sábado, abril 16, 2011

Doceava entrega

Esto de ser mamá es una experiencia de no mames no mames no mames.
Y no voy a mentir: Ser mamá de gemelos es un deporte de alto riesgo. Desde ahora pido disculpas a los papás y mamás de trillizos, quintillizos, sextillizos y demás porque seguro mis quejas les parecerán simplonas, pero de verdad, hay un momento en la vida de toda madre o persona que está a cargo de un hijo en el cual de plano estás a punto de ponerte a llorar y sientes que el mundo se viene encima. En el caso de las mujeres me parece más remarcado este momento, aunque cada caso tiene sus asegunes. Mientras tanto hablaré del mío. Desde el mes de junio, más o menos, decidí dedicarme de tiempo completo a cuidar de Diego y Santiago. Mentiría si digo que los cuido el 100% del tiempo porque tengo la gran fortuna de vivir con la abuela y eso siempre es bueno cuando se trata de que uno quiere jugo y otro te grita desde el baño que está haciendo popó.
De agosto a diciembre estuvieron yendo a una escuela privada y por lo tanto su horario de clases era otro. Entraban a las 9 y salían a la 1. El Tío Manuel nos hacía el favor enorme de pasar por nosotros y yo nada más tenía que preocuparme de ir por ellos a la buena hora de la 1 de la tarde. Las dificultades eran otras. Se trataba, por ejemplo, de lidiar TODOS los días con el hecho de que los choferes de camión de ruta quisieran cobrar el pasaje de uno de ellos. Cabe destacar que en Monterrey ningún niño menor de 5 años o para el caso, menor a 1.10 metros paga pasaje, pero los camioneros siempre se ponen muy locos con que si las barras van a marcarlos y ellos van a terminar pagando el pasaje de los niños. Yo en más de una ocasión les he respondido que A) Mis hijos no miden 1.10 así que no hay forma de que las barras los marquen, B) El invento de las barras se debe primordialmente a que sus patrones no confían en ellos y no confían en ellos porque se la pasaban robando el dinero de los pasajes y aunque no disculpo su delito sé que está originado en los pobres salarios y en las raquíticas prestaciones que los patrones nos dan, C) Que cargo a uno de los niños por consideración pero que yo no tendría porque cargarlos ya que EXPLÍCITAMENTE dice que menores de 1.10 no pagan boleto.
Nunca he trabajado en el sector del transporte público pero creo que eso de cargar al niño es pura jodedera del chofer.
En fin. Como imaginarán, el gasto era mucho aún cuando nos alivianaba el hecho de que pasaban por nosotros en la mañana. Así que suprimiendo el dinero de la colegiatura y de mis pasajes de camión recobramos un poco de liquidez para otros gastos cuando en enero los inscribimos en una escuela pública a la cual hay que llegar caminando, cuyo uniforme es opcional y cuyas cuotas también son opcionales pero mucho más decentes.
El único pero de la situación actual es que un día salen temprano y otro también. Y de la jornada oficial que es de 8:30 a 11:45 de la mañana, hay días que terminan asistiendo de 8:30 a 10:00 de la mañana. Mi tiempo de maniobra sin niños se ha reducido considerablemente y me las tengo que ingeniar para pagar recibos, hacer vueltas para nuestras ondas de activismo, lavar ropa e intentar guardar cierto orden en la casa, escribir, leer, cultivarme y postear en facebook.
Imaginarán que las entradas las escribo entre sombreros y tamborazos y que apenas escribo algo entra Diego, lo atiendo, le digo que me deje trabajar y cuando por fin lo convenzo entra Santiago, lo atiendo, le digo que me deje trabajar y entonces Diego muy suspicazmente regresa porque a su hermano sí le estoy poniendo atención.
Estos minutos que dedico a postear o a tomar alguna llamada o a hacer cualquier otra cosa los pago CON CRECES!!! Porque el estúpido camión amarillo que puse en su lugar en la mañana ya está dando vueltas por el piso, entonces le digo a Santiago que lo regrese a su lugar y noto que la pista de la granja que tienen está regada por todas partes, le digo a Diego que me ayude a recogerlas y en eso Santiago se las ingenia para sacar de su lugar las piezas del Sr. Cara de Papa. Y así TOOOODOS los días.
Últimamente he explorado la técnica de sentarlos en la mesa de la cocina a colorear mientras yo preparo la comida. Así los estoy vigilando mientras yo cocino, pero a veces se ponen creativos y quieren ayudar en las labores de la cocina, así que terminamos con un mugrero superior. Por fortuna, en cuanto a comer, son unos hijos divinos. Se comen casi todo y no tenemos problema para que se sienten y coman como Dios manda. En algunas ocasiones tenemos conflictos, sobre todo cuando se trata de leguminosas y pastas con salsa de tomate, en el caso de Diego, o con pollo y huevo cocido en el caso de Santiago, pero en términos generales no nos dan problemas en eso.
Trato de dedicarles un momento especial. Antes del radio, me sentaba a ver Phineas & Ferb con ellos, los sacaba al parque si estaba nublado, los ponía a colorear o de plano A RECOGER SUS JUEGUETES, pero siempre termino con la sensación de que mientras voy recogiendo alguien está por detŕas tirando nuevamente.
Es una experiencia sumamente valiosa y enriquecedora tener gemelos y al menos las etapas son juntas y siempres estás en una sola y no te estás teniendo que regresar a cambiar pañales, etc. Pero por lo mismo cada etapa es el doble de intensa. ¿Se imaginan los dos en los terribles dos? Bueno, ahora imaginen a los dos en la etapa del por qué. Yo, al final del día, termino preguntándolo también POR QUE!!!!!!!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No es que me quiera ver entrometida (me veré, anyways) pero ya que superamos la décima entrega, implico que vamos en la duodécima.

No sé por qué pasaste de los números ordinales a los partitivos, pero es un error común... que debe evitarse.

Sin más por el momento y esperando la décimotercera.

Akaotome dijo...

Mi entremetido anónim@: De hecho, se la entrada duodécima, décimotercera o catorceava, lo que en realidad urge es cambiar el formato, me parece, porque habría que pensar en la entrega no. 83... así que creo que cambiaré pero todavía no sé a qué.

Anónimo dijo...

Creo que eso del pago del pasaje de los niños es una estupides. En México les quieren cobrar por todo y el riesgo que corren por cobrarle a los niños a gran temprana edad es que dejen los estudios los de escuelas públicas ya que el 60% de los niños que ahi estudian tiene problemas económicos.
Lo de la barra es una vil mentira, no tiene ningun sensor ni nada, solo es para que el chofer se sienta "auto-controlado" de actos ilicitos que se vea impulsado a hacer. en esas barras solo hay un estiquer donde dice 1.10mts, no posee ni un sensor ni nada.
Asi que realmente eso es una vil ma#$#".
Anakarina