jueves, enero 13, 2011

Puto, el que no brinque, el que no salte...

En el año de 1997 Molotov sacó el sencillo Puto y despertó en la sociedad mexicana un fuerte debate.

Hay que recordar que fue hasta el sexenio de Vicente Fox (2000-2006) cuando la libertad de expresión se "garantizó" en México. Hay que recordar que hasta ese entonces, nadie podía decir nada, nadie podía criticar nada y todo estaba sujeto a censura. Y no se podía pensar en decir "güey" ni nada por el estilo al aire, en radio, prensa y televisión. ¿Hace cuánto? 17 años.
Recuerdo que en aquel entonces, Molotov se defendía diciendo que no estaban incitando al odio, sino que estaban proporcionando un camino de desfogue para que la gente en lugar de insultarse, mejor brincara al ritmo de sus canciones. Yo siempre los apoyé, por el argumento, por Voltaire y porque alguien que era capaz de darnos Gimmie The Power merecía una oportunidad.

Defendí mucho en su momento al Puto de Molotov y en mis propias incoherencias defendí (defiendo) el rap, la música ranchera, en donde, para mi desgracia, se denigra de una manera impresionante a la mujer. Y sí, numerosas e incontables veces he agarrado una buena borrachera mientras en las bocinas suena Vicente Fernández culpando a las mujeres de todas sus desgracias.
Entiendo que para que nuestros movimientos, para que el movimiento LGBTTTI, el feminismo, ecologismo, etceterismo puedan subsistir; para que dejen hablar lo mismo al Peje que a Peña Nieto hay que exigir la libertad de expresión, hay que permitirla, hay que fomentarla. Lo mismo pensaría para el rap y el reguetón y el tradicional mariachi. Lo mismo pensaría para el Cepy Boy y María Julia La Fuente. Pero de pronto, una lección valiosa aprendo de Eminem: "I guess words are a mothafucka they can be great, or they can degrade, or even worse they can teach hate". Y vaya, lo tenemos claro: las palabras son tan poderosas pero pueden denigrar y enseñar el odio.
Apenas son 10 años de "libertad de expresión" en México y nos hemos llenado de una franca pobreza en el contenido de nuestras canciones, nuestros programas de televisión, nuestros programas de radio. Todo es sexo, sexo, sexo y la manera en que un papi chulo se va a coger a su mami rica y apretadita. Vaya, que no lo critico, ni estoy diciendo que se deba prohibir, sino que creo que nos estamos formando una visión muy limitada de lo que el mundo es y podría ser.
Cuando el PUTO de Molotov salió necesitábamos diversidad, necesitábamos que la realidad fuera representada en nuestras expresiones artísticas, pero de pronto siento que nos hemos vuelto artistas en representar un solo, pequeño y en ocasiones triste aspecto del ser humano y de nuestra sociedad.
No sé si me explico.

2 comentarios:

Luce y Rosa dijo...

Claro que te explicas, que en un intento por ser tan “radicales, diferentes y no dejarnos llevar por los demás”, terminamos siendo los mismos borregos (de los que cantaba "la Trevi") de siempre, siguiendo a un montón de tarados que nos enseñan el único camino que conocen y otra vez cegándonos a ver el resto del entorno...

Akaotome dijo...

Y hay que buscar espacios para todas las realidades, ¿no? No conformarnos con una sola manera de ver las cosas.