martes, junio 01, 2010

Secretos de alcoba XII

Mi hijo, el demandante

Los momentos a solas de una pareja con hijos son escasos, y a veces estoy segura que muchas madres nos sentimos culpables de robarle minutos de tiempo a nuestros hijos. A veces yo quisiera poder esconderme y correr y estar lejos y poder tener horas y horas y HORAS de paz , calma, sosiego y sobre todo solitud.
Así pues, algunas mañanas de fin de semana, esas en las que sí coíncidimos los niños y yo, me encierro en la recámara con Criseida para poder... platicar y bueno sí, también platicar. Habrá quién piense que después de 15 años una ya no tiene nada de qué platicar, pero la verdad es que a mí no me para la boca.
Así pues, una de esas mañanas en que paseaba en ropa interior tranquilamente por mi cuarto y gozaba de mi reflejo en el espejo, una voz al otro lado de la puerta tronó en exigencia:
-- Maaaaaami! MAAAAAAAMI! MAMI.
-- Mande, Diego, ¿qué necesitas?
-- ¡Ven!
-- ¿Qué pasó?
-- ¡Veee-een!
-- Ya voy, dame un minuto, ya no más me visto y voy, un minuto, un minutito.
Silencio de 5 segundos...
-- No quiero darte un minuto.
-- ¿Y cómo le vamos a hacer? Porque yo como quiera me voy a tomar mi minuto.
silencio de 20 segundos...
-- ¡No! ¡También es MI minuto!


1 comentario:

marga dijo...

qué amor!!! y qué inteligente :)

besos