lunes, julio 24, 2006

Vivo las últimas horas de un viaje que necesitaba mucho. Estoy en Monterrey, la ciudad donde nací, estudié y encontré el amor. Vine en una excursión de fin de semana y aprovechamos para hacer nuestro Baby Shower. Estoy sorprendida y maravillada por cómo se dieron las cosas. En México, las cosas se perfilaban de otro modo, pero una vez que pisamos tierra regia, nos encontramos con sorpresas tanto agradables como dolorosas.
Tuvimos cancelación de lugares y terminamos pidiendo de favor a unos amigos que nos prestaran su casa, porque en verdad, de pronto no sabíamos ni dónde sería. Pero bueno, contaré las cosas como fueron sucediendo paso por paso:
1. Desde hace varios años hablé con mi madre sobre mis preferencias sexuales. Le presenté a cada una de mis novias y se pasó la película de que por ella estaba todo bien, tranquilo, relax, just cool. Hace poco más de tres años, le conté que iba a empezar una relación amorosa con quien había sido mi mejor amiga durante diez años y contestó que podía morir tranquila porque sabía que estaba con la mejor compañía y yo ingenuamente le creí.
2. Mis hermanos supieron al mismo tiempo y se limitaron a seguir con sus vidas. Aunque mi hermana, de repente, jugaba con la idea de la familia feliz y yo también le creí.
3. Mi abuela y el resto de la familia SABEN desde que nací que he nacido para ser lesbiana y lesbiana viviré y moriré. Sospecho que pensaban que iba a salir con la gran mamada de "vivir en castidad" para evitar el "pecado mortal" que implica ser cuasi ciudadana de Sodoma y Gomorra.
4. Mi padre se enteró hace poco más de tres años y ha sido el único sincero: ha dicho que no lo diga, ni lo divulgue, ni lo haga público. No me prometió aceptación, ni aceptarme dentro de su familia feliz. Cuando se enteró de que iba a tener hijos dijo con solemnidad "no cuenten conmigo para nada". Y yo sé qué esperar de él.
5. Le escribí una carta a mi abuela contándole la mera verdad de las cosas y cuando le llamé para invitarla al Baby Shower me colgó el teléfono. Volví a marcar y mi tía dijo que eran mis cosas y nada más. "Pues son tus cosas, Criseida. Nosotras no vamos a poder ir". De ella no sé qué esperar, pero de mi abuela es evidente.

No, definitivamente no esperaba que saltaran de alegría. Pero me he estado preguntando y por qué no, por qué no esperar que el mundo entero salte de alegría. En fin, sé que hay varias cosas que suceden aquí. En principio de cuentas mis consanguineos son parte de una familia venida de San Carlos, Tamaulipas, aunque todos terminaron su educación universitaria, les ha pesado la misoginia, homofobia y lesbofobia de mi abuela. No pretendía que me aceptaran ni matarlos de un disgusto sino hacer mi statement político. Soy mayor de edad, he decidido vivir con Ana y tener hijos con ella mediante un procedimiento bellísimo. Les notifiqué, no para que me regalaran un babero o un paquete de pañales sino para dejar en claro dos cosas. A) Siempre que me inviten a sus cosas deben tomar en cuenta que irë con mi esposa y B) No voy a permitir chismes sobre la paternidad y maternidad de mis hijos. Son míos y de Ana y de un donador anónimo. No sé por qué se enojaron, sinceramente no lo entiendo; lo único que hice fue ser honesta y quitarles la oportunidad de especular sobre mi vida. No pretendía causarles un infarto, tampoco, pero no es culpa mía que todos estos años haya sabido, lo haya asegurado, lo haya divulgado y cuando yo voy y le dijo "SÍ, abuela, tenía usted razón", me salga con colgadas de teléfono. Hipocresía pura de norteña puritana.

El proceso de salir del clóset es complejo y continuo. Siempre habrá a quien decirle y con quien pelearse, pero una lesbiana o un homosexual no necesita la incertidumbre ni el hoy sí, pero mañana no. O están con ellos desde el principio o no están, porque si bien, como familiares de un gay o lesbiana se sienten con la necesidad de digerirlo y asimilarlo, como gay o como lesbiana una necesita de una amplia red de apoyo y sería mejor encontrarla dentro y no afuera.

No obstante yo me encontré en Monterrey rodeada de gente que no comparte información genética conmigo, con la excepción de mi prima Nayeri que ha sido la única en una gran gran familia que ha estado presente en los momentos más importantes. Los demás, han sido amigos que he ido conociendo en el camino y con los que he tenido afinidad por una u otra cosa. Me sentí muy triste cuando terminó el Baby Shower y vi que los grandes ausentes habían sido mis padres y mis hermanos, pero me sentí muy bien cuando me di cuenta que es tiempo de dejarlos atrás. Declararme huérfana es tal vez una tontería, pero su ausencia me dio una gran certeza y una gran tranquilidad. Por mí no quedó, estuve un año entero tratando de propiciar una relación nutricia e incluyente, pero hoy, a tres meses de que nazcan mis hijos decido enterrar momentáneamente a mis familiares, romper con fórmulas de hipocresía y dedicarme a construir mi núcleo. Mis hijos necesitan del amor de todas las personas que están dispuestas a darlo; no necesitan ser la vergüenza de aquellos que se supone me quieren.
Mis hijos tendrán dos abuelos: los padres de Ana y todos mis amigos serán sus tíos. Duele, al principio, pero deja en el alma el sosiego que había estado buscando desde que salí del clóset con ellos, los familiares nominales. Ahora sé que he agotado los recursos y el problema no está en mí.
Tenía cerca de quince años de no disfrutar como disfruté en Monterrey este fin de semana. Haciendo excursiones, jugando en el Baby Shower, conviviendo con los padres de Ana y volviéndome a enamorar de mí, de Ana, de mis hijos y de Monterrey y sus contradicciones.

6 comentarios:

Jan de la Rosa dijo...

DIOS! Hasta que comprendiste las sutilezas! jajaja

Como te dije tantas veces, qué haces invitando a la gente que te cerró su vida a que participen en la tuya y la de tus hijos?

Que se la coman todita y se la pasen con aceite de hígado de bacalao! =P

Gusto verte, por cierto.

ZUAG dijo...

Excelente aportación. Con todo el corazón!!

Ya sabes que los que las queremos las apoyaremos hasta el final. me dio muchísimo gusto verlas y esperamos solamene a que nazcan los babies.

Las quiere mucho el tío Ricky

Herr Boigen dijo...

Comadre, me da tristeza leer lo que pone, aunque también me da gusto saber que no se siente sola.

Le mando un fuerte abrazo,

Kickapú dijo...

La única opción es seguir hacia adelante. Al fin de cuentas, quien nos quiere o nos sigue o nos alcanza. Cuestión de tiempo...
Es muy triste lo que leo, pero todo sea por ser más fuerte.
No te lamentes. Las cosas habrán de cambiar.
Beijos para o Diogo e o Santiago

Anónimo dijo...

¡El mundo es de los honestos!!!
Crix, qué bueno que te atreves a ser feliz bajo tus propias reglas y no bajo las de una sociedad cada vez con más tapujos, contradicciones y máscaras.

FELICIDADES
:)

Gloria dijo...

"Papá, ¿te acuerdas de Criseida? Bueno, pues sucede que vive con Ana desde hace 3 años. ¿Te acuerdas de Ana? Era del PSE... Bueno, pues resulta que son una pareja lesbiana y van a tener bebés."

"¿y de quién son los bebés? ¿quién es el papá?"

"Mira, pues resulta que le sacaron óvulos a Criseida, luego los fertilizaron in vitro, y se los implantaron a Ana. Así que Ana es la que está embarazada, pero genéticamente son hijos de Criseida y un donador anónimo."

"Qué cosa tan rara."

"Mamá, ¿me llevas a Sears a comprar un regalo para el baby shower?"