miércoles, julio 02, 2008

Por estos (aquellos) rumbos Parte III

Esta es una foto de mis retoños chilanguines y sus primos Gabrial de 5 y Max de 17 meses. Ellos ya van a cumplir 21 meses.
Pues bien, en mi último reporte, que más bien fue el primero, les conté que había ido a un grupo de familias diversas, luego les dije de mis aventuras con las ofertas y de mi poca, casi nula actividad del martes. Bueno, pues el miércoles decidí que era hora de visitar amistades. De pronto me invadió una de esas sensasiones medio raras que aveces me dan en las que me siento rara y me da mucha vergüenza hablarle a la gente porque siento que la voy a incomodar. Como quiera me animé a mandar mensajitos por el móvil. Creo que me hacen sentir más segura, porque yo mando la info y si la persona receptora QUIERE hablar conmigo entonces me marca o me manda un mensajito en respuesta. Así pues mandé aleatoriamente mensajitos como a tres personas y me contestó Tatiana, una niña lindísima a la que llevaba sin ver como cuatro años! Como Diego se quiso quedar pintando con sus primitos, sólo me acompañó Santiago. Para llegar al parque donde me quedé de ver con ella, acompañé a Andrés que sacó a pasear al perro Ringo y a su hijo Gabriel. Gabriel tiene uno de estos cochecitos eléctricos que se manejan con el pedal y que son la copia en miniatura de un convertible, en este caso uno rojo tipo Rayo McQueen. Me puse a pensar que Andrés tiene mucho interés en que ghabriel tenga todo lo que el no pudo tener en la infancia (igual que la mayoría de los padres y madres, yo creo), pero me da la impresión de que no se ha puesto a pensar que con una mayor cantidad de cosas, también le trae al niño un estrés que nosotros no tuvimos de pequeños. Me explico: el niño iba en la calle, como niño manejando su carrito sin fijarse en mucho de lo que ocurre a su alrededor, después de todo está en el margen de los cinco años. En eso, se distrajo con el perro y el volante se le fue chueco, lo cuál lo llevó a inclinarse hacia la derecha, donde un conductor real en el tráfico real de DF casi choca con él, o peor lo pudo haber atropellado. ¿Será necesario someter a este estrés a nuestros hijes sólo para poderles dar un mayor status económico?

Llegué al parque, afuera del café donde quedamos de vernos Tatiana y yo, en algo que bien podría parecer una "familia", mi primo, su hijo, mi hijo y el perro. Es interesante ver como los hijos nos han permitido acercarnos de nuevo, después de que declaró en el Hi5 que su amigo de la facultad (y compadre)y su amiga eran como los hermanos que nunca había tenido. Me sentí un tanto ignorada hace un año cuando lo leí, pero bueno, eso pasa cuando eres una lesbiana, loca, izquierdosa y tu primo es hetero, oficialista y central.

La reunión con Tatiana fue muy agradable, sobre todo porque se mostró comprensiva de la hiperactividad de Santiago y de nuestra necesidad de conseguir un techo por el bien del niño en cuanto empezó a chispear. Como el café que teníamos a un lado fue uno del que nos corrieron a Marlene, Crix y a mi hace algunos años, no quise entrar allí, así que nuestras opciones se redujeron casi exclusivamente al Oxxo que queda frente a la iglesia de la colonia. Me cae muy bien la gente que puede relajarse y sentarse a platicar en un Oxxo mientras te comes un hot-dog.

El jueves ma drugué. Había quedado de verme con Karina en su casa a las diez, pero no contaba con lo difícil que es llevar a una madre (anciana prematura por cierto) y dos bebes de 20 meses en el metro y peor aún en el transbordo de la estación La Raza. ¡Ese eterno túnel de la ciencia puede desquiciar hasta a los estudiantes de física! Llegamos y como siempre lo que era muy fácil en las instrucciones telefónicas resultó una aventura titánica que implicaba cruzar el Río Consulado (una de estas calles INMENSAS que tienen puentes peatonales poco amigables). Yo le tengo pánico a las alturas y este puente peatonal no tenía mayas laterales. Ni si quiera puedo mencionar mi pánico cuando Diego y Santiago iban asomandose por los barrotes hacia el precipicio plagado de coches. En fin, cruzamos pequeño Saltamontes, al otro lado del río y nos internamos en una colonia desconocida en busca de la casa de Karina, lo bueno es que era de mañana, así que solo corríamos riesgo de asalto o robo de niños, no de atraco sexual. En fin, creo que esta crónica tendrá que continuar mañana porque tengo reunión de consejo COMALES y ya me esperan las compañeras activiustas de esta lucha social ( a poco no suena más nice así?)

Esta crónica continuará....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...al imaginarme a todo mundo cruzando por el puente también empiezo a generar miedo a las alturas. Nuevamente, qué bueno que todo mundo está bien de regreso :)

MrH.

Duende dijo...

Esperarè ansiosa el desenlace de èsta crònica...ya que la señora De Alejandro, se fue de activista por la lucha social...
Què bueno que ya etsàn de regreso.

Besos.