domingo, febrero 05, 2012

Lo estoy intentando

"¡Al menos lo estoy intentando!" Fueron las enfáticas palabras de Sandra cuando nos vimos en su casa el sábado. Ella y yo tenemos muchas cosas en común, somos hijas únicas, tenemos familia en el DF, uno de nuestros padres nos vuelve locas, estudiamos arte y necesitamos una u otra substancia de por vida para fingir en nuestro cuerpo algo similar a la felicidad.
Recientemente me preguntaba si lo mío no será un problema de apego, lo fácil que reparto mis cariños por el mundo, lo fácil que me es fijarme en lo bueno de cada persona y encontrar mil cosas en común que me unan a cada quien. Yo quiero mucho. El "problema" es que quiero mucho a mucha gente, a casi cualquiera que me hable bonito y me diga mi alma. En el caso de Sandra, me hace sentir que la "fría" soy yo, puesto que ella es mucho más afectuosa y querendona con la gente. Nos conocimos hace 12 años, cuaando estudiábamos artes en la UDEM. Luego en una crisis vocacional se cambió a letras españolas en el Tec. Yo no estuve de acuerdo, pero a mí nadie me preguntó, ni hubiera tenido por qué opinar. Para mí, Sandra es una artista muy talentosa, además de una persona muy sensible y con grandes capacidades visuales. Luego, se volvió cristiana y yo salí del clóset. La vida dio muchas vueltas y nos empezamos a frecuentar cada vez menos.
Hasta la Noche Vieja. Pasamos el Fin de Año en su casa. Sin uvas ni grandes ostentaciones, solo nosotras, su marido y un par de amigos de ellos. Esa noche nos dijo "perdónenme mi cristianismo". Sólo a ella se le ocurren cosas así, pedir disculpas por ser ella misma. Pero sólo alguien como ella tiene la capacidad de darse cuenta cuando lastimó a alguien y cuando hay que corregir el camino.
Ahora se encuentra estudiando una maestría. Como muchos de los que pertenecemos a esta generación que vive a cuestas las grandes expectativas que los padres tenían de nosotros, vive muy al día, a veces sin la seguridad de lo que habrá al día siguiente en la mesa. Ha tenido varios trabajos y ha iniciado varios negocios. Además, está estudiando una maestría en educación. Ha sido hasta maestra de inglés en la SEP y ha estado en uno que otro call center. Sí, no cabe duda, me identifico mucho con ella.
"Por lo menos lo sigo intentando" repite mientras le da otra calada a los marlboro rojos que tiene por propósitop dejar de fumar un día de estos. "Sigo haciendo la maestría e intento redactar mi tesis aunque no les guste. He intentado salir adelante por mis propios medios aunque haya gente a la que no le guste. Es más de lo que se puede decir de otras personas."
Sus palabras me llenan de aliento, me dan esperanzas. Poco a poco en una noche fui encontrando la esperanza que había perdido entre las sábanas de franela hace ya un par de meses. Sus palabras me regresan a mi orígen y me recuerdan que a mí me gusta crear y hacer arte. Que a mí me gusta estudiar y crecer.
"Todo pasa, Anita, ¿te acuerdas hace 10 años cuando se te cayó el pelo y pensaste que nada podría ser peor? ¿Te acuerdas cuando te enfrentaste a tu familia y tus amigos para irnos diciendo a todos que eres lesbiana? ¿Te acuerdas cuando tuviste a tus hijos y pensabas que no sabrías qué hacer con ellos? Y ahora, vete aquí, con esas crisis superadas, porque todo pasa y nada es el fin del mundo. simplemente seguimos creciendo y aprendemos a superarlo."
Efectivamente todo pasa. Fue la conclusión a la que yo llegué el año pasado tras varias crisis personales. El 2011 fue un año de aprendizajes y el más importante es que todo pasa y la vida no se detiene. Ahora viene ella y me lo confirma y me lo recuerda como en un "update de vida". Lo siento si he dejado abajo a mucha gente, pero sólo me queda decir una cosa: al menos lo estoy intentando. Y los quiero mucho por acompañarme en mi camino estén donde estén.

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