Me da mucha risa ver cómo algunas personas discuten en el C-box si somos realmente lesbianas o no. Me da mucha risa ver que algunas piensan que Ana es más lesbiana que yo o que piensan que yo soy más lesbiana que Ana.
Y me da mucha risa porque casualmente hoy estaba en chat con una vieja amiga de Las Cruces que me dijo que había leído mi artículo sobre Gabriela Mistral. Su comentario fue muy chistoso, dijo "creo que tú piensas que todo mundo es lesbiana". Yo me reí y le dije que no, que no pienso que todas las mujeres sean lesbianas, sino que creo que la Mistral sí lo era.
Total, que eso me dejó pensativa. Finalmente, este asunto de la sexualidad siempre ha sido un misterio para la humanidad, pero creo que lo que no hemos entendido es que es tan compleja y tan sencilla a la vez. Y sobre todo, no es fija. Creo que nuestras preferencias y lo que pase en nuestras alcobas es algo muy personal, en eso estoy de acuerdo, pero también estoy de acuerdo que cuando decides vivir fuera del clóset es un pronunciamiento político que implica más haberlo decidido que haberlo preferido. Es decir, en mi caso, yo decidí ser lesbiana, antes que preferirlo y esto, aunque suene complicado, no tiene nada que ver con si así nací o si así me hicieron.
El punto es que hay niveles, es cierto. Pero los niveles no están en el grado de lesbiandad de las mujeres, sino en cómo una mujer decide vivir su práctica sexual. Cosa muy diferente es que salga del clóset como un acto político de incidencia social o por mera salud mental, porque es horrible estarse escondiendo y vivir con el stress de estar aparentando una cosa que no es. Aparentar que estás casada y eres mejor amiga de la mujer con la cual crías una hija, por ejemplo. Aparentar que sales con hombres cuando en realidad estás enamorada y correspondida por tu mejor amiga. En fin.
Ahora bien. Yo creo que no nos debe interesar si Mistral o Monsiváis se acostaban con tal o cual. Lo que nos debe interesar es cómo los recibe la comunidad LGBTTTI, si los toma de estandarte, si se identifican con su vida. Es muy sencillo lo que nos pasa, cuando vamos al cine queremos ver historias que nos reflejen, que nos haga sentir identificados. Lo mismo pasa con las personalidades, queremos ver que gente "como nosotros" triunfa, ama, gana el Premio Nobel de literatura o es el cronista más importante de México. Así de sencillo.
Y ahora sí, lo que hagan en su cama es, fue y será muy su pedo. Si fueron o no fueron, si somos o no somos. Si fuimos antes pero ya no. Si somos ahora pero mañana no. Eso es lo de menos. Porque no me cansaré de repetirlo: somos lo que somos pero también somos muchas de las proyecciones de quienes nos ven. Si yo me proyecto en la historia de amor de Gabriela Mistral y Doris Dana es lógico y muy seguro que me decepcione el hecho que Doris Dana nunca peló con la misma intensidad a Mistral. Y es lógico que me decepcione que en el 2002 no haya logrado admitir públicamente que tuvieron una relación. Y es lógico porque yo tengo una relación con una mujer y a mí me gustaría que no hubiera prejuicios para mi relación.
Pero igual pasa con nuestros amigos, conocidos y familiares. Si mi mamá y mi papá se divorcian y yo me estaba proyectando en su relación, me voy a enojar mucho porque en mi guión interno no terminaba así la película. En mi guión interno la devoción y entrega de uno de los dos (la misma a la cual aspiro tener o que me tengan) debía ser compensada con la eterna fidelidad.
En fin. Creo que no hay que preocuparse mucho por si son o no son, si somos o no somos. Habría que preocuparse, en todo caso, en cómo nos apropiamos las historias y cómo pretendemos exigirles que nos cuenten lo que queremos ver o escuchar.
Y ahora sí, lo que hagan en su cama es, fue y será muy su pedo. Si fueron o no fueron, si somos o no somos. Si fuimos antes pero ya no. Si somos ahora pero mañana no. Eso es lo de menos. Porque no me cansaré de repetirlo: somos lo que somos pero también somos muchas de las proyecciones de quienes nos ven. Si yo me proyecto en la historia de amor de Gabriela Mistral y Doris Dana es lógico y muy seguro que me decepcione el hecho que Doris Dana nunca peló con la misma intensidad a Mistral. Y es lógico que me decepcione que en el 2002 no haya logrado admitir públicamente que tuvieron una relación. Y es lógico porque yo tengo una relación con una mujer y a mí me gustaría que no hubiera prejuicios para mi relación.
Pero igual pasa con nuestros amigos, conocidos y familiares. Si mi mamá y mi papá se divorcian y yo me estaba proyectando en su relación, me voy a enojar mucho porque en mi guión interno no terminaba así la película. En mi guión interno la devoción y entrega de uno de los dos (la misma a la cual aspiro tener o que me tengan) debía ser compensada con la eterna fidelidad.
En fin. Creo que no hay que preocuparse mucho por si son o no son, si somos o no somos. Habría que preocuparse, en todo caso, en cómo nos apropiamos las historias y cómo pretendemos exigirles que nos cuenten lo que queremos ver o escuchar.
3 comentarios:
Impresionante este artículo, lo suscribo palabra por palabra.
Y por otro lado, hay que ver la de sandeces que escriben en vuestro chat. Si fuera mío lo quitaba. ¡No tenéis que aguantar todo eso de quién es 100% lesbiana y quién no! ¡Es estúpido!
DANIELA DICE:
Me encató esta entrada, me trajo recuerdos de años atrás cuando salí del clóset y las mujeres lesbianas que conocía me decía que igual yo era una indecisa y siempre andaba "muy arregladita", que igual luego conocía a un bato y "me regresaba".
De eso ya hace 12 años y ahorita no puedo precisar si fue un acto político o de salud mental, pero para mi era tan imprescinible como respirar, nunca proyecte vivir en represión.
Y no se quien tenga el aparato para medir mi lesbiandad y si sea algo asi como el índice de masa corporal o los trigliceridos, pero las saficas doctas que esciben en el c-box, las que seguro tiene codigo de barra en la nalga derecha pues allí me avisan cuando inventen el "dispositivo cuantificadoooooooooor de lesbiandad".
Jajaja, Daniela si te llegan a avisar del dispositivo sirve que pasas el dato jajaja y encantada, me imagino que ana y crix coincidirán con el adagio de “los perros ladran… señal que vamos cabalgando” jejeje un saludo!
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