Anita:
Lo más difícil de ser Mamá Full Time no es sólo estar
cuidando de Diego y Santiago. Sino también chutarme los pleitos entre Gabriel y
Max. No sé por qué no me traje mis audífonos porque te lo juro que mientras tus
hijos conviven lo más pacíficamente que pueden bajo mi mirada, afuera hay un
auténtico escándalo típico de vecinos. El punto es que yo que necesito mis
segundos, minutos y hasta hora de silencio, batallo para encontrarlo porque si no
son los míos, son los otros. Quiero pensar que es cosa de las vacaciones y que
en dos semanas la dinámica cambiará para bien.
Diego llora por todo. Si su hermano escoge el mismo sabor de
jugo, llora. Si se le revienta el globo, llora. Anda en la sensibilera esa que
no soportamos. Hoy me tocó rescatar a tus hijos de un par de “regaños” que el
huerco se cree con derecho de darle a mis hijos. Si los ve en el cuarto de
Susana, regaño. Si los ve en las escaleras, regaño. Si los ve usando la
bicicleta, regaño. Y ahí me tienes, Santiago véngase para acá, acá tiene usted
su bicicleta. Diego, bájese de ahí, usted vive acá. Y ya, más o menos hasta
Susana ha tenido que decirle: Ya cálmate, Gabriel. Yo creo que parte de la
lloradera de Diego es que ya no es el más punk de la familia. Digo, es un duelo
saberse común y corriente.
Total, para mi propia salud mental decidí llevarlos al Museo
de la Ciudad de México pero llegamos tarde y ya no nos dejaron entrar. Sigue el
mismo guardia cascarrabias en la entrada. Nos agüitamos un poco y caminamos
hacia el Zócalo. Había una manifestación y a Diego casi le da un colapso
nervioso pensando que íbamos a unirnos. La verdad es que nos pusimos a ver un
show de matachines que no entusiasmó mucho a Santiago.
Les propuse volver a casa para ir al parque que está por
Bancomer y accedieron. Como volvimos a tomar la línea azul se me ocurrió ver
cuánto costaba el circo Atayde Hermanos. El boleto más barato está a 150 y los
miércoles es 2x1. Les dije que cuando tú volvieras iríamos porque no valía la
pena comprar 2 boletos para 3 personas.
En el micro de regreso, Santiago se quedó dormido. Lo
desperté en Coyoacán y cuando llevábamos media cuadra se puso a llorar. Yo creo
que la sensación del sueño fue lo que provocó eso. El parque al principio no los entusiasmó
mucho, sino hasta que llegaron tres muchachonas a punto de cursar secundaria.
Batallaron para hacer clic, pero al final se divirtieron mucho. La mamá de las
muchachas los puso a hacer una rutina que ella denominó pruebas. Santiago se
equivocó en alguna y de repente vino muy triste y llorando porque había
perdido. Le dije que si quería nos íbamos pero dijo que no, que seguiría
compitiendo. Tu hijito anda muy sensible y yo de verdad que trato de
consentirlo mucho como me encargaste, pero hoy anduvo muy sensible.
La que se cansó primero fui yo. Me los traje y la verdad es
que creo que todos regresamos muy relajados.
He aquí el testimonio de tus cachorros.
Cuando Santiago vio la repetición dijo: “Oh, de seguro Mami
vio mi cara tiste”. Y pidió una foto para reparar el “error”.
Anita, te extrañamos!!!!!! Vuelve pronto!!!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario