miércoles, agosto 22, 2012

Día 26

Hoy amanecí de buen humor pese a varios detalles:
1. Santiago en algún momento de la noche se trepó de una manera bien extraña encima mío y por obvias razones amanecí adolorida.
2. Soñé que tenía cáncer.
3. Mis hijos anduvieron en la pachorra y casi no llegamos. De hecho, llegamos cuando estaba tocando la música. No había conocido otra escuela que tocara música en lugar del timbre. Toda mi primaria la hice en la Anexa (que en aquel entonces era famosa por entrenar niños gimnastas chinos) y en lugar de la chicharra nos ponían música para que nos fuéramos a formar.
De regreso, lavé un poco de ropa y escribí un rato, pero una amistad que hice recién llegué al DF me dijo que si quería podía acompañarme a un lugar donde daban los útiles escolares más baratos. Por fin entendí el funcionamiento de los vales para útiles y uniformes, se supone que a fin de año te van diciendo dónde ir a recogerlos, o sea, nos tocan hasta el otro año. Total, dejé el carro estacionado en el Pabellón del Valle, según yo, porque de ahí en corto me iba por mis hijos. Pues resulta que me estaba estacionando en un cajón cuando de pronto una ñora viene y casi se mete al carro por la ventana. Me dijo: "Dame la mano". Y yo con el Jesús en la boca que no sabía ni qué hacer. Yo dije "esta es una bruja y me va a hacer ojo". Le di la mano y al momento le pregunté que por qué. Ella muy solemne señaló mi calcomanía del Peje. La ñora se retiró murmurando que el otro había hecho trampa. Me sentí muy sacada de onda.


Anduvimos por el metro Pino Suárez y solo compré las hojas de colores, dos Pritt y dos tijeras punta roma. Atinadamente, porque ahora que fui por Diego nos mandaron un recadito de que mañana iban a necesitar todo eso. También se supone que tenemos junta de madres de familia a las 8:15 así que: Anita, de regalo de bienvenida ¡te tenemos una junta en la escuela! ¡Yei!
Sigo batallando para entrar al garage con el Q pero al menos hoy no me la rayaron... tanto. Mis espejos siguen intactos, el portón también, el gato sigue con vida. Parece que me estoy adiestrando en el cafrismo chilango que, por el momento, es bastante más manejable que el de Monterrey. Si no fuera porque siempre hay muchísimo tráfico y nunca hay dónde estacionarse todo estaría genial.
Diego se tomó una siestota muy conveniente, aunque se despertó un poco chipil. Cuando despertó quiso comer y me preguntó amenzante: "¿Mi hermano ya comió?" Yo, que en realidad apenas estaba terminado de hacer una deliciosa pasta del festival de la espinaca le contesté: "Claro que no, te estábamos esperando". Y fue así como evitamos uno de los clásicos berrinches de mi adorado hijo.
Como soy una mamá full time y responsable, mientras les lavaba la camisa blanca del uniforme los dejó convivir con el inquilino y su hermano menor, pero cuando ya las cosas andaban en el clásico "bolita, bolita" y cuando vi que Susi estaba muy estresada me traje a mis vástagos a trabajar. Todavía tengo actividades para rato. Lo que sí es que les están enseñando en la escuela un montón de canciones que yo no me sabía y que los trae muy cantarines. Diego, sobretodo, es el que se pone a colorear repitiendo las canciones.
Y hablando de Diego, me contó que tiene un compañero que se llamaba David y me dijo: "Lo que te voy a decir es en serio, tengo un compañero que viene del monte". Y yo súper extrañada le pregunté que a qué se refería: "Pus, eso dijo la maestra, que venía del monte". Yo me carcajeé y luego le expliqué: "Tu maestra de seguro lo estaba regañando y le dijo que parecía que venía del monte, o sea, que no obedecía". Se quedó pensando y luego me dijo: "Sí, creo que sí, porque se porta muy mal". Creo que tengo que tengo que darle una clase de lenguaje peyorativo a mis hijos porque hace ya varios días el inquilino mientras jugaba con Leonora se le ocurrió empezar a decirle a la gatita Susana chiquita. Mis hijos no entendieron que lo que quería el susodicho era ofender a su nana. Lo que sí es que les dije que JAMÁS en su vida se le pasara por la mente decir algo así delante de Susana y que JAMÁS en la vida repitieran eso porque, nuevamente, la intención del inquilino era insultar. Me da cosita explicarles el significado de las palabras y luego decirles cómo es que no deben usarse.
Y antes de que piensen de que soy de izquierda de dientes para fuera y todas esas cosas, cuando digo "su nana" me refiero a la nana del inquilino, no a la de mis hijos que para algo soy  Mamá de tiempo completo.
Volví a ponerle a Santiago  el video de CANTANDO APRENDO A HABLAR, el de La Hormiguita. No sé cuál es el propósito de ese proyecto, pero yo supongo que gracias a las repeticiones se ejercita cierta pronunciación. Por desgracia, Santiago anda griposo, así que anda más gangoso que de costumbre. En fin, esperemos que pronto madure, al menos el día de hoy estuvo bastante hábil en su trabajo del libro de MADURACIÓN PARA LA MOTRIZ FINA EN PREESCOLAR, el que le dejó su maestra de apoyo para que trabajara en las vacaciones. 
Batallé mucho para convencer a Diego de irse a la cama. Parte es el ruido propio de que vive muchísima gente en el mismo edificio, parte es que tomó la mentada siesta. Lo malo es que no deja que Santiago concilie el sueño y mañana será igualmente batallar y batallar con sonámbulos pachorros.

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