jueves, diciembre 06, 2007

Madre solo hay una...

La cuestión aquí es ideológica, cosmogónica, moral, pero nada más. La cuestión aquí es ese conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político. La cuestión aquí es ese relato mítico relativo a los orígenes del mundo, esa teoría científica que trata del origen y la evolución del universo. La cuestión aquí es la conformidad de una acción o doctrina con los preceptos de la moral. Pero nada más.

O tal vez sí hay más, tal vez es la arrogancia, la voz desde la tribuna protegida por el discurso dominante y de poder.


¿Qué debería hacer o regular el Estado?

Única y exclusivamente la realidad, lo que pasa en el diario vivir. Proteger al ciudadano y garantizar el respeto a la libertad de opinión, expresión y hacer de los ciudadanos. Como dice en el post anterior, adicionalmente, no podemos olvidar que el Derecho sólo puede regular las manifestaciones externas de la conducta humana y no así las internas, por lo que resulta agravante que se pretenda normar cuestiones relativas a la espiritualidad, moral y religión. Así pues, respecto a la Ley de la Familia, no se trata de quitar un modelo para instaurar otro, se trata que todos los modelos de familia alternos sean RESPETADOS, y por respeto me refiero a la consideración, deferencia, al miramiento excesivo hacia la opinión de otros, antepuesto a los dictados de la moral estricta.
La Ley de la Familia supone que la familia se crea a raíz del matrimonio previo de un hombre con una mujer. Pero bien sabemos que no es la única figura jurídica relacionada a la familia que existe, tenemos por caso los divorcios (los padres viven separados y los hijos con uno de ellos), los concubinos (amasiato con o sin hijos), las madres solteras (con o sin ayuda de familiares, el padre del niño, pareja actual), los que firman una Sociedad de Convivencia o Pacto de Solidaridad (con o sin hijos de relaciones previas o los que deciden que uno de los convivientes procree a un hijo), los que adoptan (y el niño vive con sus padres adoptivos), y una o más variaciones a los casos previos.
¿Por qué es anticonstitucional la Ley de la Familia?
Entre otras cosas por las razones que hoy reveló El Milenio: porque copiaron en forma íntegra artículos de la Carta de los Derechos de la Familia hecha por El Vaticano en 1983. Los puntos ahí expuestos son muy válidos para todos los católicos practicantes, pero no para un Estado laico como se presume es el nuestro, ni tampoco para el resto de la gente que puede creer lo que le venga en gana, para eso tenemos libertad de creencia, como bien dice el artículo 24 de nuestra Constitución: Todo hombre es libre para profesar la creencia religiosa que más le agrade y para practicar las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohíban religión alguna.
En otra sintonía
¡Pero claro que antes de formar una familia homoparental uno pasa por noches y noches de desvelo! Pensando y pensando todo esto del derecho, del egoísmo, de las burlas en la escuela, de los traumas psicológicos, de la ausencia de padre o madre, de buscar reproducción asistida, de buscar un amigo o amiga. La única diferencia que encuentro entre los heterosexuales y los homosexuales y lesbianas que se enfrentan ante la incógnita de traer hijos al mundo es la cantidad de días, terapias, literatura y preparación psicológica que hacen estos últimos antes de empezar cualquier procedimiento, porque de que es una decisión pensada lo es, de que la cuesta parece más pronunciada, vaya que sí, pero de que todo ser humano, todo individuo tiene derecho a su decendencia no hay duda. ¿O desde cuándo hay un órgano universal regulador que nos pase a una báscula para ver si somos aptos para tener sucesores?
Vuelta a las raíces
Esto es a título personal. Juli y Flopy comentaron en la entrada pasada que tienen cierta angustia respecto de muchos temas, pero uno en especial llama mi atención y es el de que los hijos en algún momento querrán saber sus orígenes. Esa fue una de las dudas que más me dio vueltas en la cabeza, sobre todo porque yo tengo un primo que tuvo una tía como madre soltera; la típica historia de la novia a la cual el fulano se le hizo color ojo de hormiga apenas se enteró del embarazo. Pues resulta que mi primo tuvo una adolescencia horrenda, muy difícil, y en una de sus locuras pensó ir a buscar a su padre a la ciudad donde se supone vive. Mi tía, desde luego, después de un melodrama mexicano, le dijo a un hermano suyo que por favor hablara con mi primo, y así lo hizo el tío, le preguntó cuál era el problema, qué quería saber y todo. Al final el consejo fue: pues que vaya a buscarlo. Y como por arte de magia desapareció el interés de mi primo, incluso han estado en la ciudad aquella mil veces y no se ha animado a buscarlo ni nada. Yo cuando me enteré que tendríamos dos varones, de inmediato pensé en mi primo, en esta angustia de que me iba a preguntar, que iba a querer saber, pero en eso, Ana vio un programa de tele que trataba de un hombre que había donado esperma y tenía como once hijos. El punto del programa es que, si la memoria no me falla, una de las mujeres que había usado su muestra ayudó a su hija a rastrear al donador y descubrió que en la red, curiosamente, había datos de este donante, me parece que él publicó cómo y a qué banco había donado para establecer contacto o algo parecido. El señor vivía en otra ciudad, así que la madre junto con la hija, viajó hasta allá y tuvieron una cita en la cual le pudo preguntar o decir aquello que la inquietaba y, en dado caso, pues tendría un teléfono para el futuro.
Y entonces, después de intercambiar ideas con Ana, concluimos que si algún día nos preguntan o sienten curiosidad, pues les daremos los datos que sabemos para que ellos realicen su búsqueda y si encuentran a su donador, pues está bien, pero si no, ya sabremos qué hacer.
Burlas, diferencias, semejanzas
La importancia de respetar las diferencias es básica para familias como la nuestra. Por supuesto que nos van a preguntar dónde está su papá o por qué ellos no tienen papá, pero vamos, si tuvieran una mamá enana también preguntarían por qué su mamá no es de un tamaño normal, y si tuvieran una mamá gordísima de 200 kilos también le preguntarían por qué no es flaca como las demás. Y si el papá hubiera abandonado el hogar, y si la madre los hubiera abandonado en una iglesia, y un montón de cosas...
Probablemente también se burlarán en la escuela de ellos, como lo hiceron de mí porque mi papá traía calcomanías del PRI pegadas en el carro, como lo hiceron de mi mejor amigo en la secundaria por ser modosito, o como lo hicieron de una chica que tenía los ojos saltones, como lo hicieron de Belinda por no hablar con nadie y oler a pollo frito, como lo hicieron de Roberto porque su mamá salía y se peleaba con los niños que lo molestaban, como lo hicieron de la hija de la loca, como lo hiceron de Wendy por juntarse con los niños, como lo hicieron con Rogelio porque se hacía pipí en el salón de clases, de mi primo por irle al América, de Gen porque era muy santurrona, o por el nombre, porque te llamas Penélope y todos te completan el apellido, Vergara, o Pantaleón, Florisberto, Evodia, Crispiniano...
Por eso también la importancia de proveerlos de muchos ejemplos, de que vean familias con muchos integrantes diversos, de crear grupos con familias con características similares a las nuestras, encontrar donde convergemos con otras personas.
La otra madre aunque se crea no lo es
El terrorismo ideológico no es lindo. Que alguien venga y raye la puerta de tu casa, que te griten en la calle o que pongan en tu chat que mejor sería dar tus hijos en adopción no es lindo, ni es respetuoso, ni es un comentario halagador. Que un grupo de conservadores vengan a imponer su forma de llevar la vida como la única posible, tampoco lo es. Pero por desgracia, ese tipo de cosas pasan todo el tiempo en todos los ámbitos. Pero como dicen los Beatles: All you need is love.
There´s nothing you can do that can´t be done
Nothing you can sing that can´t be sung
Nothing you can say
But you can learn how to play the game
It´s easy

1 comentario:

Anónimo dijo...

Vos decís "que si algún día nos preguntan o sienten curiosidad, pues les daremos los datos que sabemos para que ellos realicen su búsqueda y si encuentran a su donador, pues está bien, pero si no, ya sabremos qué hacer".
Eso es lo que nos falta para ese caso:"saber qué hacer".
Alguien diría, "yo me tiro a la pileta y despues veo cómo hago, aunque no sepa nadar".
Te comento que para mí y para mi pareja un hijo es tan, pero tan importante, que supongo nos falta bastante de la terapia de la que hablás, todavía.
No creo que sea igual que tener una mamá gorda, un papá enano, usar frenos o llevar anteojos. Es algo mucho más profundo que tiene que ver con el "ser", bastante difícil de explicar, y que no creo que pase por las burlas y discriminaciones que puedan sufrir en la escuela.
También pienso que "la descendencia" no depende del haber gestado en tu vientre.
Un hijo puede ser por adopción, y en eso últimamente estamos pensando, ya que siento que es más sencillo de explicar, sin esconder nada en absoluto.
Estamos averiguando ahora justamente eso.
Lamentablemente vivimos en un mundo (o en un lado del mundo) bastante distante de lo que quisiéramos como parejas homosexuales, y quieras o no, si pretendemos seguir viviendo de este lado, tenemos que adaptarnos.
Esto no quiere decir bajar los brazos y no pelear por nuestros derechos, pero sí tratar de adaptarnos a la sociedad que vivimos, porque si nos apartamos, somos los primeros en discriminarnos a nosotros mismos. Si intentamos crear ghettos en donde todo lo que se mueve a nuestro alrededor nos sonría y nos acepte, es que estamos en el lugar equivocado, seamos hetero u homosexuales
Y bueno, ya veremos. Pero la verdad estamos a tiempo de hacer carburar nuestras cabecitas antes de decidir nada.

Les mandamos un abrazo fuerte

Juli y Flopy