He aquí a Diego y Santiago listos para lanzarse a las calles a pedir dulces. Santiago había escogido su traje de calabaza desde hacía un mes pero como no había presupuesto para los dos decidimos esperar un poco para obtener el segundo disfraz. Cuando pudimos regresar por el segundo traje de calabaza, Diego dijo "no, yo quiero el de gato", entonces le pregunté "seguro, Diego, de gato?" y el contestó muy seguro "sí, Mami, de gato". Yo quise reafirmar "entonces no quieres el de calabaza?" y el contestó muy seguro de sí "no, de gato". Pero como yo sigo siendo muy desconfiada, insistí de nuevo " y entonces quién se va a poner el de calabaza?" y el dijo muy sonriente "Tati!". "Seguro, Diego?" y el contestó con cara de harto "Sí, seguro!".
Hoy en la noche los preparamos para salir a la casa del Tío Manuel a pedir Halloween y morían de la emoción. Santiago de tanto brinco no se dejaba terminar de abrochar el traje y cuando fue el turno de Diego, al verse en el espejo me dijo "ahora quiero bigotes" y no tuve más remedio que pintarle los bigotes a mi gato.
Sampi mientras tanto saltaba y gritaba "soy una tabacha, soy una tabacha" que en idioma sampiesco quiere decir "soy una calabaza, soy una calabaza".
Se acordaban perfectamente de la dinámica. Recordaron hace un año cuando se disfrazaron de gatos, durante todo el mes y gracias a los especiales de Halloween de la tele, cuando los mandaba a su cama y les decía "buenas noches", Santiago preguntaba "nochi dibujas?" hasta que por fin llegó la festividad.
Mamá, en uno de sus viajes, les trajo el cuento de la Bruja Lechuza y el de Las Empanadas que Hacía la Abuela, que básicamente se relacionaban con el tema. El último en especial, se trata de unas empanadas de calabaza que hacía la abuela y como estaba muy fresco el tema, lo pedían casi cada noche.
Así, pues, vinimos a casa del Tío Manuelito, aprovechando que vive en una colonia cerrada, para pedir dulces de manera segura y controlada. Cuando llegaron a pedir los vecinitos, decidimos unirnos al grupo y salir a pedir dulces a cada casa. Terminamos con una bolsa que es fácilmente kilo y medio de dulces. Iban muy emocionados cantando "Noche de Brujas, Halloween, queremos Halloween". A veces no se daban cuenta que no les daban dulces y se seguían, en algunas casas ofrecían la canasta de dulces para que los niños escogieran uno y Diego aprovechaba para pedir dos veces, como las calabazas eran pequeñas a veces no les daban porque no cabían pero Mami venía preparada con su bolsa de plástico atrás de ellos, masticaron su primer chicle sin tragárselo, Diego se comió un dulce y se durmió, pero Santiago tiene dos horas tratando de terminar su paleta que es de esas que vienen en capas de colores... lamentablemente ahorita está parado de cabeza en el sofá del Tío Manuel que quizás cuando se entere no lo encuentre tan divertido como nos parece a nosotras ahora.
Y ya se acabó el post porque mi escribana se está quedando dormida.
Con esto doy por concluido un mes de posts ininterrumpidos.
2 comentarios:
Me acuerdo cuando estaban chiquititititititititos y los disfrazaste a los dos de calabacititititititititas. Deberías volver a poner esa foto. Así de antes y después.
estan hermosos, me lamento de que aqui no se celebre la noche de brujas, tenia ganas de disfrasar al enano de gatito jajajajja. Lo importante es que ellos se lo pasen bien no?
Publicar un comentario