Diego tiene ya un buen tiempo en el modo me llamo-go-diego-go-y soy-un-súper-héroe. Y para convencerlo que diga su verdadero nombre, Ana le ha tenido que explicar que todos los súperheroes tienen un nombre secreto, y es así como hace que el niño diga Diego Alfonso en lugar de Go-Diego-Go.
Pues resulta que el sábado que salimos a pasear, Santiago, Diego y yo nos adelantamos mientras Ana hacía algunas cosas en el cuarto y yo aproveché para llevarlos rumbo a la puerta y de paso decirles que se despidieran de la abuela.
La conversación sucedió así:
Diego: Abuelita, ya noz vamoh. Mi Mamá es un súper héroe y va a ir volando muy arriba hasta las nubes.
Abuela: Ah, ya se van, bueno.
Mamá: Volando?
Santiago: Pero pero... no podemos volar!
Me dio mucha ternura que Santiago intentara, literalmente, aterrizar a su hermano. Y llamó mucho mi atención el uso de la lógica que estaba haciendo.
Luego, ese mismo día de regreso a casa, veníamos en el camión y cada uno terminó sentado en nuestras piernas. Santiago con Ana, Diego conmigo.
Y como son unos malechores de lo peor que ya saben abrir puertas y además de todo podían levantarse a mitad de la noche o muy temprano en la mañana mientras todos dormían y salir a explorar el patio, Ana en común acuerdo con su madre, decidieron amarrar la puerta para que no pudieran abrirla así como así. Entonces, con eso como antecedente les presento la conversación número dos:
Diego: Voy a marrar la puerta y Mamá no se va de viaje...
Santiago que estaba cómodamente recargado en Ana saltó de inmediato y dijo: No, Yeyo no, mamá no viaje no trabajo!!!!!
Yo morí de la risa y claro de la ternura que me provocó la discusión entre mis dos vástagos. Uno entregado por completo al mundo de la fantasía y la invención de historias, y el otro en el campo del razonamiento, de las relaciones causa y efecto y de esa cosa tan abstracta que es la realidad.
Ay... mis bebés que ya no lo son tanto...
Pues resulta que el sábado que salimos a pasear, Santiago, Diego y yo nos adelantamos mientras Ana hacía algunas cosas en el cuarto y yo aproveché para llevarlos rumbo a la puerta y de paso decirles que se despidieran de la abuela.
La conversación sucedió así:
Diego: Abuelita, ya noz vamoh. Mi Mamá es un súper héroe y va a ir volando muy arriba hasta las nubes.
Abuela: Ah, ya se van, bueno.
Mamá: Volando?
Santiago: Pero pero... no podemos volar!
Me dio mucha ternura que Santiago intentara, literalmente, aterrizar a su hermano. Y llamó mucho mi atención el uso de la lógica que estaba haciendo.
Luego, ese mismo día de regreso a casa, veníamos en el camión y cada uno terminó sentado en nuestras piernas. Santiago con Ana, Diego conmigo.
Y como son unos malechores de lo peor que ya saben abrir puertas y además de todo podían levantarse a mitad de la noche o muy temprano en la mañana mientras todos dormían y salir a explorar el patio, Ana en común acuerdo con su madre, decidieron amarrar la puerta para que no pudieran abrirla así como así. Entonces, con eso como antecedente les presento la conversación número dos:
Diego: Voy a marrar la puerta y Mamá no se va de viaje...
Santiago que estaba cómodamente recargado en Ana saltó de inmediato y dijo: No, Yeyo no, mamá no viaje no trabajo!!!!!
Yo morí de la risa y claro de la ternura que me provocó la discusión entre mis dos vástagos. Uno entregado por completo al mundo de la fantasía y la invención de historias, y el otro en el campo del razonamiento, de las relaciones causa y efecto y de esa cosa tan abstracta que es la realidad.
Ay... mis bebés que ya no lo son tanto...
2 comentarios:
No entendi del todo, jajajaja. Que bueno encontraros para leeros. Mi mujer también es de Mex, pero vivimos en España. Un saludote enorme desde aquí.
Que genial que puedas pasar tiempo con tus hijos y que puedas ser partícipe de como van creciendo, rápido, rápido..
Son unos amores esos suyos, cuídenlos mucho...
Saludos
Publicar un comentario