Pues a la manera de aquél Meme en el que había que decir 8 cosas que nadie sabe de mí, en este post y de inspiración propia he de declarar 8 cosas controversiales... algunas de ellas no me enorgullecen, pero he de metabolizarlas y sacarlas de mí.
1) Estoy enamorada de una niña de entre 8 y 10 años... en realidad es una animación y estoy segura de que ustedes también se enamorarán de ella en cuanto la conozcan. Les presento a Andaluna:
Ella canta y baila y lo mejor de todo, educa a los niños en la no-violencia, es una educación para la paz incluyente y diversa. A mis hijos les encanta y a mí más pues tiene canciones sobre equidad de género y sobre familias diversas que dice que hay familias con dos mamás y en todas las familias te querrán igual.
2) Estoy empezando mi propia campaña contra la violencia. Sólo que en esta ocasión me refiero a mi propia violencia. Según una ponencia que escuché recientemente el tema del clóset dentro del clóset es la violencia. La gente dentro del colectivo LGBTTTI esconde la violencia que vive o inflinge para no desacreditar a la comunidad. La verdad es que la violencia existe. No la voy a justificar como natural porque diversos teóricos se pelean sobre si es natural o no, inherente al ser humano o no y como no soy experta no me siento capaz de determinarlo. El caso es que me reconozco violenta cuando grito, cuando insulto, cuando me cierro al diálogo, cuando me cruzo de brazos, cuando rechazo la otredad. Me reconozco impaciente y violenta con mis hijos y quiero acabar con esta situación.
3) He descubierto que así como hay lesbofobia internalizada, existe el adultismo internalizado. Mi DOC (desorden obsesivo-compulsivo), OCD por sus siglas en inglés, o CDO porque lo prefiero en orden alfabético me impulsa a buscar la perfección. Y aunque la perfección absoluta sé en teoría que no existe, hay un impulso a veces más fuerte que yo por alcanzar el ideal. Ahora bien, la pregunta sería ¿la perfección bajo cuál estandard? Ya que lo perfecto para mí puede no ser lo perfecto para alguien más. Lo perfecto según la sociedad heteropatriarcal ante la cual me revelo tampoco me queda muy claro. Es una voz interna grave y severa que me dicta todo el tiempo "eso no es correcto". Y siento pesar y asfixia. Entonces me autodestruyo, me siento "mala". Y lo peor, me entra el síndrome de la madre lesbiana perfecta. No puedo dejar que el mundo "descubra" que soy mala madre, que no sé "educar" o "disciplinar" a mis hijos. Y entonces sucede un hervor interno me traspasa y grito. Grito por miedo, por angustia, por desesperación. Grito por no llorar.
4) Tengo una tía, o más bien no llegué a tener a esta tía porque murió a los 3 años. Fue prima de mi madre. Bebió agua de una fuente y murió de amibas. Otra que a los 5 años por meterse cosas a la boca murió de tétanos. Y yo, que entre mis males mentales sufro de ansiedad generalizada muero de pánico, auténticos ataques de pánico pensando a diario las 15 formas (distintas cada día, queda por sentado) en que mis hijos pueden morir. Entonces grito de nuevo. Y me da miedo cada día que la 16va forma sea por asesinato de su propia madre. Me he llegado a esconder de mis hijos, días en que he optado por llegar después de que estén dormidos para no pelear.
5) El jueves en Tapia y Juárez (una avenida muy transitada) me caí al suelo en plena calle. Iba sola con los niños y cargando unos bultos muy pesados. Diego quería brazos. Si lo cargaba santiago hubiera tenido que cargar su peso en paquetes de mil cosas que llevaba en los brazos. Si lo cargaba, lo justo hubiera sido cargar a Santi también. Si los cargaba, hubiera cargado 36 kilos, más los bultos. No tengo coche. Ando en camión urbano todos los días. Los camiones urbanos mexicanos no son como los gringos y los europeos que se acercan dócilmente a la parada y esperan a que una suba y se acomode en un asiento. ¡NO! Los camiones aquí, se paran en doble fila y te dan 15 segundos para alcanzarlos y treparte como las entidades divinas te den a entender. Con niños, con bultos, con tacones, como vayas. Ese día yo tuve dos opciones, o me caía o metía las manos y soltaba a los niños con el peligro de que corrieran sueltos hacia una muerte segura bajo las ruedas de un camión. Ese día terminé en el piso con una rodilla raspada y sangrante.
6) En una ocasión, también sobre Juárez, aquella vez era esquina con Arteaga, a las 10 de la noche yo esperaba con Diego y Santiago un camión. Fue hace como diez meses, ellos todavía con menos de 3 años, así que oficialmente seguían siendo bebés. Santiago brincaba como desaforado y Diego salió corriendo para el otro lado, a punto de bajarse de la acera. Es un cruce muy cargado de camiones urbanos. Entonces, yo, empanicada cual suelo ponerme los agarré a los dos de donde pude y los senté a la fuerza en una banca que solía haber antes por allí. Una señora venía transitando dentro de una camioneta tipo SUV, de esas familiares, ultraequipadas muy nice con clima (afuera hacían mil grados celsius), con sillitas para niños (con dos peques bien portados y sentaditos dentro de la tranquilidad y paz de su burbuja de lujos). La señora, que debió de verme a lo lejos transformándome en Hulk para detener a mis hijos, bajó la ventanilla y gritó tan finamente como sus raíces de vieja placera se lo permitieron pidiéndole a los otros peatones mortales como yo que me detuvieran y llamaran a servicios infantiles, al DIF, a Capullos, a la policía o a quien fuera necesario para "salvar" a mis hijos. Por su puesto, nadie le hizo caso. Asumo que la gente de a pie también se preocupa cuando ve niños tan pequeños que amenazan con correr a Juárez. Yo como quiera también hice gala de mis mejores modales y le gritonié de regreso que no se metiera en lo que no le importa que claro ella tan cómoda qué iba a saber. Pusieron el verde y ella y su preocupación se fueron tan pronto como llegaron.
7) Llevo ya una semana en mi política "usa el diálogo y tu inteligencia". Así pues, mis griteríos van disminuyendo tanto como he podido. Hace dos semanas le dí un manazo a no sé cuál de mis hijos. Una testiga presencial me dijo muy seria "no te va a durar mucho lo de ser más grande, y el terror psicológico tampoco". Tiene toda la razón, por eso me he prohibido ponerme nunca más en situaciones donde deba gritarles o corregirles "por culpa del sistema," es decir, no los voy a regañar más por subirse al escenario, por gritar en el museo o en cualquier evento público. Si quieren que Crix y yo estemos presentes, la gente tendrá que lidiar con que son niños pequeños y que como tal tienen curiosidad y ganas de correr y brincar y saltar y gritar y conocer el mundo. Estas dos semanas con mi participación en VISIBILIDADES y la 9na Semana de la Diversidad Sexual he aprendido que mis hijos no sólo son parte de mi diversidad sexual sino que son personas a las que los demás también tienen que respetar. estoy hasta el tope de "tus hijos gritan mucho", "tus hijos hacen mucho escándalo", "tus hijos esto y aquéllo y lo otro". ¿Pues no que mucha diversidad y nada de discriminación?
8) Y por ende, me culpo a mi misma por no haberle sabido poner un alto a tiempo a esta sociedad que impone "reglas de urbanidad" y "disciplina" que no son más que herramientas de violencia para coercionar a las personas. El que quiere azul celeste, que le cueste y si quieren que Crix y yo sigamos participando en éste y aquel evento pues entonces ya está, a ayudarnos a entretener y cuidar y aceptar los niños que así son y qué les vamos a hacer sino aceptarlos y quererlos con todo su magnífico desplegado de voluntad y bríos.
1) Estoy enamorada de una niña de entre 8 y 10 años... en realidad es una animación y estoy segura de que ustedes también se enamorarán de ella en cuanto la conozcan. Les presento a Andaluna:
Ella canta y baila y lo mejor de todo, educa a los niños en la no-violencia, es una educación para la paz incluyente y diversa. A mis hijos les encanta y a mí más pues tiene canciones sobre equidad de género y sobre familias diversas que dice que hay familias con dos mamás y en todas las familias te querrán igual.
2) Estoy empezando mi propia campaña contra la violencia. Sólo que en esta ocasión me refiero a mi propia violencia. Según una ponencia que escuché recientemente el tema del clóset dentro del clóset es la violencia. La gente dentro del colectivo LGBTTTI esconde la violencia que vive o inflinge para no desacreditar a la comunidad. La verdad es que la violencia existe. No la voy a justificar como natural porque diversos teóricos se pelean sobre si es natural o no, inherente al ser humano o no y como no soy experta no me siento capaz de determinarlo. El caso es que me reconozco violenta cuando grito, cuando insulto, cuando me cierro al diálogo, cuando me cruzo de brazos, cuando rechazo la otredad. Me reconozco impaciente y violenta con mis hijos y quiero acabar con esta situación.
3) He descubierto que así como hay lesbofobia internalizada, existe el adultismo internalizado. Mi DOC (desorden obsesivo-compulsivo), OCD por sus siglas en inglés, o CDO porque lo prefiero en orden alfabético me impulsa a buscar la perfección. Y aunque la perfección absoluta sé en teoría que no existe, hay un impulso a veces más fuerte que yo por alcanzar el ideal. Ahora bien, la pregunta sería ¿la perfección bajo cuál estandard? Ya que lo perfecto para mí puede no ser lo perfecto para alguien más. Lo perfecto según la sociedad heteropatriarcal ante la cual me revelo tampoco me queda muy claro. Es una voz interna grave y severa que me dicta todo el tiempo "eso no es correcto". Y siento pesar y asfixia. Entonces me autodestruyo, me siento "mala". Y lo peor, me entra el síndrome de la madre lesbiana perfecta. No puedo dejar que el mundo "descubra" que soy mala madre, que no sé "educar" o "disciplinar" a mis hijos. Y entonces sucede un hervor interno me traspasa y grito. Grito por miedo, por angustia, por desesperación. Grito por no llorar.
4) Tengo una tía, o más bien no llegué a tener a esta tía porque murió a los 3 años. Fue prima de mi madre. Bebió agua de una fuente y murió de amibas. Otra que a los 5 años por meterse cosas a la boca murió de tétanos. Y yo, que entre mis males mentales sufro de ansiedad generalizada muero de pánico, auténticos ataques de pánico pensando a diario las 15 formas (distintas cada día, queda por sentado) en que mis hijos pueden morir. Entonces grito de nuevo. Y me da miedo cada día que la 16va forma sea por asesinato de su propia madre. Me he llegado a esconder de mis hijos, días en que he optado por llegar después de que estén dormidos para no pelear.
5) El jueves en Tapia y Juárez (una avenida muy transitada) me caí al suelo en plena calle. Iba sola con los niños y cargando unos bultos muy pesados. Diego quería brazos. Si lo cargaba santiago hubiera tenido que cargar su peso en paquetes de mil cosas que llevaba en los brazos. Si lo cargaba, lo justo hubiera sido cargar a Santi también. Si los cargaba, hubiera cargado 36 kilos, más los bultos. No tengo coche. Ando en camión urbano todos los días. Los camiones urbanos mexicanos no son como los gringos y los europeos que se acercan dócilmente a la parada y esperan a que una suba y se acomode en un asiento. ¡NO! Los camiones aquí, se paran en doble fila y te dan 15 segundos para alcanzarlos y treparte como las entidades divinas te den a entender. Con niños, con bultos, con tacones, como vayas. Ese día yo tuve dos opciones, o me caía o metía las manos y soltaba a los niños con el peligro de que corrieran sueltos hacia una muerte segura bajo las ruedas de un camión. Ese día terminé en el piso con una rodilla raspada y sangrante.
6) En una ocasión, también sobre Juárez, aquella vez era esquina con Arteaga, a las 10 de la noche yo esperaba con Diego y Santiago un camión. Fue hace como diez meses, ellos todavía con menos de 3 años, así que oficialmente seguían siendo bebés. Santiago brincaba como desaforado y Diego salió corriendo para el otro lado, a punto de bajarse de la acera. Es un cruce muy cargado de camiones urbanos. Entonces, yo, empanicada cual suelo ponerme los agarré a los dos de donde pude y los senté a la fuerza en una banca que solía haber antes por allí. Una señora venía transitando dentro de una camioneta tipo SUV, de esas familiares, ultraequipadas muy nice con clima (afuera hacían mil grados celsius), con sillitas para niños (con dos peques bien portados y sentaditos dentro de la tranquilidad y paz de su burbuja de lujos). La señora, que debió de verme a lo lejos transformándome en Hulk para detener a mis hijos, bajó la ventanilla y gritó tan finamente como sus raíces de vieja placera se lo permitieron pidiéndole a los otros peatones mortales como yo que me detuvieran y llamaran a servicios infantiles, al DIF, a Capullos, a la policía o a quien fuera necesario para "salvar" a mis hijos. Por su puesto, nadie le hizo caso. Asumo que la gente de a pie también se preocupa cuando ve niños tan pequeños que amenazan con correr a Juárez. Yo como quiera también hice gala de mis mejores modales y le gritonié de regreso que no se metiera en lo que no le importa que claro ella tan cómoda qué iba a saber. Pusieron el verde y ella y su preocupación se fueron tan pronto como llegaron.
7) Llevo ya una semana en mi política "usa el diálogo y tu inteligencia". Así pues, mis griteríos van disminuyendo tanto como he podido. Hace dos semanas le dí un manazo a no sé cuál de mis hijos. Una testiga presencial me dijo muy seria "no te va a durar mucho lo de ser más grande, y el terror psicológico tampoco". Tiene toda la razón, por eso me he prohibido ponerme nunca más en situaciones donde deba gritarles o corregirles "por culpa del sistema," es decir, no los voy a regañar más por subirse al escenario, por gritar en el museo o en cualquier evento público. Si quieren que Crix y yo estemos presentes, la gente tendrá que lidiar con que son niños pequeños y que como tal tienen curiosidad y ganas de correr y brincar y saltar y gritar y conocer el mundo. Estas dos semanas con mi participación en VISIBILIDADES y la 9na Semana de la Diversidad Sexual he aprendido que mis hijos no sólo son parte de mi diversidad sexual sino que son personas a las que los demás también tienen que respetar. estoy hasta el tope de "tus hijos gritan mucho", "tus hijos hacen mucho escándalo", "tus hijos esto y aquéllo y lo otro". ¿Pues no que mucha diversidad y nada de discriminación?
8) Y por ende, me culpo a mi misma por no haberle sabido poner un alto a tiempo a esta sociedad que impone "reglas de urbanidad" y "disciplina" que no son más que herramientas de violencia para coercionar a las personas. El que quiere azul celeste, que le cueste y si quieren que Crix y yo sigamos participando en éste y aquel evento pues entonces ya está, a ayudarnos a entretener y cuidar y aceptar los niños que así son y qué les vamos a hacer sino aceptarlos y quererlos con todo su magnífico desplegado de voluntad y bríos.
5 comentarios:
Está muy bien como ejercicio de introspección, no todo el mundo llega hasta ahí, aprovéchalo!!!
Ojalá fuese capaz de ordenar mis adentros de ésta forma, quiero cambiar la violencia que me inunda a veces también, y desde luego aceptar no ser una madre perfecta y que mi hija necesita explayarse como niña que es, sin coacciones "del sistema" y los "bienquedares" de su madre.
Felicidades por el post, y por vuestra familia.
Estoy total y absolutamente de acuerdo contigo Ana, te prometo que la proxima vez que coincidamos, yo me encargo delos niños mientras tu te dedicas a defender nuestro derechos :)
Aquí yo de metiche, Ana, y esperando no ofenderte:
Es cierto, desde el adultismo imponemos cantidad de cosas en los niños y niñas y no es justo ni les educa en la justicia. Es cierto también que gritarles o pegarles lo único que les enseña es a imponer sobre los otros y otras con gritos y golpes, que la espiral de la violencia que se siembra de ese modo es temible y que no habría por que perpetuarla. Sin embargo, sólo tengo una observación al respecto: dejar que dos niños griten, brinquen, exijan, pasen por encima de los demás no es novedoso, generalmente a los varones se les permite eso, con otros argumentos más masculinizados, pero el resultado es ese. Me parece y es mi punto de vista muy personal que además de combatir el adultismo y la violencia contra los niños es tarea imprescindible en la crianza enseñar a los niños y niñas desde muy pequeños a la empatia, a sentir e interesarse por lo que sienten y necesitan los otros y las otras. Por ejemplo, si gritas e interrumpes a una persona hablando, le estás diciendo que no te interesa lo que dice, si tus gritos no dejan escuchar a otra persona, si cuando corres atropellas a alguien puedes lastimarle, etc. Es importante mostrarles que sus necesidades son valiosas, pero también es importante mostrarles que las necesidades de los otros y otras también son valiosas y es importante tenerlas en consideración. Conciliar el cuidado y satisfacción para uno/una y los cuidados y satisfacción para todes es una forma de construir otras formas de organizarnos. Esa es mi proouesta. Les mando un abrazo.
Karina
Hoy me he sacado mucho de onda al leer esta entrada (sobre todo porque después ví el video promocional del 25 de mayo en el que dicen ser una familia basada en el amor, respeto, etc.). Hoy me ha dado miedo imaginarte deteniendo a tus hijos "de donde pudiste" y ojalá que ese miedo hacia la 16ava forma de morir de tus hijos haya sido una exageración de mal gusto.
Creo que es importante que esto no quede en un buen ejercicio instrospectivo que todas te aplaudan (¿?) sino que en realidad cambies tu forma de ser.
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