jueves, noviembre 01, 2007

Un buen día...

Lágrimas de cocodrilo.
Bueno, hoy yo estoy que flipo, pero no de alegría ni de enojo, sino de melancolía. Y no sé ni por dónde empezar. Estoy que no paro a la llore y llore. Hace diez años que entró la Coca Light en México y aunque eso no e diga nada cuerdo a nadie, para mi es un remembranza de que el tiempo pasa sin misericordia y nos cambia y cambia y cambia. Aunque algunas cosas permanecen y son las que más se agradecen. Tengo un nudo en la garganta más grande que pelota de softball y a mí que siempre me sobran las palabaras hoy se me pierden porque no sé cómo expresar todas mis emociones revueltas.
Si yo tueviera que escoger un día para empezar el año, definitivamente sería el primer de noviembre. Para mí que es el día que me marca los principios y los finales de la vida, quizá por estar tan cerca de mi cumpleaños, quizá porque me marcaron los días en que era asueto por el informe de gobierno (aunque solo haya sido un sexenio). Quizá también porque el primero de noviembre me tocaba reempacharme con los dulces del día de Halloween.
Mi cump,eaños nunca me ha caído bien, sin embargo el mero día me emociono, porque es como si fuera reina por un día. reina sin reino, claro está porque mis padres nunca fueron muy festejones, así que me lo celebraba yo con mis muñecos de peluche y en el más patético de los casos entonaba mañanitas a coro con las Barbies y "las muñecas grandes". Pero entraba yo en un rush festivo que se complementaba con la noche de brujas y el día de muertos, así que de una forma privada y muy personal eran mis cinco días de festejos, del 29 de octubre al 2 de noviembre. Cuando sea rica y haga yo una fundación, esa semana será de festejos.
Cotidianidades.
Harta de sentirme Juan sin Tierra, y de estar tan lejos de la vida diaria, me propuse como siempre hacer del lugar en el que duermo mi más dulce hogar. Así pues me puse a investigar dónde hay sucursales Gymboree aquí en el DF que me queden cerca de casa. Resulta que a unas cuantas cuadras de la casa, unas más que menos, hay una sucursal. Llamé el lunes por la tarde y pregunté qué días toca clase a lo que me dijeron que le martes por la mañana podíamos ir. El martes por la mañana fuimos a la clasesita, a mí que no me gustan mucho los cambios casi me dio el patatuz cuando vi lo diferente que es el Gymboree de aquí al de allá.
Para empezar a mí me habían dicho que si tenías tu inscripción pagada y tus mensualidades al corriente podías ir a cualquier Gymboree de la república sin problemas, y cuando llegué aquí me salieron con que tenía yo que tener una credencial que me acreditara o algo así. Y yo con mi cara de what les dije que "en mi pueblo, allá en provincia" no nos dan credencial, pero que nos habían dicho que con una llamada se arreglaba todo. Pues con que nos llamen ellos chulis porque de aquí no salen llamadas de larga distancia... Okey, no fue textual, pero el tonito y la cara de maestra malpagada que puso si se aproximan bastante a la realidad. Allí voy yo con mi tarjeta de teléfonos a un teléfono público cercano y con la suerte que me cargo yo para los teléfonos públicos me iba ya temiendo un asalto. Nadie me asaltó, claro está, (sino hubiera habido una entrada hace dos días narrando el evento, obvio!) y me contestaron muy bien y muy amables en Monterrey. Les narré mi caso, le dije a la señorita que si podía llamar con carácter de urgencia porque la clase estaba por empezar y no me dejaban entrar. Volví a la sucursal y ya estaban con la clase empezada y a la recepcionista ya le estaba llamando la de Monterrey. No conforme con la llamada le pidió una carta y a mi me tiene mientras afuera esperando con los niños todos emocionados con ganas de entrar. Diego tenía cara de niño pobre en panadería, así que la monita me dice, si quieres ya entra, pero no te puedo dejar antrar a otras hasta que no manden tu carta. Para esto todos los demás niños iban disfrazados excepto mis hijos. En Monterrey les iba a tocar la clase con disfraces el lunes y eran disfraces del "Día de la Cosecha", que creo que es una jalada que se inventaron para no celebrar el Halloween por lo que pueda tener de "satánico" y que va más ligado al día de Thanksgiving, que otra cosa... En fin, el caso es que yo no tenía disfraz para mis hijos ni de elote y calabaza tierna, ni de bruja o vampiro. Y bueno, al final de la clasecita la tipita me dijo que la carta sí le llego, pero que tenía yo que resolver en ese instante a cuánas más clases pensaba yo quedarme en México porque iba en contra del reglamento tal y cual. Blah blah blah. Y yo que me leo todo el reglamentito que me dio (pensó acaso que me iban a dar flojera 20 cláusulas??) y que no encuentro nada que diga que no puedo volver a llevar a los niños las veces que me salga de las narices. Así que le dije, "oyesss, ya lo leí de pe a pa y no encuentro dónde dice que no los puedo traer más clases". Obvio, me puso cara de bitch mal cogida y bueno no le quedó de otra más que aceptar que sí puedo llevar a los niños todos los días si quiero.
La bruuuuuja pide una ayuuuuuda para su pobre criaaaaaatura....
Y entonces, al final de la clase, una vez superadas las muecas y carantoñas, le pregunté a las chicas encargadas los horarios para sus próximas clases y si habría otra con disfraces. Me dijeron que la siguiente clase era el miércoles en la tarde y que ese día podía llevarlos disfrazados. Y bueno, pues volvimos a la casa y los niños estaban más que agotados, así que después de comer y jugar con sus primitos Gabriel y Max (que son los hijos de Andrés que viven arriba por si alguien no se acuerda), se durmieron una siesta como de tres horas. En cuanto alas comidas he de confesar que aquí hasta ganas me dan de cocinar, así que mis hijos probaron ya su primer atún a la vizcaína (por quien estuviera preocupada de que siguieran alimentándose exclusivamente de sopa Maruchan). Por la tarde, fuimos mi madre y yo con los hijos a buscarles un disfraz para el día siguiente. Oh! Qué miserable mi existencia, justo cuando el cielo se abre para iluminar mis días resulta que todos los disfraces de Baby Creysi estaban agotados. Fuimos, al Wal Mart, al mismmísimo Baby Creysi y a Suburbia y TODOS los disfraces de Halloween estaban agotados. Eso sí, pude haberles comprado con antelación sus trajecitos de duendes de Navidad, pero creo que sería algo prematuro... (En fin, lo mismo decía de los disfraces de AHlloween y ya ven lo que me pasó!) Como quiera, soy una mujer de recursos (me refiero a los de la imaginación, está por demás visto que los económicos no son mis mejores recursos), así que terminamos en Chedraui (que cuesta menos según la novela de Mientras haya vida) comprándoles una camisa de cuadros de franela a Diego y un suetercito rojo a Santiago. Esos fueron los grandes disfraces. Claro, con la magia de unos seguritos y unos cuantos accesorios que tenía yo en casa...
Noche de Brujas Halloween, noche de brujas Halloween, queremos Halloween!
Pues bien, mi padre que nos sigue teniendo capturadas en el castillo de la bruja, o la casita de jengibre que es casi lo mismo, estuvo jode y jode con que para pagarnos el boleto de avión de regreso a Monterrey (algún día, eventualmente, quizás, después del 5 de noviembre...) teníamos que sacar una carta con un juez de barrio que garantizara que yo vivo en Gabriel Mancera 731 bis Planta Baja (ok, es esto muy cercano a poner mi nip y mi número de cuenta? como quiera no tengo teléfono.... todavía (dicen que si la vocecita habla debería de hacerle caso, pero es que luego hay tantas voces en mi cabeza)). Así, que para ir por la dichosa carta aprovechamos que otra vez fue miércoles ciudadano en la Delegación Benito Juárez. Y mi mamá se tardó HORAS en el MP pidiendo informes, mientras los niños y yo nos paseamos por la feria de Oaxaca que está en la plaza de la delegación y por las carpasa de atención ciudadana, donde Diego sedujo a unas funcionarias para que le dieran gelletitas y pastas del Globo. ¡Qué nice son los miércoles ciudadanos de esta delegación si las del patronato del DIF tienen para dar pastitas del Globo a todos los paseantes! Poco faltó para que los delegados y diputados besaran a mis hijos, pero Diego sólo le sonríe a las señoritas. Cuando finalmente salió mi madre, y una vez que Santiago despertó para pedir su propia galleta, pudimos regresar a casa con apenas tiempo para bañar, dar de comer y cambiar a los hijos.
Gabriel quizo bañar a sus primos, creo que le caen muy bien aunque no se acuerda de sus nombres y normalmente son, "mi primo el de amarillo," "mi primo el flaco," "mi primo el gordo," "mi primo el que no tiene pelo," etcétera. Cuando subo simpre me dice: "te presto mi cuarto para que los descambies y los vistas," "Oyes, mamá de los primos, tu me avisas cuando te doy sus zapatos para que se los pongas". Tiene formas muy chistosas de referirse a la gente, antes yo era Tutiana (Tu Tía Ana), y mi mamá es la "Abuelita de los primos." También dice cosas como "te presto a Susy para que cargue al chiquito," nótese que Susy es su nana y el piensa de verdad que es suya!
Luego, los vestí. Santiago estaba todo de rojo y se convirtió en un diablo rapero. Lo rapero fue un recurso poético que nos dimos ya que los cuernos no se le sostenían más que con la ayuda de una gorrita. Diego con un pantalón azul y camisa de cuadros se convirtió en espantapájaros con un gorro trofeo que yo tenía por allí guardado.
Los llevé muy guapos al Gymboree, como nos fuimos caminando llegamos cinco minutos tarde y yo estaba alarmada de perder la clase. Resulta que la anterior aún no terminaba. Eso al final fue bueno porque nos dio tiempo de despertar a los bebés que se habían dormido en el camino.
Así que a final de cuentas sí tuvieron la tan esperada y ansiada (por mí) fiestecita de Halloween y el mero día 31!!! Lo cual fue doblemente bonito porque yo como siempre me puse mi chaleco de calabazas para la foto.
El muerto quiere camte, sinooo se le cae el bigote!
Y bueno, ya hoy es Día de de Todos los Santos. Y mañana como dice un albur por allí "no se la Halloween que es Día de Muertos!" No hay asuetos ahora, pero pues para mí como si lo fuera, creo que no recuerdo el último día primero en el que yo haya trabajado... a ver déjenme pensar... ah sí, hace dos años en el Museo de la Ciudad de México cuando yo era guía de museo. Bueno, pues como decía al principio, ando tristona, melancólica. Noviembre me recuerda una época muy distinta de mi vida, mis estudios, la carrera y eso. El Tec, la UdeM, mi perrita Clara que en paz descance, todas esas cosas tan íntimas y triviales que a nadie le importan más que a mí. Para mí noviembre es como la poesía, puedo escribir una cosa y sería tan subjetiva que el lector interpretaría otra completamente diferente y se volvería su propia poesía, su propio noviembre. O como esa canción tan chafa que suena todo el tiempo en el radio que ni sé quién canta que dice "noviembre sin ti es es pedirle a la luna que brille en la noche de mi corazon"...
En fin, hoy por la mañana recibí la llamada de un amigo muy querido para recordarme (como si pudiera yo olvidarlo) que hace diez años me metí a un taller del PSE en el Tec y que allí escribimos una carta a nosotros mismos. El tema era a nosotros en cinco años. Cuáles serían nuestros logros, nuestros objetivos, nuestras metas y todo eso. Cinco años después había yo cumplido casi todas. Ahora diez años después todas las importantes y las que aplican se cumplieron. Estudié artes, viví en México, volví a Europa, de hecho viví en España, viajé a Nueva York, me casé, tuve hijos. Qué más se le puede pedir a la vida (aquí me disculparán pero el pliego petitorio me ocuparía un post aparte...) Sin embargo, la fecha me pone a pensar tanto en los hubieras, en los otros caminos, en las posibilidades, en las opciones y en lo miedos. La vida es muy fácil, somos nosotros quienes la complicamos. Hay quienes con la mitad de dinero hacen el doble, se quejan menos, viven más. Y es en ocasiones así cuando me consuelo pensando que al menos yo he vivido el doble, y me he quejado la mitad que otras personas (bueno, quizá la mitad no, pero un poquitín menos, ok, no, es día de ser sincera por Todos los Santos, me hequejado muchom, pero qué bonito me quejo). Y en fin, afinal de cuentas mi vida no es tan mala, menos con esas personas tan maravillosas que me acompañan en este camino, gracias a todos por todo.
Las fotos se las debo porque no he encontrado un cyber que lea la tarjeta de la compu... aver si no son obsoletas para cuando las pueda subir...
Crix, te queremos mucho y te extrañamos siempre! Besotototes desde acá al rinoceronte más lindo de todos los que le gustan a Yego (que está enganchado con los rinocerontes últimamente quién sabe por qué!) mxua!

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Ana, siempre te sales con la tuya!!! :)

Felicidades!! El día de la cosecha es muy aburrido, mejor halloween.

Kat

Duende dijo...

Anaaa...oye melancólica melancólica, pero escribe y escribe,,, ánimo Mujer, tus hijos y tu mujer te quieren entera!!, no melancólica ni triste.

Ah oye por cierto, dónde hallaste el artículo acerca de "ellas y los trilliz" busqué esa revista VIVA, pero no encontré nada, podrás decirme dónde? Por favor.

SAludos y un abrazo!!

Anónimo dijo...

Yo en cambio no estoy llorando pero estoy muy sensible. Me gustó esta entrada con aire de humor y entretenida.
Ah!! es maravilloso sentir que el cumple está próximo y te cuento que noviembre es mi mes preferido, también los cumpliré pronto.

Un abrazo cálido!

Anónimo dijo...

:D :D :D :D
Saludos a Mexico Ana. Animo que todo sale al fin de cuentas. Esperamos ansiosamente verlos de regreso en Monterrey. Te cuidaremos a Crix por mientras.