miércoles, agosto 30, 2006

¿Qué es ser lesbiana?


Ahora sí, en tiempos de calma y sin muchas tribulaciones en mi entorno me pongo a definir términos izquierdosos. Es decir, “Manual de izquierda para dummies”. En realidad todo el blog trata un poco de eso, de ser una explicación de situaciones difíciles para el heterosexual clasemediero (muchas veces regio) promedio.
Alguien que solía ocupar un lugar importante en nuestras vidas, pero que ha decidido mantenerse al margen en la actualidad, le hizo llegar hace poco a Crix el siguiente mensaje: “Creo que en esto de la homosexualidad ustedes podrían llevarnos ventaja a los demás porque hay muchas cosas que no entendemos... para nosotros es algo desconocido... acuérdate que se teme lo que hay en uno y no se acepta o no se quiere reconocer. También da miedo lo desconocido”.
Dentro de los movimientos de izquierda, sobre la homosexualidad hay mucho que decir. De entrada debemos hablar de homosexualidades, en plural porque es una experiencia que cada quien vive de forma distinta. Lo básico sería recurrir a la definición “homoerótica” en la que lo homosexual está dado por preferir a una persona del mismo sexo para llevar una vida afectiva y/o sexual.
Ahora tenemos el discurso neoliberal “incluyente” de lo LGBTT (y a veces otra T) and Friends. Donde se incluye a lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, travestis y trangéneros. Lo difícil para un heterosexual promedio de a pie es comprender las “similitudes y diferencias” en todas estas categorías y clasificaciones. Además de que muchas personas toman la cómoda postura de “¿y a mí qué?” o “¿eso de qué me sirve si los raritos son ellos?”
Incluso hay quien llega a opinar que los discursos de género ya pasaron de moda y que lo de ahora son los estudios trasatlánticos. Y yo me pregunto, ¿dónde viven estas personas que no se dan cuenta de las diferencias de trato que sufren hombres y mujeres y todas las discidencias sexuales? No pueden pretender que porque las mujeres ya estudian y trabajan no llegan a sus casas donde se espera que cumplan el doble turno laboral de sirvientas entre otras “cosas”. No pueden pretender que la violencia de género ya no existe.
En fin, estábamos en gays y lesbianas. Mucha gente cree que la homosexualidad abarca un todo y que dentro de ella se divide en gays para hombres que se acuestan con hombres y lesbianas para mujeres que se acuestan con mujeres. No es así nada más. Hay mujeres que tienen sexo con mujeres, pero no se autodenominan lesbianas porque lo consideran “ofensivo”. Algunas prefieren llamarse “bisexuales” aunque únicamente se involucren sexoafectivamente con mujeres, para dejar la opción abierta de “reivindicarse” con un hombre. Otras prefieren llamarse “gays” porque suena más light y ellas son bonitas y muy nice y no machorras, traileras, tortilleras como las lesbianas. Estas mujeres que se acuestann con mujeres son como las de Hollywood y los programas como la Letra L (The L Word).
Nosotras somos lesbianas. Nos autodenominamos lesbianas y nos gusta ser lesbianas. Importante aclaración: el lesbianismo no tiene solo que ver con lo sexual, o lo erótico afectivo. El lesbianismo es la unión o alianza de una lesbiana con otra lesbiana para construir una estructura social nueva. Implica relacionarse de forma diferente con las personas. Construir otra forma de vida. Lo sexual es secundario, es irrelevante con quien se acuesta una lesbiana, lo importante es que rompe con lo que la sociedad heteropatriarcal pide de ella. Es la rebelión de las mujeres. En los 70 se decía que el feminismo era la teoría y el lesbianismo la práctica.
También es salirse de los usos y costumbres de la expresión binaria de lo heterosexual; es una evolución. Es una revolución. Un acto de rebeldía y resistencia. Decisión política en la que el falo deja de ser el centro del universo, que rompe con el esquema heteropatriarcal en el que el hombre decide lo que la mujer es. El lesbianismo cuestiona la heterosexualidad obligada y pretende darle visibilidad a las mujeres.
Esta ruptura de moldes, usos y costumbres provoca miedo en el patriarca, asusta al macho que no concibe que una mujer pueda “ser” plenamente, sola o con la ayuda de otra mujer, sin la ayuda de un hombre. Provoca desbalance cuando la mujer decide no participar más en dinámicas represoras.
Es una definición más larga, más complicada y más determinante porque no somos así porque un gen se nos alteró y se nos volvió rarito, ni por el exceso de testosterona que segregó nuestra madre cuando nos gestaba, o porque indiscutiblemente TODAS fuimos violadas y odiamos a los hombres. No, somos así: lesbianas por gusto y quizá sea aún más difícil de entender porque automáticamente habrá quien empiece a preguntar: “¿pero quién querría batallar por gusto siendo diferente cuando se puede aguantar?”
Hay dos consignas que me gustan mucho aunque no siempre las ando gritando por la calle:
1) Lesbiana, yo soy lesbiana porque me gusta y me da la gana.
2) No, señor, yo no me casaré. Así le digo al cura y así le digo al juez. No, no, no, no, señor, yo no me casaré, estoy enamorada pero de otra mujer
Obviamente, “en esto de la homosexualidad” o el discurso lésbico feminista político, nosotras les llevamos ventajas a los y las heterosexuales no estudiadas, pero es eso, cuestión de estudio del tema, si es que les interesa alcanzar a comprenderlo.
Termino citando a una lesbiana chinoamericana que con respecto al estudio de estos temas y de la actitud de la heterosexual clasemediera promedio y blanca tiene una opinión muy interesante: “Y aquí es donde el dolor de la lucha llega a casa. ¿Cuántas mujeres blancas han tomado responsabilidad a educarse sobre el pueblo tercermundista, su historia, su cultura? ¿Cuántas mujeres blancas verdaderamente piensan acerca de los estereotipos que se mantienen como la verdad sobre las mujeres de color?*
La que pudiendo leer no lee y no aprende, es porque no quiere.

*Woo, Merle. Carta a amá. Esta puente mi espalda. Editado por Cherrie Moraga y Ana Castillo. ISM Press. San Francisco, CA. USA. 1988. p. 112.

2 comentarios:

ZUAG dijo...

Hola Ana. Tienes razón. No es fácil para muchos tratar el tema de la homosexualidad, pero más que nada, es difícil para los que tienen un homosexual FRUSTRADO dentro de ellos.

Bien se sabe que soy de la idea tradicional y católica apostólica y romana jajaja, pero a mi parecer DIOS te ama seas hetero u homosexual. Sólo importa que ames y dejes amar. (Creo que nuestro amigo Limón de PRO-VIDA está tramitando mi excomunión jaja)

En fin. Ser homosexual o ser heterosexual es igual. No se elije serlo, pero si se elije vivirlo.

Bien por ustedes y bien por la tolerancia!

Anónimo dijo...

Hola Ana!
Me llamo Claudia, soy heterosexual, no estoy casada, vivo en unión libre, tengo una hija de dos anios, vivo con mi pareja, nos vamos a la mitad con todos los gastos de la casa (no soy mantenida), no estoy sometida, tengo una maestría, trabajo, pago para que una persona vaya a hacer los quehaceres domésticos en mi casa, mi no marido se queda con Sofía dos veces a la semana mientras yo me voy, después del trabajo a mis clases de francés y yo por mi parte hago lo propio cuando él se va al gimnasio, mi pareja es mi apoyo, mi fuerza, mi mano derecha, la presona a quien amo, con quien cuento, quien me abraza, con quien he caminado a un lado, hemos crecido juntos, nos hemos desarrollado, tenemos una familia y, sí, como es de imaginarse, somos felices, tenemos nuestros altibajos, pero somos felices. Es hombre, tiene un pene, primordialmente lo rige la testosterona, gana más dinero que yo, es más alto y más fuerte, tiene una camionetota, es ingeniero y yo me dedico a las humanidades, es un hombre maravilloso que tiene cerebro y sabe usarlo, me dirás que él es una minoría que como él pocos, pero a nombre de él y de los pocos como él, no generalices con tus estúpidos textos lésbicos androfóbicos de lesbofalofóbica izquierdoide de pacotilla, que le da al feminismo, al lesbianismo y a todo el movimiento de igualdad de sexos un tono de ataque de gata remojada que invalida el valiosísimo trabajo de mujeres y hombres que realmente se preocupan por dar soluciones en vez de lanzar ataques y simplemente hacer senialamientos que nada proponen. No puedes proclamar al lesbianismo o el ser lesbiana como la respuesta universal a los males de la humanidad o como una llamada a la igualdad de género... lee más, infórmate más, no seas tan estúpida de tú misma caer en estereotipos como The L Word o la trailera... recuerda que entre blanco y negro siempre hay matices. Es una lástima que en la World Wide Web uno se tope con esta clase de publicaciones que sólo confunden, malinforman y radicalizan opiniones cuando lo que se busca es información sólida y si a caso, con un poco de suerte, al menos, objetiva.