nos quedamos en medio... yo sigo piense y piense...
Hola Ana! hola Cris! pues ya no he tenido chance de escribirles tan seguido, porque he andado con mucho trabajo en la escuela, pero en cuanto me recupere andarè seguido por acà, ojalà y me quede algùn tiempito de ir algùn dìa a la semana que han organizado, bueno mucho èxito en todos los eventos!!!
Saluditos
Duende, justo me preguntaba dónde te habías metido!
a mí me pasaron cosas parecidas
de los 15 a los 17 parecía un varón, me confundían por la calle
pero la presión de mi educación "femenina" terminó ganando, hasta que fui más grande y decidí vestirme como se me daba la gana: remera, jean, zapatillas y campera de jean, ah, y una mochila
lamentablemente cometí el error de volver a "feminizarme" a pedido de una pareja que estaba en el armario y me lo exigía
ahora por suerte me visto como quiero: jean y zapatillas, remera o camisa, cero maquillaje ni nada de eso, el pelo más corto o más largo según tenga ganas
si eso es ser butch o tener aspecto de butch me importa un bledo, mi vida es mi vida y me visto como quiero
lo hago por gusto y también por comodidad, no podría dedicarle más de un minuto a pensar en qué me pongo... me parece perder el tiempo, por suerte tengo cosas más divertidas en que invertirlo
salu2
Yo pienso que cada quien debe vestirse y comportarse como mas le acomode, sin importar lo que digan o dejen de decir los demas.
Por otro lado las felicito por el esfuerzo titanico para la organizacion y participacion del evento que se esta llevando a cabo esta semana y al cual aun no he podido asistir.
marga: pues sí, esto es muy extraño, yo pasé por una serie de transformaciones hasta tomar mi actual estilo, jajajaja, sea cual sea...
abogada: pues ya estarías yendo!!!! el viernes es el día de COMALES y el sábado bye bye, se acaba la segunda semana!!!
marga: pues sí, esto es muy extraño, yo pasé por una serie de transformaciones hasta tomar mi actual estilo, jajajaja, sea cual sea...
abogada: pues ya estarías yendo!!!! el viernes es el día de COMALES y el sábado bye bye, se acaba la segunda semana!!!
ansser:
Holaaa!!!
Gracias por hacer toda esta labor a favor del lesbianismo!!!!
Respecto al tema de butch-femme personalmente creo q la gente es bastante hiriente y en verdad que uno sufre cuando le dicen cosas tan desagradables, yo soy Butch!!!!
que vivan los pantalones, shorts, camisetas y tenis!!!!
Por cierto el dia que vi en telediario lo de visibilidades esperaba verte ahí cris, pero solo salio ana y otra persona pero ps no se quien era.
arriba el SANTOS!!!!!
Sorry soy de Torreón y obviamente soy santistaaaaa!!!!
Publicar un comentario