lunes, septiembre 29, 2008

Campamento Lésbico Noreste

Durante el fin de semana se realizó el Campamento Lésbico del Noreste. La idea era reunir a las chicas de los estados del noreste para compartir nuestras experiencias en el quehacer lésbico. Ana y yo llegamos el sábado en la tarde luego de mil peripecias. Empezando porque como mi querido suegro chocó su auto, andamos compartiendo troca desde hace más de un mes. Eso nos ha complicado considerablemente la lógista de nuestra vida. Pero bueno. Les voy a platicar parcialmente sobre este campamento, para dar oportunidad a que Ana cuente algo.

Como les decía, llegamos casi al anochecer y ya no alcanzamos ninguna plática ni actividad, excepto la convivencia. El campamento había iniciado el viernes, así que las chicas de ahí ya tenían considerable pila. Esa misma noche asaron carne y se llevó a cabo una velada que terminó en bailongo.

La verdad, a muchas de las mujeres ya las conocíamos, ya fuera porque algunas son de COMALES o porque hemos coincidido en los eventos lésbicos de Monterrey. Un detalle que me fascinó del campamento fue que se podía llevar a los niños, así que cargamos con todo y Diego y Santiago que disfrutaron a morir de todo. En la noche, no batallamos tanto para que se convencieran de dormir, lo cual estuvo bien. Y como estaban tocando guitarra y cantando pura rola tranquila, pues la verdad que se prestó para que se arrullaran, sin embargo como a eso de las doce de la noche decidieron que había que poner música para bailar y eso terminó despertando a Diego. Para colmo, como a ellos los habíamos puesto en una casa de campaña se nos olvidó ponerle el techo y aunque estaban acampando dentro de la casa a Diego le entró una ronquera y mormadez espantosa con la cual todavía hoy amaneció.

Al día siguiente, domingo, había varios talleres y uno de ellos lo impartía Ana por parte de COMALES. El taller era sobre maternidad y sobre cómo hablarles a nuestros hijos acerca de nuestras familias. Durante ese taller, Diego y Santiago se metieron a un charco de lodo y entraron en colapso nervioso, así que amablemente una de sus abuelas adoptivas se los llevó a recorrer el rancho. (Al ratito subimos parte de lo que se dio en el taller al blog de COMALES para que lo puedan consultar). Ana pensaba que el taller fuera muy breve, sin embargo, había muchas mujeres interesadas en saber más y más sobre la maternidad lésbica. Algunas eran jóvenes con deseos de, en un futuro, poder ser madres. Eso me pareció valioso, que las más jóvenes estén familarizadas con la idea de que ser lesbiana no significa, necesariamente, que se deba renunciar a la maternidad. Hubo muchos perfiles, y las anécdotas nos enriquecieron para contemplar otras realidades.
Luego hubo un taller sobre los patrones que escogemos seguir, de manera conciente o inconciente, a la hora de elegir pareja. Este taller me lo perdí casi todo, porque para ese momento Diego y Santiago estaban en la alberca y me tocó cuidarlos. La estaban pasando muy bien, pero tomamos la decisión de vestirlos para que durmieran la siesta lo cual no ocurrió, claro, y terminaron corriendo en pañal y descalzos por todo el rancho, con plumas y marcadores como armas letales. Saldo: Diego decoró un par de sillas.
Al terminar el taller de las parejas, hicieron un break para la comida y Ana y yo aprovechamos que una pareja debía retirarse para que nos acercaran a la civilización. Cabe destacar que apenas Diego y Santiago sintieron que la camioneta se movió tomaron una siesta que duró desde la quinta que está a la altura de la cortina de la presa de la Boca (unos quince minutos más adentro) en el municipio de Santiago, N.L., hasta nuestra casa en donde Monterrey pierde su casto nombre (San Nicolás de los Garza). Incluido un transbordo que hicimos de la camioneta a un taxi.
Llegamos directo a comer algo ligero y después de eso, Ana se fue a dormir. Diego, Santiago y yo terminamos de destruir la casa, y cuando Ana despertó les dimos un masaje con aceite de lavanda para que se relajaran. Los echamos a dormir y Ana y yo nos pusimos a ver un rato la tele, primero una serie gringa Gosspi Girl (creo que así se llama) y después LA ACADEMIA!!!!!!!!!!!! Ay Dios mío, esos programas luego se convierten en adicción.
En fin... aquí le corto, pero hay todavía muchas cosas que contar.

1 comentario:

pao dijo...

uy que lindo!!! y compartido con los pekes eso es mas enriquecedor!!!


que bueno se hicieran campamentos asi por aca...pero no hay nada de nada ..buaaa

que divinos ellos en el barro jajaja

besos chicas