miércoles, septiembre 01, 2010

Primera entrega

Ser mamá es una experiencia de no mames no mames no mames. Ser la mamá de Diego y Santiago es otro cosmos. Acabo de regresar de la escuela y me senté frente a la computadora para darle rienda suelta a mi testimonio como mujer ama de casa, mamá casi el cien por ciento del tiempo. La rutina de la mañana es muy simple: 7:30 todos despiertos para meterse a bañar, vestirlos y llevarlos a desayunar a la casa de la abuela. La idea es que estén desayunados para estar listos cuando el Tío Manuel pase por nosotros y nos dé un aventón a la escuela. (Para mayores detalles, pueden referirse al post de Ana sobre Rogelio Seferino y su indisposición).
El día de hoy inició sencillamente inusual. Apenas entramos en la casa de los abuelos y el abuelo como ogro le ordenó a Diego que se sentara. Yo en ese momento puse en práctica el viejo dicho de "si las miradas mataran" y para mis adentros me preguntaba qué pinche mosco le había picado a mi suegro para estar tan nefasto con mi hijo, su nieto.
La mamá de Ana fue la que se atrevió a sacar el tema. Resulta que Diego, ayer por la tarde que se los dejamos encargados para ir a un compromisillo, se salió al patio y como vio el candado de la puerta abierto, lo quitó y se salió y liberó a los perros del abuelo. Ellos, los abuelos, no se hubieran dado cuenta de la travesura sino es que los vecinos de inmediato tocaron para avisar que los perros andaban vagando por el parque. Estamos hablando de aproximadamente 8 perros que se regocijaban de su recién adquirida libertad.
En la euforia, no sé en qué momento mis hijos o los perros o los abuelos, incluyeron los uniformes de la escuela en la escena. De manera que el resultado fue: Diego en la calle, 8 perros desvalagados y los uniformes rasgados porque los perros se pusieron a jugar con ellos. Yo estaba que me moría mientras escuchaba la historia de boca de mis suegros. El abuelo no decía otra cosa más que "nunca dejen el candado abierto", la abuela decía que "ahora a ver con qué ropa irían a la escuela" y yo nada más preguntando "¿pues a quién le dejé encargada qué cosa?, ¿a mis hijos los perros?, ¿a los perros los abuelos?, ¿o cómo es que había sucedido semejante tragedia?"
No sé si recuerden o se hayan enterado que el día de ayer detuvieron a La Barbie, conocido narcotraficante. Y curiosamente mi suegro tiene una perra que se llama también así. Yo nada más para no hacerme mala sangre me imaginaba la escena un tanto fantasiosa y apócrifa: Era de mañana y mi suegro, apenas entramos a su casa, me dijo alarmado: "Criseida, Criseida, Criseida, alguien tiene que ponerle un alto a Diego! Ayer (pausa dramática de telenovela) liberó a La Barbie, la dejó escapar".

1 comentario:

Lucía dijo...

Pero son tan lindos...no sabemos cuando nos la van a liar esto chiquillos!! Y lo que disfrutan ellos ? En fin, espero que no fuese un drama familiar, ni lo de los perros, ni lo de los uniformes...BSs