El día estuvo tranquilo. Yo tenía toda la intención de seguir con nuestras expediciones pero Mami dijo que quería pasar tiempo con nosotros pero que no estaba de ánimo de ir a museos. Estábamos en pleno altercado cuando Marlene nos llamó para ver si comíamos juntos y eso fue lo que resolvió nuestros planes. Yo fiel a mis intenciones de que no se les vaya a olvidar lo que han aprendido los equipé peor que si fuéramos a un campamento, solo que en lugar de tiendas de campaña y víveres les eché libros. Estuvieron leyendo hasta que Marlene llegó. En ese momento les dimos tregua y los dejamos ir a los juegos.
Luego volvimos a casa y Diego y Mami tomaron una siesta. Ahora tengo problemas para convencer a Diego de ir a la cama. Mami, por obvias razones, no quiere volver a cerrar los ojos hasta que entregue su trabajo final de la maestría.
A ver qué nos depara el día de mañana. Por lo pronto, los mandaré a descansar.
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