viernes, septiembre 25, 2009

So long, farewell, good bye, adiós...

Despedidas.
Es un tema triste, este, el de las despedidas. Y por triste, se entiende tristísismo: "me-voy-a-cortar-las-venas-con-galletas-de-animalitos-o-cuchara-de-palo" de tan trsite que es. Hay veces, muchas, en que tiene una que decir adiós. Así, ya ves, "lo que no fue no será". "Es mejor decir adiós". "Te quiero con el alma, te juro que te adoro y en nombre de este amor, y por tu bien, te digo adiós". And so on.. Pero este no es un post musical, así que tendrás que imaginarte las canciones, porque hoy no voy a pegar videos.
Hay muchos tipos de despedidas, la mayoría de las veces sólo son hastaluegos en los que queda la esperanza de un reencuentro. Aún así, nos quedan en la vida muchos adioses permanentes. Como sea, creo que es muy importante poder decir adiós: enunciarlo, avisarlo, participarlo, terminarlo, asimilarlo, entenderlo, finalizarlo y aceptarlo.
Las despedidas se ven venir. Se van sientiendo, se cuajan en el ambiente, se perciben. Algo en el aire se llena de un aroma a adiós-ya-se-acabó-y-aguántate-y-hazle-como-puedas-si-te-gusta-o-no. Así como al caer la noche se adivina hasta-mañana o antes de un viaje el te-veo-pronto. Todos los principios vienen avisando sus finales. Y creo que todo en la vida tiene fecha de caducidad. Así pues, insisto, los finales se ven venir.
Crix y yo tenemos, lo que considero, una sana costumbre. Es una pequeña tontería, que nos hace muy felices, basada en una película que tuvimos a bien ver hace casi 9 años. Es un rito que se ha convertido en parte de nuestra mitología personal, esas cosas que una hace sólo porque se vuelven especiales porque las compartes con amor: "nunca te vayas sin decir te quiero".
Ni la Vida (a la cuál respeto mucho, aunque nos retamos mutua y constantemente), ni el Universo, ni la madre naturaleza, ni el padre tiempo, ni las diosas, las hadas, las musas, las brujas, los dioses mayas y aztecas, los dioses nórdicos y los greco-romanos desde lo alto del olimpo, ni el dios judeo-cristiano uno y todo a la vez, ni si quiera Mahoma, Budha, el ying y el yang, la Fuerza, el feng-shui, el chop-suey, los ángeles, los chakras, los cristales, el kundalini o el yoni quieran nunca que algo le pase a mi crix hermosa y toco madera. Nunca, nunca, nunca, NUNCA. Pero por si las dudas, nunca nos vamos sin decir te quiero, porque una nunca sabe....
Y entonces viene una anécdota ilustradora: Había una vez, en pleno desenfreno y desgarriate emocional pre-me-vuelvo-lesbiana-y-salgo-del-clóset, agarré mis chivas, o más bien a mi perro y me largué al DF. El día en que me iba, venía subiendo las escaleras de la casa de Colinas, el primo de la discordia por delante y Myrna (la mejor amiga nominal) por detrás. Me llegó un mensaje al celular, era de Gloria Santos (no relation con la coprotagonista de la anécdota) y decía: "dice Crix que no te puedes ir así". Yo grité enojadísima "bueno y esta quién se cree que es para decirme lo que yo puedo hacer o no?" Obvio allí hubo la discusión sobre la conveniencia o no de mi relación con esa mala mujer terrible y manipuladora que me consideraba pollita de su corral. Al día siguiente llegué al DF y chequé mi correo electrónico. Allí me encontré un mail de Crix: "Anita, te quiero mucho, Nunca te vayas sin decir te quiero". Entonces lo entendí. Crix había hecho lo más romántico de nuestras vidas hasta entonces, movió cielo, mar y tierra para encontrar a alguien en Mty, con saldo que me pudiera envíar su mensaje desde Las Cruces, NM. ¡Claro! No me podía ir así, debía haberle dicho que la quería antes de emprender el viaje.
Esa fue una de tantas. Siempre, así se vaya ella o me vaya yo. Aunque estemos a distancia y vayamos a reunirnos, antes de emprender cualquier camino nos decimos "te quiero".
Y yo se lo agardezco infinitamente, porque tengo un serio issue con las despedidas. Haciendo un recuento, hay tantas personas en mi vida que me han dejado y abandonado sin decir adiós. Tantas personas de las que no me pude despedir como corresponde, a las que no les pude decir adiós como es debido. Tantas despedidas incompletas, círculos sin cerrase, heridas abiertas. Amores, incluso amistades y parientes que se van sin oportunidad de un último adiós.
Parece que hay un patrón conmigo aquí. Por alguna extraña razón yo no sé decir adiós. De mis 15 (y solo digo 15 por decir un buen número) no me he despedido de ninguno, simplemente un día se van, o me voy y nos enteramos que se acabó por mail, por mensaje, por teléfono o porque es obvio en mitad de la distancia. Y no hablo de la distancia física que esa es fácil de salvar con amor y dedicación, hablo de la distancia emocional que esa ni con mensajitos diarios a huevo se completa.
Y por eso decía, yo no se decir adioses, sólo hastaluegos, pero cuando estos se extienden me quedo en la incertidumbre y desconsuelo de no haber tenido la oportunidad de una despedida formal. Creo que por eso tengo apego a canciones como la de "¿Por qué te vas?" porque asumo que "las promesas de tu amor se irán contigo"...
La primera despedida de mi vida fue cuando tenía menos de tres años y todavía la recuerdo. Nos vinimos de LaPaz a Mty y nunca más volví a ver a mi amiguita Liliana a la que yo adoraba. Es como si hoy separásemos a Manuelito de Sampi y Diego sin explicación alguna. Sufrí horrores. Luego a los seis años, mi vecinita del alma se mudó y nunca la volvía ver. Fue desgarrador. A los 9 años mi otra amiga decidió juntarse con las más grandes y me dejó de hablar. A los doce, mi tía-amiga, se hartó de mi y aúnado a que reprobó el curso, no em volvió a dirigir la palabra. A los 15, otra de tantas me tachó de bruja y no se volvió a juntar conmigo. A los 18, era yo tan aprehensiva que era stalker de mis amistades. A esa edad también nos enterró mi tía a mí, a mi padre y a la mitad de la familia. A los 21 me volteaban la cara mis primas. Y se le ocurrió a mi abuelas morirse con 5 meses de diferencia, sin consideración alguna por mis sentimientos, Está por demás decir que todavía no se los perdono y espero que en castigo sigan penando sus almas por el abandono del que me hicieron víctima. A los 23 enviudé. Y ahora, aunque asumo que las cosas no pueden ser como una quiere, me dan pánico las despedidas. Ah y soy maniaco depresiva I, o sea ciclotímica.
Hoy, a las 8:15, me llegó mensaje de Crix: "Goey, voy saliendo" y de ratito "te quiero un chingo, weey!" Quizás no sean los más románticos de los mensajes, pero para mí los son todo. Me hacen la diferencia.
Mi muerto y yo (o sea, ése del que enviudé) nunca llegamos a tener esa "última" conversación donde das por finiquitado cualquier asunto pendiente y regresas las cositas y te das el último beso y esas cursiladas a las que Hollywood la vuelve a una adicta. No, por el contrario, por medio de un comunicólogo, hay no perdón, un ingeniero, de esos que hay tantos en mi vida, me llegó mi osito de peluche y creo que hasta una tanga de hilo... Las cosas que hace una cuando intenta salvar las distancias... Qué pudor... el que debería de darme, pero no me da.
Y así va una terminando con la gente, y de pronto te llega una llamada y luego ya no. O te llega un mail y leugo ya no. O te llega una postal y luego ya no. Y luego ya no. Y luego ya no. Y después tampoco. Y las cosas se acaban.
¿Será Hollywood? ¿O seré yo, que vengo mal programada? ¿O qué será? Porque yo pienso, cuando alguien tiene la decencia de invitarte al arbolito a comer y darte un ramo de rosas amarillas que en realidad son margaritas para preguntarte "¿quieres andar conmigo?", lo mínimo decente a esperar sería una invitación aunque sea al cutre vips y con osito de peluche y tanga de hilo de por medio decir "¿te parece si lo damos oficialmente por terminado el día de hoy?" Es que es tan reconfortante para una obsesivo compulsiva tener una fecha de corte. O si alguien tiene la decencia de "invitarte a salir" un día mientras pasean al Perro, ¿no debería al menos avisarte que ya dejaron de salir en lugar de encontrártelo estudiando con otra en una biblioteca? O si tuvieron la decencia de dedicarte horas y horas de tal y cual medio comunicativo, ¿no deberían dedicarte al menos igual número de horas para desandarte el camino andado? O si te invitan al punto y aparte y te roban un beso, no deberían de perdis llevarte al Tito's y avisarte que te puedes quedar con los demás besos que no el darás.
¿No debería la gente tener la decencia de enterrar el futuro que están matando? O como siempre yo soy la melodramática y las cosas no funcionan ni pueden funcionar así.
En fin, que hay veces que una quisiera no tener que bloquear a las personas de su messenger, correo electrónico y cambiar el chip de su celular, pero en ocasiones no queda de otra. Y si las despedidas no son lo de todo mundo, ni lo mío tampoco, pues bueno, no queda de otra que verse en las circunstancias más neutras posibles y actuar como que aquí nada pasó y que ya nada queda y ya nada pasa y asumir que lo bueno de todo es que con el tiempo una deja de mandar ositos de peluche y tangas de hilo. Aunque termina una por guardar todas y cada una de las conversaciones y contarle todo todo todo a quien más confianza le tiene... ¿Les conté de la confianza que le tengo yo a Manuelito?
Así pues, como me gustaría a veces poder haber dedicado canciones como las de mi último post, pero ni cómo hacerle. Si las amigas que se fueron se fueron, y los amigos que se fueron se fueron, y los amores que se fueron ni se enteraron cuando se fueron, y hasta los parientes terminan por demandarla a una, pues una se hace como que más fuerte. Y por eso aunque no me oígan yo a todos ustedes, las y los que se fueron sin decir adiós les "dedico esta ranchera por ser el último adiós!"
Qué trsites son las despedidas, ¿no les pasa a ustedes? Lo bueno que hoy llega Crix a Monterrey y mañana creo que psotearé sobre reencuentros :)

6 comentarios:

Carmen dijo...

Chula Anita, hoy sentí eso mismo que tu dices, hoy se fue una amiga, conocida de mi vida y de la suya, o séase, murió, todita.

Yo quisiera, yo pude, yo debí y pues no sé, el caso que me sentí muy triste y ahorita con dos tequilas me derretí con esto que escribiste.

besos, a ti y a Cris, no se dejen nunca por favor sin decirse te quiero.

Linda dijo...

Tristes despedidas...pero a "apechugar"...

Hoy es el primer cumpleaños de mi abuela ya muerta, y a pesar de todo...siempre existe la duda...¿le dije todo lo que debí decirle? ¿la visité lo suficiente? ¿me habrá perdonado mis omisiones?...pero las despedidas llegan...sin previo aviso.

Y dejando a un lado las tristezas: feliz reencuentro!!! =)

Hester Prynne dijo...

¡Hola!
Se ha creado una red social en español para madres lesbianas que pretende ser una fuente de ayuda y de recursos.
Si te apuntas, pásate por aquí: http://bollomaternidades.ning.com/
¡Gracias y abrazos!

Amatista dijo...

¡Excelente y muy profundo post!

Lo he leído con cierta nostalgia y se me ocurre que más que las despedidas en sí, el dolor que se prolonga en el tiempo es por no poder -ni saber- soltar.

Los círculos que no se cierran... eso es lo doloroso.

¿Qué dule más? ¿Ser la 'dejada' o la 'dejadora'? Sin dudas no estamos preparados ni para ocupar ninguno de los dos lugares.

¡Saludos!

marga dijo...

y sí, los finales son así: inciertos antes de que ocurran e inciertos después de que ocurrieron

ánimos

Flor dijo...

Le juro que dejé el escritorio regado de lágrimas gruesas...