Hoy fue día de despedidas. La abuela Nelly, la tía Brenda y la tía Denise regresaron a Monterrey. Ayer habíamos salido en una noche de adultas, así que nos levantamos tarde y con ganas de devorarnos toda la comida del mundo. Quedamos de vernos en un restaurante muy famoso por sus pozoles con mi madre y mi hermana. Lo curioso fue que de toda la variedad de comida, Santiago pidió "sopita, caldito o algo así". Le dije que solo había pozole de varios sabores. Entonces escogió el pozole vegetariano. Escogió pozole por sobre todo lo demás.
Se lo pedí grande porque yo tenía la ligera esperanza de que no le gustara o se llenara pronto y me diera el resto. Cuando Ana vio que no terminaba de comer, dividió el pozole en otro plato y me dio mi parte. Mi madre le ofreció de su sope gigante, de unas flautas que además pidieron, pero Santiago dijo a todo que no. Entonces yo, por no dejar, le pregunté que si quería mi pozole. Santiago dijo que sí.
Estuvimos toda la tarde juntos. Luego nos vimos para comer con Marlene. Fuimos a un lugar en donde a los niños les sirvieron la comida en un plato que les pareció de perro.
Despedimos a la abuela y a la tía y regresamos a descansar un poco a la casa. Después vimos un ratito a la Tía Denise para despedirnos también. Los hijos todavía no pueden bajar de su borlote y no han podido calmarse para dormir.
P.D ¡A Diego se le cayó su primer diente hoy por la mañana!
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