¡Estoy enojada! No, ¡qué! ¡Estoy con todas sus letras: E-N-C-A-B-R-O-N-A-D-Í-S-I-M-A! Estoy harta de los abusos y los conformismos. Estoy desarrollando intolerancia a nuestro sistema.
Hoy les iba a contar de la encerrona feminista a la que fuimos Crix y yo el fin de semana. Les iba a escribir un montón de conceptos izquierdosos para que se fueran familiarizando con ellos, así como concepto, como algo a veces lejano de lo que es interesante leer. Pero entonces resulta que la vida de una mexicana promedio resulta tan espantosamente oprimida, tan chocante, que yo me pregunto, ¿de verdad son conceptos lejanos?
Hace solo un mes y medio me tocó necesitar un asiento en el transporte público y que un macho heteropatriarcal me lo negara. Entre broma y broma hice la denuncia pública del problema y resultó que hasta entre mis amigas hubo alguna que dijo: "Ay, Ana, es que ya embarazada no puedes andar del tingo al tango y la señora tenía razón, te debiste quedar en tu casa". Otra señorita me cuestionó si no sería que antes de necesitar el asiento me daba lo mismo quién los ocupara y en ese momento no quise discutir y decir: "Dianita, yo nunca dejé a una embarazada parada".
Esos son los detalles de la vida cotidiana con los que una se tiene que conformar y aprender a vivir, ¿no? Pues como dijo Adal, ¡Pues no! No señoras y señores, no tenemos que aguantarnos, ni conformarnos, no tolerarlo. Ya estuvo suave. El sistema patriarcal * se sostiene y vive de ello. De sobajar al más débil, de exigir impunemente, de corromperse y permitir que sean unos cuantos los que decidan el destino de "las minorías" que al final resultamos siendo la gran mayoría.
Hace una semana y media se nos ocurrió ir a Monterrey "de paseo". Para tal fin escogimos Aerolíneas Azteca, quesque porque tenía más horarios que Magnicharters y era 40 pesos más barato. No viajamos por Volaris porque aunque digan que desde Santa Fe ellos te llevan a Toluca, para una persona de a pie, el problema es llegar a Santa Fe, ¡Si el metro no llega hasta allá! En fin que tuvimos a mal ir el lunes 17 (¡El lunes!) a comprar los boletos. Ya de regreso en casa yo noté que no me habían cobrado completo, que habían faltado mil pesos y yo emocionada pensé que era algún tipo de descuento. El viernes a las 7:00 am en la sala para abordar, después de haber hecho fila una hora para nuestro registro y el de las maletas y haber recorrido medio aeropuerto y haber pasado cientos de detectores y haber permitido que palparan a Diego y Santiago desde adentro para comprobar que no fuera yo mula (de drogas, nada más) y con 15, ¡QUINCE! minutos faltando para el despegue me dice la señorita del mostrador: "Ay, fíjese que se tiene que regresar a pagar porque nos debe un vuelo redondo o sea que no le cobramos bien y pues no van a poder viajar si no paga". Yo, tratando de mantener la calma le dije, "Bueno, ¿y no es como si hubiera pagado dos de ida? ¿Por qué no me dejan viajar y llegando a Monterrey lo arreglamos?". Ella contestó: "No, porque compró dos, pero debe uno". Yo, ya sin calma alguna: "¿Y qué se supone que haga? ¿Ir al mostrador?" Ella: "Por favor". Yo: "No, fíjese que estoy muy EMBARAZADA, la tarjeta está a mi nombre y la firmo yo, pero yo de aquí ya no me muevo porque me cansé". Ella, después de deliberar un rato por radio con la gente de ventas: "Bueno, deme la tarjeta, la mando y ahorita le suben el voucher para que lo firme". Para hacérnosla cardiaca nos dejaron abordar el avión a las 7:15, justo a la hora en que se suponía despegaba. Obviamente no salimos a tiempo. En vez de cobrarme los mil pesos que yo pensaba que faltaban me cobraron 2 mil 40 pesos.
En el regreso estuvo peor, porque estuvimos a tiempo, ya no nos hicieron pagar cuotas extras ni nada, pero para abordar me tuve que esperar por conciencia propia hasta el final porque no es como que la amable gente de Azteca te haga pasar antes por el embarazo. Además nos hicieron sentar separadas porque el avión venía lleno. ¡Con todo y que compramos los boletos una semana antes! Ya adentro nos tocó una terrible escena. Muy cerca de los baños iba una señora con su hija de tres o cuatro años. Mientras es el abordaje todo mundo anda en los pasillos terminando de acomodar sus cosas. La niña estaba jugando en el pasillo cuando una aeromoza la pateó. La mamá le pidió amablemente que tuviera cuidado, pero la aeromoza contestó con prepotencia que ella solo hacía su trabajo (que de seguro consiste en golpear niños). La mamá pidió hablar con un superior y hasta atrás llegó el segundo a bordo. El señor le gritó que qué quería y la mamá contestó alto y claro (que no gritando) que su aeromoza era grosera y explicó lo sucedido. El segundo de a bordo le gritó que más le valía calmarse y la empezó a amenazar. Las demás pasajeras nos enojamos y empezamos a reclamar. El tipo se fue al frente y desde el altavoz dijo: ·"estimados pasajeros, estamos listos para el despegue, lamentablemente una pasajera nos está ocasionando problemas y así no podemos viajar. Estamos esperando a las autoridades aeroportuarias para que la bajen porque no nos podemos llevar un problema así". Por supuesto las demás pasajeras nos indignamos y dijimos "no la bajan". Acto seguido viene el capitán seguido por dos policías vestidos de sherifes con estrellita rutilante al pecho y todo. Allí el capitán le gritó a la pasajera que se bajara y los policías le dijeron "nos acompaña, por favor". Y todos gritamos: "¡¡NO!! Que no la bajen". Entonces otra pasajera, le explicó a los policías lo que pasó y decidieron no bajarla, pero dijeron: "Aquí en el avión la máxima autoridad es el piloto y se hace lo que él dice". Total que ellos se salieron, pero el piloto se quedó discutiendo y dijo: "Como ustedes quieran, si no quieren no se baja, pero yo con ella no despego". Y así el señor capitán hizo su berrinche y no despegó. Veinte minutos después llegó la gente del mostrador de Azteca a ver qué pasaba y entre los pasajeros y la mamá les explicaron. Así que hicieron quién sabe qué trato y sin que bajaran a la señora pudimos despegar. El vuelo salía a las 8:30 pm, con el retraso de 45 minutos salimos a las 9:15 pm. Se registraron muchas otras irregularidades en ese vuelo, pero me quedó claro que mientras sigamos dejándonos y conformándonos las cosas no van a cambiar. Nos vejan, aplastan nuestros derechos humanos ¿y hasta cuándo vamos a seguir tolerando y permitiendo que uno decida el destino de cientos o miles? Sigo enchinchada y enojada.
Hoy le iban a pagar a Criseida, pero su jefe decidió retenerle el pago hasta que se entreguen unos exámenes. ¡Claro! Prefieren tratar a las personas como niños sin criterio antes de hablar y pedir las cosas como son. Prefieren hacer uso de la extorsión y como no hay contrato, ABUSO de la buena fe de las personas. ¡Qué distinto sería si la gente hablara! ¿Qué le costaba al tipo decir "no te pago la parte proporcional de sueldo que corresponde a los exámenes, pero aquí está tu parte por lo que ya trabajaste y justamente te ganaste". ¿Y si sólo dependiéramos de ese sueldo? Y claro, lo peor es que Crix se siente conflictiva, mala persona y mala maestra.
Nos han educado bajo la represión, el miedo y la culpa y cuando alguien se atreve a abrir la boca y decir "las cosas no están bien así", los demás lo reprimen por inconforme, por bocón, por ser la oveja negra que se sale del redil y el prietito en el arroz que amuela el guiso.
¡No! Yo ya estoy harta de tener que sentir culpa por exigir mis derechos. Estoy harta de sentirme conflictiva por alzar la voz. Estoy harta y ahora me van a oír les guste o no porque ya no me voy a dejar.
P.S No viajen por Aerolíneas Azteca.
* Patriarcado: Definición de Yan María Castro Yaolotl:
El patriarcado es un sistema social opresivo. Un sistema de dominación en todos los ámbitos de la vida social: en el económico, el político, el social y el cultural así como en el psíquico, el sexual y el simbólico.
El patriarcado es un sistema de opresión para todos los seres humanos sustentado en la relación: opresor/oprimido, dominante/dominado, explotador/explotado. Inclusive, es sumamente opresivo para los propios opresores.
Por lo mismo, el patriarcado no se refiere únicamente a la opresión de las mujeres, es decir, a la dominación masculina sobre el sector femenino; por el contrario, se refiere al conjunto de todas las opresiones sociales, a todas las formas de dominación, represión y explotación de cualquier sector social sobre otro, aunque el femenino subyace a todos estos.
Por ello mismo, el patriarcado es mucho más amplio que únicamente la opresión femenina, también se refiere a la opresión de las clases sociales, de las razas y de las naciones.
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