miércoles, julio 21, 2010

Porque el público lo pidió

Ayer, Ana y yo fuimos a la presentación de Niña Errante, Cartas de amor a Doris Dana. La reseña apareció en Milenio con el siguiente titular:

Presentan el amor de Mistral, entre hombres

La presentación, en realidad, la armó el público. Y la armó porque la verdad todos le estamos guardando un raro respeto a lo que representa Gabriela Mistral. Yo misma, al terminar de leer el libro me quedé con la duda de si Mistral y Doris Dana tuvieron una relación lésbica, lo que queda completamente claro es que lo que haya sido fue muy intenso.
No me mal interpreten. No estoy negando que Gabriela Mistral haya sido lesbiana. Tampoco estoy negando que se haya liado con Doris Dana. Estoy diciendo que en las cartas lo único que vemos en una obsesión desmedida de Mistral hacia Dana y no vemos mucha correspondencia de parte de esta última. Por eso digo, en un artículo que está próximo a salir en 15diario.com que no vamos a encontrar detalles que nos aclare nada, lo único que vamos a encontrar es la exposición de un sentimiento. No vamos a entender a Doris Dana, vamos a ver a Doris Dana a través de los silencios, de la falta de palabras, de las huídas.
Que Gabriela Mistral estaba enamorada no hay duda. Que estaba apasionada, tampoco. Que tenía mal de amores, menos. Pero que era correspondida... quién sabe cómo, quién sabe cuándo y quién sabe de qué manera.
Dice en una carta fechada el 22 de febrero: "Fuiste para mí una alegría tan linda que llega a parecerme mentira. Parece que lo soñé. Por soñado me lo tengo, que no por vivido".
Sin embargo, no cabe la menor duda del amor, de que su último gran amor se lo profesó a una mujer, que movió cielo mar y tierra por estar con ella y podemos inferir que, de alguna manera, Doris Dana tuvo un afecto enorme al grado de haber vivido juntas por temporadas.
Sin embargo, hay que pensar una cosa. ¿Qué es ser lesbiana? ¿Desarrollar afectos y acostarse con mujeres o pronunciarse políticamente y salir del clóset? ¿Sentir una bola de sentimientos hacia una mujer teniendo sexo o sin tenerlo o reconocerlos públicamente?
Ahora bien, la poeta Coral Aguirre, durante la presentación, indicó que se le hacía sospechosa la preocupación por aclarar si afectaba o no afectaba a la interpretación de la obra. Vaya, entiendo el comentario, entiendo que una sobrepreocupación está fuera de lugar, pero en mi opinión afecta sólo en un sentido de recepción y en cómo se construyó el mito alrededor de ella. Es decir, nos resulta de pronto incompatible que la primera mujer en recibir el Premio Nobel, preocupada por la educación y la maternidad hubiera sido lesbiana. No me parece que afecte a la obra, me parece que afecta a la percepción que tenemos de la chilena. Y me parece que le pega más al orgullo nacional de Chile que a otra cosa.
En fin, que se pierde mucho de la complejidad de esta relación y se pierde mucho de la complejidad de la escritora entre tantos dimes y diretes.

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