jueves, agosto 27, 2009

Cuando mueren los sueños

Hay sueños que mueren. Sueños que nos dejan, nos abandonan, nos arrebatan, nos son arrebatados, los matamos, o simplemente mueren. Cuando los sueños mueren hay que guaradrles luto. Hay que vivir el duelo como un proceso natural del ciclo de vida. Al principio está la negación, luego la tristeza, el enojo, la resignación y finalmente la aceptación. Así hasta dejarlo ir.
A Crix le gusta mucho la analogía del globo, ese que sueltas al aire y se lleva tus penas y más profundos sentimientos al cielo. Yo no sé qué pensar, a mi me cuesta mucho dejar ir.
Habrá quien lo haya notado: mis nicks y updates de messenger, gmail y facebook son status que oscilan entre la tristeza más desoladora y el enojo más intenso. Se me murió una ilusión y estoy en mi momento de duelo. No es el primer sueño que se me muere, ya me han dejado varios y a cada uno le he guardado su respeto proporcional. Ahora me toca llorar por éste.
Hay quienes depositan una esperanza en su trabajo, un lugar, una situación, una persona. Hay quienes construyen sus fantasías desde la más tierna infancia. Yo por ejemplo, ¿les he contado?, me iba a casar con mi primo Andrés (o eso pensaba y quería cuando tenía 3 años). A los 16 años me tocó asimilarlo, podría vivir enamorada de él si quería, pero NUNCA se iba a consumar mi debraye. Lloré, patalié mucho, tal cual corresponde llorarle a los ideales frustrados. Acto seguido reemplacé alpersonaje principal de mi historia, le di tiempo extra a mi sueño y lo resucité del coma, dispuesta a no renunciar a la parte básica del mismo.
Seguí imaginando, reemplazando al protagonista cada vez que fuera necesario. En total negación, sin aceptar si quiera la posibilidad de cambiar la fantasía de la iglesia, vestido blanco y familia feliz que va a McAllen cada fin.
Total, un día el sueño prefabricado a los 3 años me asfixió. Quise estrellarlo contra la pared, hacerlo estallar, ahogarlo, ahorcarlo, esconderme de él, pero el muy malditro sueñoi era más fuerte que yo, estaba arraigado amí y se resistía a encontrar la muerte. Mi dulce sueño se volvió casi pesadilla. Y si no podía matar al sueño, había que destrozar al protagonista.
Entonces fue cuando enviudé. No, no es broma. Yo soy viuda de un amor, o más bien autoviuda, porque yo solita lo maté. Envenené su cariño hasta que no aguantó más. ¡Pobrecito él, tanto que me quería!
Cuando vi lo que había hecho quise morirme yo también. Enviudé, no porque una Iglesia o un Estado me lo avalen, no porque haya un certificado de defunción. Enviudé porque ese día, mientras estaba yo en Valencia, fue declarada finalmente la hora de muerte de un gran amor. Me aferré, lo negué, envié miul cartas y hasta ropa interior, pero el daño estaba hecho. Y de la muerte no hay quien te salve, no hay vuelta atrás. Y es enjtonces cuando me quedó recoger los trocitos de mi alma desparramados en el piso y volverlos a pegar con Kola Loka.
Mi sueño original, sin embargo, aunque magullado, había resistido. Ingrato, ni por matar protagonistas se moría el dichoso sueño, o más bien, ya se iba debilitando, pero se aferraba como mala hierba. Quedó debilitado, pero se alcanzaba a adivinar todavía un vestido blanco, la ceremonia y la familia nuclear. Sólo había que buscar una nueva ilusión para llenar los huecos. A Crix le llegué con un sueñoi armado, un espacio prefabricado, un guion de película ya escrito, mi historial de fantasía que ella solo tenía que usar y asentir. Ni si quiera tomé en cuenta sus propios sueños, le impuse los míos. Poco a poco, como quiera, ella fue dejandome claras su ideas, sus límites, sus expectativas y tuve que ir moldeando mi propio sueño al de ella. No voy a decior mentiras, como a todos los muertos, aún le lloro y le llevo flores al vestido blanco, al vals, al banquete. Lloro por lo que pudo ser y no fue, por lo que yo creí que quería y no resultó estar escrito para míu en las estrellas. Pero a veces ni me acuerdo. El nuevo sueño que creamos juntas es tan hermoso que me permite vivir con alegría el aquí y el ahora, aunque en mi corazón siempre quedarán restos de humedad por los sueños muertos.
Recientemente me inventé una idea nueva. Una de esas ilusiones guajiras que desde el principio sabes que no son tangibles, pero qeu vale la pena intentar. Ya sea por mi mente hiperactiva, por mis afanes de aventura, mis ganas de complicarme la vida, porque soy renecia, o simplemente porque estaba allí (sí, ya sé, Elva, que si me hubieran puesto enfrente un pozo lo habría pensado y que hay oportunidades que es mejor dejar pasar), el caso es que me dejé soñar, tipo gran negocio, pirámide de Mary Kay, mis recursos son inagotables y voy a ganar, ganar, ganar. Volé e imaginé que cualquier cosa podría pasar.
Como quien sueña que le van a dar una beca, o que hoy sí, de veras, de veritas, hoy sí se saca la lotería, o quien jura que esta vez sí va a quedar embarazada, o quien sueña que nunca lo va a quedar, o que esta vez sí se saca el premio de... y así. Porque sueños hay mil, y todos soñamos y para gustos hay colores. Y entonces yo me dejé llevar.
Y como dice mi mamá, que es casi una santa, agárrate de la brocha que voy a quitar la escalera. Y de un santo zopetón me desperté. Desperté a la realidad y a la razón, a las cosas como son, o más bien a lo que ves es lo que hay porque no se puede de otra forma y hazle como puedas. A una realidad con trámites y sapos en el IMSS. A la realidad cruda y dura donde cada cuál se rasca con sus propias uñas. Y me toca hacerme tonta, o dejar de hacerlo, imaginar formas de convencerme de que esto no está sucediendo, que como siempre soy una exagerada, llorar hasta que los ojos se me escurran por sus cuencas, gritar, gimotear, enojarme hasta que no quede algo sin romper. Me toca aspirar hondo y profundo y exgalar poco a poco hasta encontrar la calma, entender por qué y cómo pasan las cosas. Luego, finalmente, me toca aceptar que así es, que los sueños, sueños son. Y entonces sí, amarrarlo a un globo de helio y dejarlo ir. Visitar de cuando en cuando la tumba de mis sueños, ponerle flores, recordarle cada vez menos, seguir adelante con mi vida... olvidar.
No creo ser la única, de hecho creo que habemos muchas que necesitamos sentarnos a pensar si el sueño que nos vendió Hollywood será alcanzable algún día. Si la fantasía que forjamos de chiquitas con el maridito de azúcar y los hijitos bonitos es real. Si la fantasía de la vida alternativa y flower power encaja con los sueños prefabricados. Si la posibilidad de encajar los sueños y realidades de ambas personas en la pareja es factible. Si nuestras formas de amar son compatibles.
Hace muchos años vi la película "Requiem por un Sueño" y no la entendí sino hasta ayer que iba por la tarde en el camión pensando en esto a lo que vengo dando vueltas. Trata de personas que viven vidas insatisfactorias y en algún momento dejaron morir sus sueños. Este fin estuvo aquí Crix ayudándome a pegar mis pedacitos otra vez, como tantas otras, conteniéndome emocionalmente, enseñándome cómo hacerle para seguir adelante, sosteniéndome fuerte y recordándome cuánto me ama cada día y hasta siempre. Antes que otra cosa, es la mejor amiga y consejera que la vida me pudo dar.
Crix me miró a los ojos, en alguno de nuestros muchos trayectos en camión urbano y me dijo algo así como: "tienes que entender, hay veces que hay que vivir un proceso de duelo por los sueños que no fueron. Y tu tienes que esperar, ser paciente, darle tiempo al tiempo, dejar que las cosas fluyan. Hay que vivir el proceso como guardando luto. Si alguien tenía una idea de lo que debía de ser y eso no resultó como la historia que había comprado, entonces necesita llorar por su sueño roto."
Así que este es el réquiem por mi sueño de una noche de verano, y por lo que pudo ser y no fue, y por lo que sí será. Este es mi "ya me cansé de mi tema de agosto y ya me cansé de estar enojada y ya me ventilé lo suficiente". Hoy recuerdo que sobreviví a mi viudez emocional hace 7 años y que si pude superar a solas mi más grande pérdida, con ayuda de mi mujer y mis hijos enfrentaré todavía mejor lo que sea.
¿Que cómo estoy? ¿es en serio? Sobrevivo a pesar de los esfuerzos de la vida misma por aniquilarme. Y quiero gritar: "déjenme si estoy llorando... quiero estar sola con mi dolor", pero no, de verdad, no quiero estar sola. Ya no quiero sentir, ni que duela, ni sufrir, ni pensar, ni nada.
Quien sí conoce mi "tragedia" personal, sabrá que exagero, pero no quiero saberlo. Espero que comprendan que yo soy una persona muy intensa y sentimental, muy emocional y si no ventilo lo que llevo dentro me pongo como olla de presión y yo no quiero explotar. Y si exploto no respondo por los que salgan salpicados. Pero prometí no explotar.
De nada sirve que me digan que todo va a estar bien, porque ya lo sé. Que todo pasa, que el tiempo cura todas las heridas, también lo sé. Ni me pregunten cómo estoy, porque mi respuesta cambia cada 30 segundos, aunque se puede resumir en "estoy dolida". No, no me quieran convencer de que soy una exagerada o una tonta por sentirme así, porque también ya lo sé. Y sí, ya sabía en lo que me metía y como quiera acepté. Aunque en el fondo no me lo esperaba, esperaba estar equivocada y pensaba, en el fondo de mí, de verdad esperaba que mi pirámide de Mary Kay no se me cayera encima y me dejara con menos fondos que cuando empezé. Esperaba equivocarme y que todo saliera bien. Pero a quién se le ocurre hacer inversiones tan fuertes en épocas de crisis! Y eso sí, ni me digan que luego se me olvida, porque eso sí no va a pasar: yo ni olvido, ni perdono.

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Este se suponía que era un blog sobre maternidad lésbica, pero últimamente se ha convertido en cementerio de ideales. No importa, todo es parte del proceso de la vida, el ciclo natural de las cosas. No puedo engañar a nadie diciendo que todo es miel sobre hojuelas, que todo va a estar bien. La verdad es que la mitad del tiempo no sabemos qué hacer. La otra mitad lo inventamos.

3 comentarios:

NN dijo...

Y sin embargo ,le segimos porque no hay de otra.

Karla dijo...

Hola Ana!

Sabias palabras las de Crix. Que bendición que la tengas.

Ayer platicaba con mi terapeuta sobre un sueño que me asesinaron hace 15 años; pero que no acabo de enterrar y se pudre en mi mente y mi corazón. Ella -sabia- me sugirió escribirle una carta a ese sueño diciéndole todo lo que siento; lo bueno, lo malo, TODO lo que siento por él. Luego, me dijo, entrégame la carta y la trabajamos, pero si te quedas con todo eso que traes atorado en la garganta vas a seguir asfixiándote como ha pasado estos 15 años de duelo inconcluso. Eso haré. Te lo comparto por si crees que te puede ser util. Ánimo. La vida está hecha de pérdidas y el chiste está en sobreponerse.

Anónimo dijo...

y como sea, crix los niños y nosotras que leemos somo felices de poder conocer tu lucha inalcanzable... quiza no logremos cambiar el mundo, pero luchar por una realidad mas justa para los que vienen es lo que cuenta, y eso solo se ahce creando sueños cada noche y cumpliendolos de dia.. eso es lo que hacen uds
y animo... no siempre estara todo bien... pero la mente es maravillosa y despues de un tiempo nos permite idealizar el pasado para sentirnos reconfortadas
saludos
dakini