Pues luego de numerosos estreses que hemos pasado en este valle de lágrimas mejor conocido como el Valle de México, decidimos aceptar la invitación de una amiga que vive en Milpa Alta para ir a pasolear a la Feria del Mole. La feria es tradicional del pueblo de San Pedro Atocpan y si hubiéramos ido el viernes nos habría tocado ver a Lupillo Rivera. Pero no, fuimos en domingo porque a todos nos quedaba mejor.
Como nuestra querida amiga Denise sigue en el DF, decidimos invitarla para que turisteara con nosotros. La verdad fue que nos tocó uno de esos tráficos típicos del DF en los que todo mundo quiere salir a mediodía y todo mundo quiere regresar en la noche. Tardamos muchísimo en trasladarnos de la Delegación Benito Juárez a Milpa Alta pero la verdad valió la pena.
Lo primero que hicimos fue comer. Ana y yo pedimos mole de tamarindo y mole de jamaica. Novedosas que somos. Luego probé, también por novedosa, la gomichela. Es una bebida muy chistosona que implica efectivamente gomitas y chelas.
Después estuvimos paseando y cuando oscureció emprendimos el regreso a casa. Los niños se quedaron dormidos a mitad de camino pero les encantó todo el concepto de la feria. Vimos un toro grandote, comimos muestras gratis de mole y hasta probamos la nieve de mole.
A Ana y a mí nos encanta andar puebleando y pasoleando.
La verdad es que tenemos muchísima suerte de ir encontrando gente en el camino que nos muestre otra manera de ver la vida:
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