De pronto me parece que la gente, al momento de opinar sobre la adopción por parejas de personas del mismo sexo, piensa que les estamos preguntando o pidiendo permiso para tener hijos. El debate no es ése. El debate ni siquiera es pedir derechos especiales. El debate es única y exclusivamente sobre que nuestra querida Constitución política dice que TODOS LOS MEXICANOS Y MEXICANAS tenemos derechos iguales, somos iguales ante la ley. La ley no es para proteger cierta creencia, la ley es para garantizar que todas las creencias sean respetadas, para asegurarnos que nos estamos poniendo de acuerdo como sociedad. La ley es un conjunto de acuerdos entre sectores de la sociedad que sale a relucir cuando hay alguna disputa, cuando hay algún desacuerdo.
Así pues, el debate no debería ser si está bien o está mal que adoptemos a nuestros hijos. El debate es más simple: ¿por qué la ley obliga a nuestras instituciones a discriminarnos?
Hay que tener en cuenta una cosa: Nosotros, madres y padres homoparentales, no tratamos de convencer a la gente que lo que hacemos es correcto. No tiene nada que ver con eso, tiene que ver con la realidad: En nuestras familias hay niños y ahora mismo nuestros niños no tienen los mismos derechos que los otros niños. Y eso, querida sociedad, también es discriminación. Hay que proteger a nuestros niños porque los niños de madres lesbianas y padres gays también son ciudadanos y también tienen derechos y también son el futuro de México.
El debate siempre se desvía hacia si los gays y lesbianas estamos enfermos o no, a si es algo que aceptaría Dios o no, es decir, siempre se desvía hacia aspectos secundarios: Educar, enseñar, amar y proteger un niño no tiene nada que ver con la orientación sexual de su padre o madre, lo que hacemos en la cama y con quien lo hacemos permanece en nuestra intimidad.
Necesitamos hacer este México nuestro un país respetuoso de la diversidad, necesitamos que TODOS TENGAMOS LOS MISMOS DERECHOS.
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