¿Dónde está Ana?

Les había dicho en la entrada pasada que Ana iba a postear. No les mentí, eso me había dicho ella, y hasta dijo que ya tenía pensado lo que iba a escribir y todo el rollo. Sin embargo no sé por qué no ha posteado, tal vez, y solo es una peregrina idea, tal vez tenga que ver conque todavía no nos entregan la compu de vuelta.

En fin, mientras tanto, les contaré algunas cosas cotidianas como:

1. ¡¡¡¡ESTOY HASTA LA MADRE DE TRABAJO!!!!

Hace casi un año me contrataron para hacer un proyecto: un libro que iba a salir en segunda edición. O sea, que en teoría la mitad del trabajo ya estaba hecho y se iba a tomar como modelo. Pues les digo, me contrataron para hacer ese libro y después, me dijeron, seguían al menos un par más que me garantizaría un año de contrato, etc, etc, etc. Resulta pues, que a casi un año de todo esto, la prisa les entró debido a una extraña motivación. Nos dijeron en la junta: "El libro tiene que salir en 15 días porque en 15 días sale el barco, y los chinos son muy cuadrados". Yo me fui de espaldas porque era 30 de mayo y porque no entendía que putas hacían los chinos en el libro y sobre todo, ¿por qué iban en barco habiendo tantos aviones? "Ha de ser la crisis", pensé, pero más adelante entendí que a lo mejor los chinos iban a imprimir los libros y el tiraje iba, naturalmente a ser trasladado en barco. Pero bueno, esas fueron mis deducciones, porque luego empezaron a discutir que si las pruebas azules y los negativos se iban a hacer en Guadalajara, o en Estado de México o en San Juan Chicomula y que por favor fuéramos tan amables de poner en la hoja legal que el libro había sido impreso en Bogotá. Mi confusión fue mayúscula. El punto es que el mencionado libro tiene tres tomos que juntos son algo así como mil quinientas páginas y una persona cuyo puesto no nos quedó claro a nadie opinó que el libro debía volver a leerse y que con que nos echáramos cien hojas diarias la hacíamos, pero eso sí, que por favor cumpliéramos la cuota y que ya que lo estábamos volviendo a leer que buscáramos todas las partes que tenían abreviaturas tipo "etc" y las cambiáramos por la palabra entera ("etcétera"). Yo empecé a hacer cuentas y casi se me cae el pelo. Si el libro debe salir en 15 días, seguramente estarán esperando que salga a más tardar el 16 de junio, con lo cual tengo el riesgo que para el 14 de junio que es sábado siga yo en marchas forzadas leyendo y cambiando cosas del mentado libro. Sí, el 14 de junio señores y señoras, el día de la VIII Marcha del Orgullo de Monterrey. La cuestión aquí es que por la mañana tengo que realizar otros asuntos, con lo cual quedaría desocupada a la una de la tarde, la cita en el metro General Anaya es a las 6:00, así que si el mentado libro no está listo, a mí me va a dar algo. En esas cavilaciones andaba cuando Ana sugirió: "Ya sé, ve a trabajar el domingo, le adelantas todo lo que puedas y chance y terminan para el viernes". Y bueno, heme aquí, en el trabajo, sin atreverme a tomar el toro por los cuernos y leer mi respectiva cuota de 100 páginas. Cabe destacar que 100 páginas se oye fácil, pero al verdad no lo son, menos cuando hay capítulos que hablan de la historia de la Banca en Monterrey.

2. De verdad pienso que necesito tiempo de recogimiento

Me pasó esto de las marchas forzadas inmediatamente después del cansancio y cuasi agonía de la Segunda Semana Lésbica Cultural. Estoy trabajando más de 8 horas diarias porque ahora mi trabajo es "por objetivos" (y el objetivo aquí es enloquecerme, Daniela dice que va a extenderle una carta de queja a mi jefe por los daños y perjuicios y lo que resulte porque mi sentido del humor es escaso tirando a nulo). Luego viene un torbellino de cosas más que hacer, entre los que figuran escribir dos documentos que tengo pendientes, jajaja, así que estoy como campeona sin corona buscando las cuerdas del ring.

3. Pero lo bueno de todo esto son los progresos de mis vástagos

Diego y Santiago prácticamente ya entienden todo. Están en la etapa en la que puedes decirle "pásame el bibe", "dale esto a Diego", "ve con la abuela" y cosas así y lo más maravilloso de todo es que las hacen. Con Diego se puede tener conversaciones nemotécnicas: "Mami, Tati, Pota", que bien puede significar: "Mami le dio la pelota a Santiago". "Tely guagua" que es como un recuerdo o petición: "Gely me llevó a ver los perros" o "¿Dónde chingados está Gely que quiero que me lleve a ver los perros?"

Ahora bien, creo que no les habíamos dicho que mis hijos han dejado la cuna. Sí, así como lo oyen, están en el proceso de aprender a dormir en cama. La cama, por cuestiones de seguridad y para evitar alguna clase de denuncia de maltrato infantil, está a la altura del piso. Pues aún así, mis hijos se las ingeniaron para amanecer en el piso la primera noche. Eso sí, están sumamente contentos porque tienen la libertad de levantarse cuando quieren, es un colchón más confortable y duermen juntos. De tal modo que lo que es una ventaja las mañanas: se levantan, salen al cuarto de la tele y la prenden, agarran su sillita, su platito de cereal y se ponen a ver Disney Channel, y cuando se aburren se ponen a decorar las paredes de la casa con crayolas; se convierte en una desgracia en la noche: no quieren quedarse acostados, se paran, se suben a las sillas, se meten al ropero y sacan la ropa. Una noche decidimos cerrar la puerta del cuarto para que se limitaran a deambular ahí dentro y luego captaran que había que dormir, pero no contábamos con la astucia de nuestro querido Shampy. Resulta que la puerta tiene una especie de rejita, al estilo de la puerta de entrada de las mascotas. Pues Ana y yo salimos por un momento y cuando regresamos la fuga había sido consumada: Habían tumbado la rejita y se habían pasado al cuarto de la tele, Diego se había trepado a la cama-sofá, y Santiago como caballo, estaba cabeceando parado.

En fin, sigo y sigan esperando el post de Ana ... y las fotos!!!! Jajajaja.