martes, noviembre 28, 2006

Si no le gusta el clima de Monterrey...

Pues vuelva en media hora-. Suelen decir los regios mofándose de la única certeza que tienen sobre el clima: es muy estable: siempre está de la chingada.
Ana, Diego, Santiago y yo llegamos ayer en la noche a Monterrey. Salimos a la una en punto de nuestra casa en el DF y llegamos a la oficina de Interjet en la Nápoles. Tomamos el camioncito hacia Toluca a las dos cuarenta y cinco y en una hora dejamos atrás el rudo tráfico de Constituyentes. Yo llevaba a Diego en brazos y Ana a Santiago. Diego durmió todo el camino, el solecito y el efecto arrullador de la Van lo hicieron caer y despertar después del check in, en la sala de espera, cuando presa de sus instintos básicos, exigió comer y cambio de pañal. ´
La logística de viaje fue un show. Ocupamos dos taxis. En el primero, Ana con la maleta de treinta kilos con cosas exclusivamente para uso de los niños y Cloty en su pet carrier, se adelantó a la Nápoles. En el segundo, iba yo con los dos niños, la carriola doble, las dos pañaleras y mi bagpack de estudiante. Cuando llegamos al aeropuerto de Toluca, el asiento de atrás de la carriola se atoró y no se pudo hacer canastita. Dos policías se acercaron a ayudarme, pero no pudimos hacer nada. Bueno, sí, excepto una cosa: estorbar. Entre que yo tiraba de un lado, y las policías de otro, me preguntaron que si los niños eran gemelos. Respondí que sí.
--- ¿Son de usted?
--- Sí
--- Oiga, qué valiente. Yo apenas puedo con uno.
En eso, Ana regresó del mostrador y le prodigó cientos de cariños a los bebés.
Avanzamos a la Sala de Espera en medio de comentarios de la gente.
--- ¡Mira! ¡Son dos!
--- ¡Qué chiquitos!
--- ¿Serán gemelos?
--- ¿Qué edad tendrán?
En el avión, las sobrecargo se pusieron a agarrarle los cachetes a Diego y empezaron las consabidas preguntas. Pero fue hasta que aterrizamos en Monterrey y nos instalamos en el aeropuerto para determinar lo que íbamos a hacer, cuando más gente me preguntó sobre los niños.
--- Oiga, ¿y son suyos? --- me preguntó un hombre, encantadísimo con las arrugas de Santiago.
--- Sí
--- ¡Pos qué bonitos le salen!
Nunca me ha gustado llamar la atención cuando camino. Aunque esto parezca increíble, no busco que la gente voltee a verme, pero en las últimas semanas me he sentido observada. Creo que los gemelos llaman mucho la atención de la gente.
En fin. Que ya estamos en Monterrey. Nos recibió un clima templado y eso le gustó mucho a los niños. Hoy salimos a pasear al parque. Ya habrá más tiempo para pasear por la ciudad.

7 comentarios:

Akaotome dijo...

Muchas gracias por sus comentarios pasados. A mis queridos amigos en el DF los visitaré de cuando en cuando y bueno, qué puedo decir de los de Monterrey...

Anónimo dijo...

me tope con su blog hace algunos dias y me encanta leerlas, bienvenidas a monterrey.

Anónimo dijo...

Pues me da mucho gusto que ya hayan llegado a monterrey sin contratiempos, me gustaría conocer a tus bebos y que conozcas a mi silvita............muchos saludos y bienvenidos de nuevo a su casa

Ana Treviño (PEGS)

Anónimo dijo...

que feliz estoy leyendo tu blog!!
ENCANTADA!!!!
Bienvenidas a Monterrey!!!!

Anónimo dijo...

Nunca he pensado en tener bebes, pero leyendolas me da una sana envidia.

Anónimo dijo...

Bienvenidas mamás!!!! bienvenidos bebés!!!!!!!!! aaah, ese parquecito vecino hará las delicias de los niños (ash, sonó a comercial ochentero...)

Hasta pronto!!!

Anónimo dijo...

Como no van a llamar la atención paseando por ahi con dos hermosos gemelos!?? :)