viernes, abril 22, 2011

Entrega No. 15

Siempre he querido escribir un libro que se llame CÓMO ME CONVERTI EN MAMÀ pero nunca he tenido muy claro sobre qué hablar. Supongo que con un par de niños de 4 años mi perspectiva de la maternidad es muy mocosa y lo que puedo compartir es únicamente una visión de una mujer que por azares del destino se convirtió en lesbiana madre activista.
Tampoco sé muy bien a quién pueda interesarle y sobre todo, tampoco quiero recurrir al trillado concepto de escribirle una carta o un diario o un libro a mis hijos para que lo lean cuando sean adultos. Ana siempre me dice que no me limite por esas cosas. Vaya, que si ya existe el recurso que de todas maneras lo use y no me preocupe sino de contarlo a como yo lo vivo, lo siento y lo percibo, que eso es lo importante. No sé por qué soy tan necia, terca y atrabancada pero el punto es que rehúso mucho cualquier clase de consejo y suelo ser muy negativa.
Sin embargo, en mis momentos de lucidez sí empleo lo que la gente me dice. Por eso fui a dar con Laura Gutman, por recomendación de Ana, y el primer texto que leí fue sobre la verdad. Creo que, en términos generales, a muchas nos pasa que nuestros secretos, nuestro propio ocultamiento de "la verdad" nos hace prisioneras a veces de cosas tan inofensivas pero que como quiera te están jorobando la vida.
Se los voy a compartir porque sí, porque creo que es un punto a considerar cuando se trata de aquellas cosas que se saben pero no se dicen, que se intuyen pero no se hablan, etc.
Se llama LA VERDAD SIEMPRE ES SALUDABLE


La verdad siempre es saludable



Todo conflicto entre adultos, se construye a partir de alguna verdad interna que un individuo guarda para sí mientras que el otro ni sospecha de su existencia. Para colmo, a veces esas “verdades” personales, tuvieron su origen en secretos familiares que hemos perpetuado a través de varias generaciones, y que se organizaron alguna vez con el estúpido propósito de que no se sepa algo....relacionado con el amor. La bisabuela que se casó embarazada (por amor) y que huyó a otro pueblo donde fue odiada por la suegra que luego humilló a sus nietos que crecieron sin saber qué había sucedido. Las mentiras familiares son así: Heredamos no sólo unos cuantos secretos que cobijan amores pasionales, sino también el hábito de no decir y la necia costumbre de no confiar en los demás. Hay algo aún peor: tampoco confiamos en nuestros sentimientos y mucho menos en nuestras percepciones, sino que nos dejamos llevar por opiniones ajenas. Por lo tanto, ¿Cómo contarle a alguien la verdad si no somos capaces de abordarla? ¿Cómo saber de qué se trata eso que recordamos a medias, que no preguntamos, que nos angustia o que el destino nos devuelve en cada escena cotidiana? Además, tenemos miedo de someternos a las evidencias, porque le otorgamos a esa “verdad” chiquita y sencilla, atributos extraordinarios. Creemos que si alguien se entera, el mundo se va a derrumbar. Pero resulta que no. No se derrumba nada. Que nuestro padre haya sido alcohólico, que nuestra hermana sufra un retraso mental, que seamos bulímicos, que nuestro hijo se haga pis en la cama, que tomemos ansiolíticos, o que nos hayamos endeudado más de lo habitual, no provocará el caos universal. Al contrario. No pasa nada. En la medida que estemos aferrados a no compartirlo con nadie –a veces ni siquiera con nuestra pareja ni con nuestros amigos más cercanos- ese asunto no nombrado nos deja aún más alejados de nosotros mismos. Ese sí que es un desmoronamiento personal. Sepamos que la verdad siempre, siempre, siempre repara, cura, sana, alivia y nos hace más humanos. En cambio, si estamos aferrados a los secretos con nuestros miedos a cuestas cuidando que nadie nos descubra, al pasar frente a un espejo, constataremos que estamos desnudos. Que eso que somos es imposible de tapar.


Laura Gutman

4 comentarios:

LA PRINCESITA LESBIANA dijo...

CHICAS MEENCANTA SU BLOG YLAS AVENTURAS DE SUS DOS HERMOSOS PEQUEÑOS,ES MARAVILLOSO VER CÓMO CRECEN A TRAVÉS DE SU BLOG.

SALUDITOS DESDE SONORA!

Akaotome dijo...

Muchas gracias. Para nosotras es igualmente maravilloso darnos cuentas que nos han estado siguiendo durante todos estos años y que al menos nuestra historia le parece entretenida a alguien... o le es de ayuda.
Saludos hasta Sonora!!!

Solete dijo...

Pues yo creo que sí deberías escribir el libro si eso es lo que quieres, aunque nunca llegara a editarse, si es tu gusto ¿qué importa lo que los demás digan?

Hazlo a tu manera, como mejor puedas o sepas, sólo así será TU libro.

Besitos. Ahh ya echo de menos un nuevo vídeo de Diego y Sampi jeje

Akaotome dijo...

Solete,es que D y S están de vacaciones jajaja no han tenido llamado!
Y lo del libro sí, algo tendré que hacer, pero todavía no sé qué.