viernes, octubre 18, 2013

Rumbo a los 35... Parte 3

Las reflexiones no terminan nunca en mi cabeza, pero no siempre tengo el ánimo de dejarlas fluir. Sin embargo, ahora que me obligo a plasmarlo, me obligo a "pensarlo en voz alta". Es como dejar que las ideas tomen su propia fuerza y su propia forma. A veces, me sorprende encontrar que aún hay gente que genuinamente me quiere, me recuerda, me extraña. Gente que quiere saber cómo estoy.
Sobre cómo estoy y cómo me siento escribí hace unos meses un texto que luego no me atreví a compartir. Fue justo después de un temblor. Para mí los temblores son aún experiencias nuevas. Ese día yo platicaba por chat con una amiga a la que aunque frecuento poco quiero mucho. Dos minutos después de que acabó el temblor me escribió para preguntarme cómo estaba. Fue algo nuevo para mí, alguien preocupándose por mi estado de salud, física y emocional tras un evento que había puesto relativamente en riesgo atantas personas. Me hizo sentir acogida.
Este año he tenido muchos momentos para reflexionar. He pasado muchos más momentos en soledad de los que esperaba, he tenido horas en transporte público para pensar en mil y un cosas. Me han adorado y luego dejado de seguir y "querer" con la facilidad con la que cambia el viento. Me tiene sorprendida la situación. Y sin embargo, entre temblores, entre disgustos, entre amores y desamores, hace un par ded días decidí "cerrar" mi facebook 48 horas y decidí que el mundo podía temporalmente reducirse a tan sólo 12 personas. Cumplí cabalmente con las 48 horas y restablecí todo a la "normalidad" y noté que nadie se habría dado cuenta real de mi "maniobra bicho escondido", excepto quizá alguna de esas 12 personas a las que decidí dejar "adentro del círculo".
En fin, hoy para levantarme el ánimo arrastrado que traigo me voy a regalar una canción feliz, una que habla sobre los amigos que debería querer tener.

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