sábado, julio 10, 2010

Estamos todos bien...

Disclaimer: O sea, nota al margen para que la gente extremosa no se me eche encima ni se azote: Escribo el siguiente texto sin ánimos de ofender, sin intención de ser insensible. Por supuesto me queda claro que hay gente que vivió pérdidas materiales y emocionales irreparables y no es mi intención hacerle a la Paleta Payasa comiendo sopa de coditos. Lo que acontinuación leerán no es para gente con ánimos sensibles, es sólo mi manera de tomar las propias tragedias que la vida me pone y sacarles la vuelta. Yo me río de la risa que me da reírme. Vivo lo que me tocó vivir y hago la limonada con mis limones y cuando ni pa'limones me alcanza compro Tang. Así pues por su comprensión muchas gracias y aquí se los dejo.
Contrario a las predicciones de Diego, el huracán Alex no alcanzó a "destruyir" nuestra casa. Tampoco se ve que la tormenta Bonnie venga tan ensañada como había advertido. Santiago ha pasado la semana con la nariz pegada a la ventana y días hay en que sólo ha dicho "ota vez agua". Con esos ánimos una podría estar por las calles de la amargura, pero no, para qué necesita una las calles de la amargura cuando vive una en un pozo perdido en medio de la nada en San Nicolás de los Garza, es que la amargura ya no anda en la calle, no... ¡ya se quedó a vivir aquí la desgraciada!
Pero insisto, estamos todos bien gracias. Dicen que (okey, sí leo el periódico y sí sé que no sólo lo dicen sino que es un hecho que hubo chingos de afectados y el 65% de las empresas se quedaron paradas también) mucha gente se quedó sin servicios. A decir verdad (nosotras que ya somos gente pobre y resignada) ni lo notamos, así estamos la mitad de los meses en lo que se pagan los recibos, así que no nos fue ninguna novedad, de hecho ya tenemos a los niños entrenados para cualquier plan de contingencia. ¿Que no hay luz? ¡Qué importa! La luz de las velas siempre han dado un ánimo romántico a nuestras vidas. Y a los niños ya hasta les gusta improvisar en el teatro de sombras, así que por la tele ni nos apuramos... equis de la vida, quién necesita lujos cuando tiene una bella esposa y dos hijos que son más buenos que un pan.¿Qué no hay agua? ¡Pero criatura, pos qué no vivimos en Monterrey! ¡¿Qué te preocupa el agua?! ¡Veste a traer las cocas y ya está resuelto! Sí pues, con coca colas y cerveza se sacía cualquier sed, se destapa cualquier caño, se quita cualquier mancha y el pelo queda brillosito. Si piensan que exagero, un día al final de una fiesta junten las bachitas de coca y váyanlas echando al excusado y déjenlas reposar. Van a ver cómo les quita el sarro, les destapa su baño, lo desapesta y hasta brillosito lo deja. Si es rebuena la coca, por eso mi mamá se toma una diaria (de litro y medio, obvio) junto a sus dos cafiaspirinas.
En fin, ¿qué no hay gas? No le aunque, al fin y al cabo sin gas ya llevamos cuatro meses, sino es que un poquito menos, por ahí desde el último fraude financiero que me hizo mi padre, y aquí por postura política nadie paga el gas... ni el agua, ¡creo! Así pues, somos de esas personas cuyos hijos cuando sean grandes les podrán contar a sus nietos (así como me decían mi abuela y mi padre): "cuando yo estaba chiquito me levantaba de madrugada a juntar el agua pa' bañarme a jicarazos con agua fría" y dicen que eso fortalece el espíritu y está demás decir que yo como buena madre que soy quiero que Diego y Sampi tengan el espíritu rejuerte. Y no sé, a mi padre como que siempre le dio mayor calidad moral que al resto de la humanidad el haberse bañado con agua fría de chiquito, así que yo espero que también Santiago y Diego tengan reteharta calidad moral.
La verdad, es que yo sí soy de lujitos, porque mi madre era niña bien de la Del Valle (venida a menos por malcasarse con un vaquero-nicolaíta-rico-heredero que nunca prosperó y al que el mundo le vio la cara) y entonces ella sí me bañaba en tina, con burbujas y agua tibia. Eso como es de suponerse, debilitó mi espíritu que hoy ya es bastante endeble y bajó un par de grados mi calidad moral y de nada sirvió tener infancia nicolaíta, cuando una tiene una madre fresa se nota y es algo que a una la persigue a donde vaya porque termina una preguntando: "disculpa, ¿y el tenedor para el pescado? ¿y el de la ensalada? ¿Y la cucharita de la toronja? ¿Y el trinchador del mango? ¿Y los cuchillitos para embarrar el paté? ¿y ..." Y esa desgracia que me persigue es mi preferencia por el agua caliente. Difícil de lograr cuando no hay gas, pero nada es imposible para una madre, y mi madre y Crix y yo somos tres madres (aunque a veces valemos madres), así que lo que no se le ocurre a una se le ocurre a otra. Por eso mi madre consiguió hace un año (en crisis similar) unas resistencias para calentar agua. ... ... ¡Pero se fundieron! No importa, que al rescate llegó mi señora esposa y me regaló las suyas que se había comprado para llevar ilegalmente a Houston el año pasado.
Así pues, me encantaría contar la historia de cómo cada mañana vamos al río, venerito de agua clara, cercano que pasa por atrás de la casa y recogemos el agua en sendas tinas para venir luego con ella a... pero no es cierto. La verdad es que el municipio es buena gente y no nos ha cortado el agua. Tenemos el vital líquido (así le dicen en prensa para no chotear la palabra) en reducción al 80% desde hace dos años, pero tenemos la mayor parte del año a menos que haya huracán y es lo que importa. Entonces, la verdad es que sí agarro mi tina, porque lo de la presión, y el gas y todas esas otras cosas antes citadas sí son ciertas, y la pongo abajo del chorrito de agua a que se llene. Una vez llena pongo la resistencia unos 7 a 10 minutos dependiendo de qué tan caliente la quiera ese día y ya está.
Algo me huele mal, pero muy mal... han de disculparme porque seguro soy yo misma porque en dichas condiciones y dada la hora a la que me desmañano yo para ir al trabajo tampoco es como que haga yo a diario el sacrificio. Sube mi calidad moral entonces el ahorro de agua.
Así pues en el recuento de los daños paso lista:
1) Las goteras, palomita, ya estaban antes del huracán y van a seguir aquí muuucho tiempo, hasta que en efecto se caiga el techo. Pero me consuela que de nuestro lado de la casa sólo hay una gotera (¿y adivinen a quién culpa el público? Sí, una vez más al suegro de Criseida).
2) El agua: Si nos la cortaron, casi que ni lo notamos, como quiera ya los niños estaban entrenados a sólo hacer uso del baño en caso extremo, necesario y casi fulminante.
3) El gas: ¿el qué?
4) La luz: pese a que es el servicio más importante... casi, en nuestras vidas, ya hemos estado sin ella previamente y una aprende a sobrellevarlo. Claro es importante aprender a comer cosas crudas o previamente empaquetadas y chatarrosas, porque sin luz y gas, por muy madres que seamos no hemos aprendido a hacer milagros. Con luz la vida es mejor, se puede calentar agua y cocinar casi sin diferencia alguna con el gas.
5) Intercable: yoo. O sea, cable teléfono e internet. Así es tenemos el triple play económico de cablevisión y ése sí se nos cayó todito. Hubo un momento en que nos debatimos si habrá sido por falta de pago o por exceso de agua... Y aún nos debatimos si será justo seguir pagando las llamadas a celular de mi padre a cambio de que él siga pagando la luz... cuando la paga... Y resulta que en casa cada quién tiene su favorito: mi madre y mis hijos me dejan de hablar si no lo pago porque se quedan sin cable y el cable es vida. Mi padre me asesina si lo dejo sin teléfono, y mi mujer amenaza con cambiarse a vivir al Burger King o al Starbucks si la dejo sin internet. Así pues, a mí se me hace que el yoo es cosa del diablo, o a qué horas le firmé un contrato con mi alma sin darme cuenta...
6) Insectos ya teníamos, lo único que cambia es la variedad. Algunos prefieren climas más húmedos, otros unos climas más secos y cálidos. De todo hay aquí en el hotel California, digo en el Nogalar, es nomás cosa de que uno le busque el gustito y el insecto o arácnido de su preferencia aquí lo encuentra.
********** Palomeados todos los puntos...

Total que estamos todos bien, de peores tragedias hemos ya sobrevivido y mientras no se nos meta el agua a la casa (por abajo, quiero decir, porque es obvio que por arriba en las goteras ya entra) todo está bien.

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