¿Cuál es el comienzo de la vida? Es una de esas preguntas filosóficas que siguen dividiendo al mundo, principalmente en cuanto al tema del aborto. Prácticamente nadie puede darse cuenta del segundo mismo en que la concepción comienza su curso y un ser vivo comienza a existir encajándose en las paredes del útero de su madre. Para nosotras Diego y Santiago comenzaron a existir muchísimo antes, desde el momento en que empezamos a hablar de la idea de ser madres. Sin embargo, nosotras sí tenemos la certeza del día mismo en que una aguja del tamaño del mundo, así como para inyectar vacas fue introducida en nuestros cuerpos para jalar un total de 22 óvulos.
Esto sucedió el 15 de febrero de 2006. Si su gestación hubiera llegado a término habrían nacido el 7 de noviembre y habrían sido escorpión, pero su signo solar es libra porque como siempre hacen lo que se les da la gana y no lo que yo espero de ellos.
El 15 de febrero es además para mí un día muy especial porque fue el día en que decidí en un rush de cafeína perforarme la nariz y olvidarme del qué dirán. Es una decisión que tomé sola, que sólo me ha afectado a mí, que nada ha tenido que ver con nadie y que a la única que hace sentir una princesa maravillosa y completa es a mí misma. Es un símbolo de mi poder sobre mi misma y lo amo más que a mi pelo. Mi piercing es mi recuerdo de que sólo yo decido lo que me hace feliz.
Finalmente, un día como hoy hace ya muchos años, nació Pedro, que ahora es el esposo de la prima de Crix, pero que en la prepa era uno de nuestros amigos más serios y que siempre me pregunté si se juntaba con nosotras por cortesía, costumbre o si de verdad le caeríamos bien. La vida me ha enseñado a tener fe en que si alguien me habla es porque sí le caigo bien, así que pues creo que sí le caemos bien al primo político.
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