Faltan 9 días para el cumpleaños de mi esposa. Y estoy recordando las cosas más odiables en esta cuenta regresiva. Pues resulta que mi mujer es una maniática del orden. De verdad, era una generala cuando vivíamos en el DF y me tenía una rutina marcial en la cual implicaba limpiar un mueble que tenía QUINIENTOS MIL CHUNCHES.
Ok, ese no era el problema. El problema, desde luego, consistía en que había que ponerlos EXACTAMENTE de la misma forma que los había ubicado la primera vez porque el lugar del cenciero era el lugar del cenicero y el de la flor era el de la flor y bueno, hasta aquí parece lógico. Lo que no es lógico es que tanta mugrita de colecciones inverosímiles y miniatura se queden fijas en mi memoria.
Yo siempre argüía que con tal de que estuvieran limpias y "ordenadas" no tenía por qué ser esto un motivo de discordia, pero Ana es una persona muy disciplinada en esos aspectos... aunque luego le entran rachas en las que la inercia lo desordena todo.
Anita, en mi vida, ha traído mucho orden. Orden visual, sí, pero también mental y emocional, creo que ha encausado el flujo de mis pensamientos y mis emociones y me ha dado un auto conocimiento que sola no hubiera conseguido.
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