miércoles, enero 04, 2012

Las cosas que dicen los niños...

Como muches de ustedes sabrán los niños dicen cada cosa y tienen cada ocurrencia que trastoca el alma. Crix se ha vuelto coleccionista de pequeños retazos de conversaciones de nuestros hijos, y quizá hayan tenido chance de leerlos en el facebook de LasDosMamis o directo en el twitter.
Hace un par de días por ejemplo, Diego llegó a la iluminada comprensión de que su madre es mamífera. Diego tiene unos silogismos raros. De pronto sus conclusiones son acertadas, pero el camino que lo lleva a ellas tiene unos vericuetos bastante inciertos. Nos iba exxplicando que los pingüinos o los no sé qué pajarraco no son mamíferos porque son aves. De allí brincó a que los simios son mamíferos. Luego me preguntó que dios o entidad suprema nos ha creado y como hemos decidido no inculcarle una fe en específico le dí tres teorías religiosas distintas, pasando por barro, maíz y talla en piedra con distintos soplos divinos. Finalmente le di un resúmen de la teor{ia evolutiva de Darwin y le expliqué que somos primates relacionados con los simios. Volvió a las aves y que no son mamíferas porque nacen en huevos y sus mamás no les dan leche. Acto seguido concluye: "Mamá es mamífera, verdad, Mami?" Yo en pleno ataque de risa (por la relación muy mexicana de mamífero y lactante) le dije "sí, Diego, por supuesto" (casi que hice casting con Chicharito para sus comerciales), sin más detalles. "Claro que es mamífera," reafirma, "porque va y nos compra leche en la tienda."
Este tipo de conversaciones van acompañadas de canciones de Santiago, ruido del tráfico y un par de melodías en el radio. Los viajes en el Queer móvil son todo menos silenciosos. La vida con Diego y Santiago es bulliciosa, siempre. Crix dice que es mi culpa porque en mi casa somos muy gritones. Puede ser cierto, el silencio suele incomodarnos.
Pero es muy lindo darme cuenta de que son capaces de hablar tanto, pero sobre todo que son capaces de expresar emociones en sus palabras.
Santiago y Diego han hablado poco en los últimos meses acerca de la notaable ausencia de sus tíos Manuel y Elva. En parte porque les habíamos explicado que ellos ya no vivirían en nuestra ciudad, y en parte porque están acostumbrados a ver mucha gente y siempre hay algún adulto dándoles cariño. Sin embargo, sí notamos que Santiago estaba molesto y que expresaba su enojo diciendo cosas com "hmmm, al menos ya no veré a Manuelito para que me pegue." Cabe agregar que lo decía con un cierto dejo de nostalgia porque su deporte favorito era estar abajo de Manuelito jugando a las luchitas.
De pronto, un día antes de Noche Buena, Diego preguntó: "Si mañana es Noche Buena y después es Navidad, significa que mañana vamos a ver al Tío Manuel?" Le recordamos que no porque sus tíos y primos ya no viven en Monterrey. Luego empezó a hablar de Emma. "Cuando yo tenga seis Emma va a tener tres. Cuando yo tenga 8, Emma va a tener 5... Cuando yo tenga 13, Emma va a tener 10. ¡Espera! Cuando tenga 13, voy a ser un adolescente, ¡wow!"
Finalmente hace un par de días, se subieron al coche Sampi y Diego y éste le dice al primero: "Hermano, el Tío Manuel ya no vive aquí. Se fue con la Tía Elva a vivir a otra ciudad. Desde que nos dejó el Tío Manuel..." La verdad, no recuerdo qué más dijo. Todas mis neuronas se concentraron en esa última y lapidaria frase: "desde que nos dejó el Tío Manuel." Creo que me he enfocado tanto en lidiar con mi duelo personal que no había notado que mis hijos se sienten literalmente abandonados por su Tío. Claro que con la mayor tranquilidad y naturalidad (y un poco de risa para no llorar) le dije: "Diego, tu Tío Manuel no nos abandonó. Se fue a vivir a otra ciudad con su familia por su trabajo. Tu te quedaste aquí con tu familia y vamos intentar viajar para verlos cuando se pueda."
De allí las cosas derivaron en todos los posibles empleos que tendrán cuando sean grandes para ganar mucho dinero ye tener casas vecinas donde cada cuál pueda vivir con una madre y una esposa, pero de esa repartición les contaré después.

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