domingo, julio 29, 2012

Día 1

Regresó Mamá y regresó recargada. Esa es la frase mamona de la primera temporada. Estos días, van a disculparme, le escribiré a Ana, así matamos dos pájaros de un tiro.
El primer día sin Mami fue el sábado 28 de abril. 
Anita:
Tus hijos son todas las plagas del Apocalipsis. Cuando te dejamos, Diego se paró en cuanta foto de animales marítimos vió. Se escandalizó cuando vio cabezas de venado y todas las monerías de la caza. Nos regresamos en taxi porque me consideré incapaz de regresar ya fuera en Metrobús o metro. El par de tiagos durmió todo el camino y yo, no estoy segura, pero creo que ronqué todo el Viaducto.
Llegando lo primero que hicieron fue pedir desayuno. Lo de las 6 de la mañana no sé qué fue para ellos, pero no les di de comer sino hasta la una. En el inter le dijeron fea a Susana. En los alegatos, los sujetos incriminados aseguraron que fue en defensa propia, es decir, que Susana había empezado los insultos llamándole fea a Leonora (el gato). Les dije que no debían andarle diciendo a las personas esa clase de improperios y que esa tampoco era manera de defender al gato. Ellos muy quitados de la pena contestaron que no había problema, que Susana había admitido haber nacido así de fea. En ese momento pensé en ir a confrontar la versión con Susana pero francamente me ruborizó la situación.
A la media hora vino Diego a enseñarme su obra maestra. Pegó todas las calcomanías del libro. Ingenua de mí, me atreví a sugerirle que por qué no venía conmigo a colorear, pero respondió con el cejo fruncido que no, que ese día solo quería "trabajar" en las calcomanías.
Santiago se le coló a tu tía y se fue hasta arriba a ver "un poco la televisión".
Como a la una, les dije que me acompañaran al súper (no deshonraré nuestro blog repitiendo el nombre de la tienda). Gustosos y jubilosos fuimos al súper porque la idea era ir por unas lechuguitas para hacer una ensalada para acompañar la pizza de ayer. Resulta que apenas llegamos y vimos el asador, Diego (y también un poco yo, he de confesar) sugerimos al instante cambiar la ensalada y la pizza por carne asada. En lo que esperábamos la carne, Santiago se cayó en los escalones. Instruida por tus palabras, de inmediato corrí a ver al querubincito y a sobarlo y a darle juguito para que se distrajera y no lloraba porque la verdad, sí se raspó y sí se le veían los ojos llorosos. Intenté ser tan Mami como mi estilacho de crianza me lo permitió y creo que funcionó.
De regreso, los mandé a lavarse las manos. Diego no regresó. O bueno, sí lo hizo, solo que subió en estampida a avisarle a Susana que la gallina había puesto otro huevo. No dejé que Santiago fuera a ver el hallazgo porque no le creí que la gallina se lo fuera a comer, pero cuando terminamos de comer y salieron de vuelta al patio se encontraron con la novedad de que la gallina había picoteado el huevo. 
Como la casa está tranquila por la ausencia de Gabriel y Max, Susi les dio permiso de ver su tele, así que tengo un respiro para escribir, intentar poner orden, leer un poco, etc.
Por la noche fuimos a la fiesta de Sogem. Cabe destacar que se portaron bien, aunque tuvieron un pequeño altercado con el cuaderno de dibujo. ¿Es de Diego o es de los dos? Porque  yo les dije que era de los dos y Diego casi hace un hoyo cuadrado cuando vio que Santiago estaba coloreando porque en sus palabras, su hermano se sale de la línea y colorea mal. 
A las 11:00 los dos con los ojos llorosos pidieron volver a la casa. Yo no quería volver tan temprano, particularmente porque saqué a pasear al Q que por cierto tenía una llanta baja y yo ni en cuenta sino que tuve que volver a la casa porque había olvidado todo y en eso que voy viendo la llanta bajísima. Fui a la gas y la inflaron de vuelta y sigue inflada pero no sé por cuánto tiempo. La inactividad en los coches no es buena. Batallé mucho para sacarlo y creo que lo metí muy pegado al lado donde todo mundo pasa, pero es que apenas me ando aclimatando. Tu tía me ayudó a mover los coches porque tu primo no estaba.
Sentí bonito eso de que no quisieran dormirse en casa ajena, sino en su casa. Santiago andaba plática y plática con la gente, contándoles que vio Depredador y se asustó mucho. (¿Cuándo vio Depredador ese niño?). Luego ya montados en el Q para regresar empezó a decir que el Q era un coche maldito.Yo me paranoiquié y le dije que dejara de decir esas cosas tan feas de un carro que ha tenido toda la suerte del mundo. A punto de desvielarse, quedarse sin marcha, quemarse, etc., y este niño difamándolo de esa manera.
Total, volvimos a casa y aunque quise cargarlos, la verdad terminé despertándolos porque el espacio en su cuarto sigue muy reducido. Hoy no hice nada por arreglar el depa desastroso. Perdón perdó
 perdón, pero es que mi vida se vuelve un caos y todavía ni tienes 24 horas lejos de nosotros.
Ya me voy a dormir. Que tengas buenas noches donde quiera que estés.

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