El día de hoy me pasaron este link. Me dice un querido amigo que me imagine a Silvia Pinal, diciendo: Amigas, lo que pasó en Piedras Negras fue castigo de dios porque en México se legalizó el aborto...
Estallé en carcajadas, porque la señora Pinal se caracteriza por comentarios estúpidos y moralizantes en su programa Mujer casos de la vida real.
Total, resulta, según esta columna que, luego del desastre en Piedras Negras, a un cura católico se le ocurre decir que dios castigó a México por haber legalizado el aborto, el artículo dice:Quienes viven en esa ciudad fronteriza todavía no terminaban de acostumbrarse a la destrucción que dejó el tornado del martes cuando los sorprendió la explicación de uno de los sacerdotes del lugar.
Lo más probable es que la historia no sea cierta, pero da una idea de la intensidad del debate sobre el aborto en este país.
Agradezco enormemente al columnista por haber dado el beneficio de la duda, pero si la mismísima arzobizpa primate de México, hace declaraciones puntillosas, mucho más cualquier fundamentalista católico de la recóndita ciudad de Piedras Negras. Yo la verdad, sí veo a mi abuela teniendo esta línea de pensamiento, sobre todo, porque Piedras está en Coahuila, Coahuila tiene el Pacto de Solidaridad y eso los convierte en la representación mexicana de Sodoma y Gomorra.
Desde hace tiempo las leyes permiten el aborto en circunstancias excepcionales, pero ahora se agrega el derecho de la mujer a decidir si quiere tener un hijo, y ésa es la raíz del árbol del problema.
El debate de México, como el de Nicaragua, el de Brasil, el de Italia, como los de otras partes del mundo, está confundido porque asume que pecado y delito son la misma cosa aunque todos sepamos que no es así.
Es un buen punto. Nuestra moralidad, esa pequeña mojigata escondida en nuestro subconciente, nos dicta la diferencia de lo bueno y lo malo, básicamente por nuestra cultura católica, que no religión.
El pecado es una cosa personal, asunto de uno con la divinidad, materia que en todo caso tiene que ver con la fe y no con las leyes humanas.
El delito es cosa pública, asunto de uno en una sociedad, y no depende de la fe sino del acuerdo político y del contrato social que una nación establece para vivir y dejar vivir en paz
Ahora, hagámosle entender a aquéllos que nunca en su vida se han visto en la necesidad de cuestionarse estas cosas, que las leyes, así como no tienen nada de lógica, tampoco tendrían que recoger la moralidad de ningún grupo religioso. Que en todo caso, si en lo personal causa mucho conflicto, pues no se hace y ya. Y efectivamente, la ley debería ser un órgano de regulación en donde respaldarnos para no quedar desamparados tan sólo por no pensar de tal o cual manera.
Como bien dice:
Lo legal no es obligatorio.
En fin, un artículo para reflexionar más, para ver otra postura: Hagan clic para leerlo completo AQUI.
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