jueves, febrero 17, 2011

El amigo que se fue

El lunes recibí una terrible noticia. Mi primo Beto había fallecido en un accidente automovilístico. Tuve que cortar la llamada porque en pleno dominio de mis emociones no iba a ponerme a llorar. Y no lo hice aunque la noticia había sido un trancazo muy fuerte. Me queda claro que una nunca tiene idea de lo que son las emociones humanas y la verdad es que pretendemos acotarlas en referentes como "mamá", "papá", "novia", "esposa" y hay una cantidad de gente a la que queremos y no sabemos cómo es que la queremos.
Mi primo Beto tenía apenas 30 años. No se suponía que las cosas fueran así, no se suponía que mis tíos enterraran a sus hijos. No se supone que sean las cosas así. Una de las primeras transferencias que hice fue esa. Me dolió pensar en tener que enterrar un hijo, pensé en Diego y en Santiago y dije todos y cada uno de los clichés. "Nunca crezcan, prométanme que nunca se van a morir" y cosas así. Las dije para mí misma porque en realidad Diego y Santiago nunca conocieron a mi primo Beto.
Pocas palabras he podido decir o escribir al respecto. Creo que soy muy dura conmigo misma y no me permito sentir o perder la compostura. Soy ecuánime como la tundra, pero francamente después de un hermano, un primo es lo más cercano. Teníamos ya bastante de no convivir. Casi todos hemos cogido cada uno nuestro camino y la última vez que lo vi fue hace tres años cuando murió mi abuela, pero durante la infancia sí fuimos muy cercanos y éramos compañeros de juegos.
En la misma línea de sobriedad de mis emociones y en la misma línea de no entenderlas, mi Tía Juanita, después del entierro me abrazó y me dijo "se te fue tu compañero de juegos". Y ahí fue cuando me hizo clic todo lo que estaba sintiendo. Cuando las personas que queremos y significaron algo en nuestras vidas mueren se llevan consigo una parte de ti. Se va un testigo de quién eras, de cómo eras, lo que hacías. Sabes que cuando vuelvas a voltear a aquellas etapas y a aquellos recuerdos no estará la persona que podía activar tu memoria. Desde el lunes quería acordarme de una canción con la cual recordaba mucho un momento entre los cuatro: Mi primo Beto, su hermana, la mía y yo. Creo que habíamos ido a un paseo, tal vez a la Estanzuela o al Parque España. 
Un día Ana me dijo que le asustaba mi forma de ser, que parecía que nada me conmovía. Incluso el martes me dijo que no fuera como El Extranjero y llorara. La verdad no soy una piedra y aunque mi espiritualidad no se manifiesta a través de rezos y concepciones de la divinidad creo que evito la sociopatía mediante la poesía y la música. 
Desde el lunes quería acordarme de aquella canción y hoy jueves por fin me acordé!



2 comentarios:

Lucysnoopy dijo...

Hola Cris, acabo de leer lo de tu primo. La única que sabe por el dolor que estas pasando eres tú misma. Sin embargo te mando un abrazo que pueda llenar un poco tu consuelo.
Y saludos para tí y para Ana.

Anónimo dijo...

Hola casi siempre paso por aqui, pero nunca comento... se lo que sientes, no es que seamos una tundra, es que intentamos procesar las cosas de otra manera para sufrir "menos" Mi hermana de 28 años murio en mayo pasado, nada mas imaginate, yo tuve a bien-mal atinar estar en el velorio y terminar cenando en un oxxo por un rato, nunca llore como queria, a lo mucho alguna lagrima que quizo correr cuando la sepultaron, saludos luminosos...